El pasado 14 de octubre las calles de Ecuador se llenaron con más de un millón de manifestantes que con vestimenta blanca defendieron la vida y la familia bajo el lema “Con mis hijos no te metas”.

La movilización, que se oponía a las medidas legislativas que pretenden imponer la ideología de género, fue promovida por organizaciones profamilia y provida y apoyada tanto por la Iglesia Católica como por distintas confesiones cristianas.

Entre las ciudades que se sumaron de manera masiva a la manifestación se encuentran Quito, Guayaquil, Cuenca, Esmeraldas, Machala y Loja.


La marcha se realizó en medio de la polémica por proyectos de ley presentados ante la Asamblea Nacional de Ecuador, que buscan incorporar a la normativa del país conceptos propios de la ideología de género y distribuir sustancias abortivas.
 
Al concluir la marcha en cada ciudad, los participantes, entre ellos padres de familia, leyeron un manifiesto exigiendo que “se elimine todo Acuerdo Ministerial o acción administrativa en el ámbito de educación y salud que obligue, imponga y difunda presupuestos de ideología de género, diversidad sexual y atracción al mismo sexo a niños y adolescentes”.


Además, demandaron a las autoridades que “no se obligue a los profesionales la entrega de químicos y abortivos a nuestros hijos”. Los manifestantes pidieron también “que se retire de los proyectos de ley en la Asamblea Nacional todo articulado que obligue la imposición de salud sexual reproductiva, vientres de alquiler, cambios de sexo, manipulación de embriones y promoción de género a niños y adolescentes”.

En declaraciones a EFE, el misionero José Vaquero afirmaba que la familia “es una: hombre, mujer e hijos” y lo que ahora se pretende convertir en familia es un “remedo”. “No podemos permitir que confundan a nuestros hijos”.

Además, agregaba que “no podemos confundir a una criatura diciéndole que puede elegir su sexo, no se puede mentir a la biología”.