Miércoles, 24 de abril de 2024

Religión en Libertad

Zapatero, educador fascista


Ningún poder coercitivo del Estado, ningún ideal puramente terreno, por grande y noble que en sí sea, podrá sustituir por mucho tiempo a los estímulos tan profundos y decisivos que provienen de la fe en Dios y en Jesucristo.

por Pedro Trevijano

Opinión

Cuando se habla de la Educación para la Ciudadanía y de lo que significa el relativismo para la instrucción y educación de nuestros niños, jóvenes y adolescentes, me he encontrado con un documento del que no he logrado superar la tentación de copiarlo tal cual:
 
«Sobre la fe en Dios, genuina y pura, se funda la moralidad del género humano. Todos los intentos de separar la doctrina del orden moral de la base granítica de la fe, para reconstruirla sobre la arena movediza de normas humanas, conducen, pronto o tarde, a los individuos y a las naciones a la decadencia moral. “El necio que dice en su corazón: No hay Dios, se encamina a la corrupción moral” (Sal 14,1). Y estos necios, que presumen separar la moral de la religión, constituyen hoy legión. No se percatan, o no quieren percatarse, de que, el desterrar de las escuelas y de la educación la enseñanza confesional, o sea, la noción clara y precisa del cristianismo, impidiéndola contribuir a la formación de la sociedad y de la vida pública, es caminar al empobrecimiento y decadencia moral. Ningún poder coercitivo del Estado, ningún ideal puramente terreno, por grande y noble que en sí sea, podrá sustituir por mucho tiempo a los estímulos tan profundos y decisivos que provienen de la fe en Dios y en Jesucristo. Si al que es llamado a las empresas más arduas, al sacrificio de su pequeño yo en bien de la comunidad, se le quita el apoyo moral que le viene de lo eterno y de lo divino, de la fe ennoblecedora y consoladora en Aquél que premia todo bien y castiga todo mal, el resultado final para innumerables hombres no será ya la adhesión al deber, sino más bien la deserción. La observancia concienzuda de los diez mandamientos de la ley de Dios y de los preceptos de la Iglesia -estos últimos, en definitiva, no son sino disposiciones derivadas de las normas del Evangelio-, es para todo individuo una incomparable escuela de disciplina orgánica, de vigorización moral y de formación del carácter. Es una escuela que exige mucho, pero no más de lo que podemos. Dios misericordioso, cuando ordena como legislador: "Tú debes", da con su gracia la posibilidad de ejecutar su mandato. El dejar, por consiguiente, inutilizadas energías morales de tan poderosa eficacia, o el obstruirles a sabiendas el camino en el campo de la instrucción popular, es obra de irresponsables, que tiende a producir una depauperación religiosa en el pueblo. Solidarizar la doctrina moral con opiniones humanas, subjetivas y mudables en el tiempo, en lugar de cimentarla en la santa voluntad de Dios eterno y en sus mandamientos, equivale a abrir de par en par las puertas a las fuerzas disolventes. Por lo tanto, fomentar el abandono de las normas eternas de una doctrina moral objetiva, para la formación de las conciencias y para el ennoblecimiento de la vida en todos sus planos y ordenamientos, es un atentado criminal contra el porvenir del pueblo, cuyos tristes frutos serán muy amargos para las generaciones futuras» (nº 27).
 
«Los padres, conscientes y conocedores de su misión educadora, tienen, antes que nadie, derecho esencial a la educación de los hijos, que Dios les ha dado, según el espíritu de la verdadera fe y en consecuencia con sus principios y sus prescripciones. Las leyes y demás disposiciones semejantes que no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestión escolar, o la hagan ineficaz con amenazas o con la violencia, están en contradicción con el derecho natural y son íntima y esencialmente inmorales» (nº 30).
 
Creo que este documento nos presenta unos interrogantes: ¿Es actual o está pasado de moda?, ¿creen ustedes que nuestros gobernantes están reflejados en este texto?, ¿nos presenta ideas claras sobre los problemas actuales y nos da indica por donde debe ir la solución? Y, por supuesto, ¿quién lo ha escrito y en qué circunstancias?
 
A las primeras preguntas les dejo contestar a ustedes. A la última, la respuesta es sencilla: se trata de párrafos de la Encíclica «Mit Brennender Sorge» «Con profunda preocupación» del Papa Pío XI del 14 de Marzo de 1937 contra el nacionalsocialismo alemán. Esta Encíclica me recuerda el refrán «nada nuevo bajo el sol», porque es indiscutible que lo que defendían los nazis hoy es pensamiento muy común. Sería bueno que aquéllos que tienen rápidamente la palabra fascista para todo aquél que no coincide con su modo de pensar, se den cuenta que, al menos en las cuestiones educativas, ellos sí que coinciden en su modo de pensar con los fascistas en su peor especie: los nazis alemanes.
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