Obispos uruguayos se reúnen online con congresistas y dan estos argumentos contra la eutanasia
En Uruguay, como en otros países, hay políticos y activistas que quieren legalizar y facilitar la eutanasia, aunque es una práctica contraria a la buena ética médica, al juramento hipocrático y a la Asociación Médica Mundial (que en 2019 reiteraba que "la AMM se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica"). Es algo que choca además con la extensión de los buenos cuidados paliativos.
En Uruguay, un diputado de izquierdas, Ope Pasquet, ha presentado un proyecto de ley de eutanasia, pero los supuestos que presenta le parecen pocos al lobby pro-eutanasia llamado "Grupo de Apoyo para una Muerte Asistida Digna", que quiere ampliarlo a legalizar la eutanasia de niños y menores de edad. También quieren que se pueda pedir la eutanasia sin tener plena capacidad de consentimiento.
Otros activistas pro-eutanasia se encuentran en algunos entornos sindicales, como es el caso de Federico Preve, del Sindicato Médico de Uruguay, que también es senador. Dice que la mayoría de los médicos apoyan la eutanasia citando encuestas de validez dudosa (lea aquí sobre encuestas y eutanasia).
El proyecto uruguayo de eutanasia requiere padecer una enfermedad terminal y un "sufrimiento irreversible e insoportable" (criterio subjetivo), el apoyo de 2 médicos, informar sobre terapias y cuidados posibles (¿basta dar un sobre cerrado?) y que los objetores se inscriban en una lista (¿no es más fácil hacer una lista de eutanasiadores, sanitarios dispuestos a violar la buena ética médica?)
La argumentación contra la eutanasia
Desde la sociedad civil, argumentan contra la eutanasia médicos, expertos paliativistas y juristas respetados en la plataforma Prudencia Uruguay, con gran cantidad de entrevistas en profundidad y análisis en sus activos canales de YouTube y Twitter.
También la Conferencia Episcopal de Uruguay se ha pronunciado contra la propuesta de legalizar la eutanasia. Los obispos puntualizan que esta ley "no busca que el médico que realiza una eutanasia no vaya preso, porque ello ya está previsto en la causa de impunidad del homicidio piadoso”.
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El 12 de mayo, algunos obispos y expertos invitados por ellos se reunieron en una sesión online con la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes para escuchar su posición respecto al proyecto de ley sobre “Eutanasia y suicidio médicamente asistido”. (Eso ya es más de lo sucedido en España, donde ni obispos ni diputados llegaron a reunirse nunca a hablar del tema).
Los obispos uruguayos presentaron un documento detallado con toda su argumentación jurídica y bioética que se puede leer aquí.
Cuidados paliativos, prevenir el deseo suicida
Como en tantos países, los obispos y los defensores de la ética hipocrática defendieron los cuidados paliativos de calidad, el acompañamiento cercano y atento al enfermo, la prevención, detección y tratamiento de la depresión (que lleva a pensar en el suicidio) y el tratamiento adecuado del dolor y la soledad, y de evitar el encarnizamiento terapéutico.
Pidieron cuidados paliativos "no sólo en la fase terminal, sino como perspectiva integral de atención en relación con cualquier patología crónica y/o degenerativa" y dijeron que estos cuidados son "un derecho de toda persona y al mismo tiempo constituyen la expresión más auténtica de la acción humana y cristiana basada en la ética del cuidado".
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Luego señalaron que Uruguay tiene las peores tasas de suicidio del continente americano (es también el país menos religioso del continente) por lo que consideran incoherente "naturalizar y justificar tal lacra reconociendo, a través de la ley, un nuevo 'derecho de renuncia a todos los derechos' y permitiendo el suicidio médicamente asistido con una sola causa, la del sufrimiento físico o moral insoportable".
¿Los enfermos se pueden matar y los sanos no?
También denuncian que con la ley de eutanasia se crea "jurídicamente una categoría de personas a las que se puede matar o ayudar a suicidarse porque están más limitadas en su autonomía, enfermas o sufren", mientras que "a las que están sanas y son autónomas no se les puede matar ni ayudar a suicidarse", porque "su vida tiene un valor social".
Morir con dignidad, recuerdan los obispos, implica "no ser asesinado, sino sostenido, acompañado, ayudado, aliviado, hasta el final".
Si el grado de desarrollo de un país se mide por la forma en que trata a las personas más vulnerables, sería "muy triste que, en el momento de mayor fragilidad, cuando el enfermo está más necesitado de compasión, ayuda y acompañamiento, la sociedad uruguaya ofrezca la muerte como respuesta", añaden.
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Participaron en el encuentro online con congresistas el obispo Arturo Fajardo, presidente de la Conferencia Episcopal; Pablo Jourdan, teólogo moral y experto en eutanasia y enfermedades terminales; el abogado Diego Velazco y la doctora Ana Guedes, oncóloga, licenciada en Cuidados Paliativos y Bioética y gran experta en el tema.
Lea aquí la argumentación completa de los obispos y sus expertos invitados o visite los vídeos de Prudencia Uruguay aquí para una argumentación no religiosa.