El 4 de agosto se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Mons. Angelelli, obispo de La Rioja, Argentina, muerto en un accidente automovilístico que, organización de “derechos humanos mediante” pasó a ser un “asesinato de la Dictadura Militar”. En virtud de ello se celebran “misas” en memoria de los "mártires latinoamericanos" en dicha fecha.
 
Recientemente publique en mi web la siguiente noticia:

Memoria de los Mártires Latinoamericanos Néuquen, 4 Ago. 10 (AICA) Mons. Marcelo Melani Con sendas misas los dos obispos de Neuquén celebran hoy la memoria de los Mártires Latinoamericanos. La fecha del 4 de agosto fue elegida por coincidir con el fallecimiento del obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli. “Ante un nuevo 4 de agosto -dice una nota del Equipo Diocesano de Pastoral Social-, junto a nuestros Obispos, no solamente celebramos a nuestros mártires, sino que ante tantas expresiones de muerte, falta de valores, violencias, injusticias sociales, marginación y falta de posibilidades de vida digna para tantos, invitamos a profundizar nuestro compromiso para que cada creyente y cada ser humano de buena voluntad, nos convirtamos en luchadores por la vida, servidores de la verdad, constructores de justicia, sembradores de inclusión social, porque así seremos artesanos de verdadera paz”. El obispo diocesano, monseñor Marcelo Melani presidirá la Eucaristía en memoria de los mártires, a las 19.30 en la parroquia Nuestra Señora de Luján, de la localidad de Centenario. Por su parte el obispo coadjutor, monseñor Virginio Bressanelli SCJ, presidirá la celebración eucarística en memoria de los mártires latinoamericanos a las 19 en la catedral María Auxiliadora.+
 
Fuente: Aica
 
Al reproducir la noticia en este blog quisiera dar un alerta a los católicos europeos sobre la mitología de los “mártires latinoamericanos”, empezando por la mitología propia de la expresión “Latinoamérica”, que no es nada más que un término ideológico.
 
Para que vean la cruda realidad cotidiana:
 
Si un manifestante muere en una refriega con la policía (algo que ocurre con muy poca frecuencia) durante la ocupación de tierras, es ipso facto “mártir latinoamericano”. El martirio es una consagración ideológica y mediática de alguien que cae en algún tumulto relacionado con “reivindicaciones sociales”.
 
Si matan a un chacarero para robarle, es, en el mejor de los casos, una víctima del delito. O tal vez sea victimario, cómplice de las estructuras de explotación y de pecado social que convierte a todo propietario en enemigo del Evangelio, en especial si su propiedad es rural, aunque sea modesta, la trabaje con esfuerzo y viva en la austeridad.
 
Esta doctrina la predican muchos sacerdotes y la avalan muchos obispos.
 
Robarle sus bienes a un propietario, ha pasado a ser, para los cultores de la ideología “latinoamericanista” –sazonada con una generosa porción de citas evangélicas rehogadas en Carlitos Marx y Antonio Gramsci- un acto de reivindicación.

 Mons. Angelelli, por quien se ha "instituido" esta ceremonia paralitúrgica, según el testimonio de una revista partidaria de los años 70, celebrando misa con el escudo de los guerrilleros Montoneros a sus espaldas

Pero ocurre que el Evangelio no nos alienta a “reivindicar” (reclamar una cosa con ánimo vindicativo) sino a dar con generosidad y a alentar a otros a dar con generosidad por amor a Dios, que es lo que han hecho los santos. Y lo más valioso que se puede dar es la vida.
 
El Evangelio no nos alienta a poner en riesgo la vida ajena, sino a dar la propia por amor o como testimonio de la Fe. Mártir es quien da la vida por amor a la Fe, y es martirizado por quienes odian la Fe. La Fe Católica, naturalmente.
 
El uso de la palabra “mártir” para significar la muerte testimonial por cualquier causa debe ser erradicado del lenguaje católico, porque no es propio de nuestra Fe y naturalmente mueve a una desgraciada e intencional confusión.
 
Por eso, los primeros en evitar estas confusiones deberían ser los prelados.
 
Por cualquiera puede celebrarse una misa, y pedir a Dios que aplique sus infinitos méritos a la salvación de su alma, pero no por ello vamos a conceder que quienes han muerto guiados por ideologías, y realizando actos que no son la confesión de la Fe sean mártires, por buenas intenciones que tengan o por justa que consideren su causa. Menos aún si lo hicieron movidos por un ánimo reivindicativo... Nada más ajeno al espíritu martirial.
 
Pues bien, este abc de la doctrina no solo es ignorado por muchos obispos argentinos, sino que en su totalidad (y son casi 100) nadie a sentido su deber aclarar tan terrible confusión. Y esto así desde hace 10 años.
 
Por eso lo hemos dicho y lo repetimos: la Argentina es zona de desastre episcopal.