“si los otros no importan”
IDEA VILARIÑO

Decidme, si los otros no importan ¿qué hago yo casado y con niños? ¡Seré idiota! Y además fiel, sin resquicios. Si los otros no importan ¿para qué madrugo todos los días? ¿Para qué vivo? Decidme por favor, decidme. ¿Qué sentido tiene todo si los otros no importan? ¿Para qué voy a cantar el vitral del otoño o el destello del verano o las caricias de los cuerpos, o voy a devanarme los dedos con los cerezos en flor? Si los otros no importan yo a lo mío, pero algo me dice que ni lo mío importaría nada. Tendría que dejar de escribir y abandonarme al capricho del instante. Y el silencio se haría insoportable de tanta soledad. Si los otros no importan, ¿se os ocurre alguna feliz idea para ser feliz? ¿La belleza? ¡Qué monotonía! ¿Los libros? Un dispendio de palabras. ¿La fama y el prestigio? Menuda algarabía de tristeza. ¿El dinero? Un laberinto en penumbra, lleno de pamemas, hipocondrías y malicias. ¿Qué hacer entonces? ¿Qué hacer cuando todo falla y no tengo amigos? ¿Con quién me tomo el aperitivo? Que alguien diga algo, os lo suplico. Porque si los otros no importan -o importan lo que importa el egocentrismo más sofisticado- cualquier cosa puede suceder. La vida se vuelve inestable y malcriada. Prescindible vamos. Podemos manipularla e incluso asesinarla por motivos democráticamente totalitarios. ¿Y qué me dicen de la política? Si los otros no importan la libertad es inaccesible, aherrojada en disparatadas milongas. O en estadísticas. Cuando los demás no importan ¿quién va a mantener las formas? Se escupe en la calle y no pasa nada. Y se vocifera, y se agrede, y se roba, y se humilla. La humanidad se desvanece en extraños ocultismos, y el amor es mero cálculo profiláctico. Si los otros no importan, decidme, ¿qué objeto tiene todo, para qué vivimos?