El diccionario de la lengua española es una de las pocas obras comunes de referencia a nivel Hispanoamérica; un tesoro cultural apreciado lo mismo en Argentina que en República Dominicana, España o Guatemala, Filipinas o México, etc.

Ha servido como norma, escudo y lima de la lengua, prestando un servicio gracias al cual hoy el castellano es una lengua viva, pujante y con futuro. No sin razón, durante mucho tiempo, el lema de la Academia de la Lengua ha sido “fija, limpia y da esplendor”.

Pero la vocación de faro lingüístico para más de 450 millones de hispanohablantes parece haber llegado a su ocaso. En 2013, según lo anunció el secretario de la Real Academia de la Lengua Española, Darío Villanueva, la voz “matrimonio homosexual” será incorporada en la XXIII edición del diccionario como acepción (dícese de cada uno de los significados de una palabra según los contextos en que aparece) a la voz “matrimonio”. Así, el significado actual (“unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales, sic) cederá al vaivén de lo políticamente correcto.

Villanueva afirmó en sus declaraciones que "La Academia no legisla, no crea realidades. Simplemente introduce en el Diccionario acepciones y términos que están en el lenguaje. No emite en relación a ellos ningún juicio de valor, actúa con la más absoluta de las objetividades". Y eso es lo preocupante, que en un ímpetu de apertura las palabras comiencen a perder su sentido verdadero. O en una imagen, la prostitución del sentido.

Ciertamente no todo es a futuro. En el portal de la Real Academia de la Lengua Española (véase el enlace ) se informa que en la edición número XXII del diccionario, el más reciente, hubo 408 adiciones de artículos, uno de ellos para la voz “homófobo”. Significativo.

Y más abajo hacen saber que “con frecuencia se solicita, y a veces de manera apremiante, que sean borrados del Diccionario términos o acepciones que resultan hirientes para la sensibilidad social de nuestro tiempo. La Academia ha procurado eliminar, en efecto, referencias inoportunas a raza y sexo, pero sin ocultar arbitrariamente los usos reales de la lengua”. Lo anterior será tomado en cuenta también para la XXIII edición que aparecerá en 2013.

Centrándonos en la palabra sexo, se está informando que la ideología del género, la que borra los patrones basados en la naturaleza de ser hombre o ser mujer para ceder a la amplitud de opciones y gusto, está por entrar también en el diccionario. Lo más probable es que se comience a cribar lo que molesta a los colectivos gays.

La Real Academia de la Lengua es la academia madre de todas las demás academias de la lengua española esparcidas por América, Europa y Asía. Junto a ellas, forma parte de la .

Para que una palabra cobre un sentido o matiz vinculante para las otras, debe haber un acuerdo común. En caso de que no lo haya, la palabra queda como acepción sólo para la zona geográfica a la que pertenece la academia en que presentó la moción.