Viernes, 01 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Gänswein publicará un libro para contar «la verdad sobre flagrantes calumnias y oscuras maniobras»

Papa y secretario
Además del libro, el secretario de Benedicto XVI revelará en otra entrevista, el 5 de enero, tras el funeral del Papa, cómo fue el día de la renuncia: "Me lo dijo en Castel Gandolfo, era septiembre de 2012 (...). Mi reacción inmediata fue: Santo Padre, eso es imposible, eso no es posible (...). Santo Padre, ¡no! Se debe y es posible pensar en reducir sus compromisos, eso sí. Pero renunciar es imposible".

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El arzobispo y ex secretario personal del difunto Benedicto XVI, George Gänswein, publicará este mes de enero un libro titulado Nada más que la verdad. Mi vida junto a Benedicto XVI. "Contar la verdad sobre las flagrantes calumnias y las oscuras maniobras que intentaron en vano ensombrecer el magisterio y la actuación" de Benedicto XVI, promete la editora del libro, la italiana Piemme.

En una nota de prensa añade que "tras el fallecimiento del Papa emérito, ha llegado el momento de que el actual prefecto de la Casa Pontificia diga la verdad sobre las flagrantes calumnias y las oscuras maniobras que han intentado en vano arrojar sombras sobre el magisterio y la actuación del Pontífice alemán'". La obra, que ha sido escrita junto al periodista Saverio Gaeta, se espera que toque temas delicados del pontificado de Benedicto XVI como el caso Vatileaks o el Orlandi.

"Eso es imposible"

Además de este libro, que promete dar que hablar, el arzobispo Georg Gänswein revelará en una entrevista grabada, en la RAI3, este jueves 5 de enero por la noche, tras el funeral de Benedicto XVI, cómo fue el momento en el que el alemán le comunica que ha decidido renunciar. Como recoge El Debate, el secretario privado, cuando recibió la noticia del Papa emérito, exclamó: "Es imposible, renunciar es imposible".  
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 ce entre los dos papas7 años de amistad con Ratzinger
George Gänswein y el cardenal Ratzinger se conocieron el 10 de enero de 1995. El ex secretario tenía tan solo 38 años y Ratzinger era ya prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. "Le expliqué de dónde venía, lo que había hecho, y cuando se enteró de que había estado siete años en la Universidad de Múnich, se rompió el hielo. Mi primera impresión es inolvidable: una personalidad fuerte, pero muy natural. Suave pero muy, muy decidido", comenta sobre ese primer encuentro. En 1996 era llamado para trabajar en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
 
Sobre el día de la renuncia, Gänswein comenta: "Me lo dijo en Castel Gandolfo, era septiembre de 2012 (...). Mi reacción inmediata fue: Santo Padre, eso es imposible, eso no es posible (...). Santo Padre, ¡no! Se debe y es posible pensar en reducir sus compromisos, eso sí. Pero renunciar es imposible. El Papa Benedicto dejó que yo hablara. Y luego me dijo: como usted se puede imaginar, he pensado mucho en esta decisión, he reflexionado, he rezado, he luchado... Ahora le comunico que es una decisión tomada, no es una tesis sobre la que podemos discutir. No es una 'questio disputanda' Está decidido. Se lo digo a usted, ahora, y usted no debe decirlo a nadie", comenta.
 
"El Papa estaba muy pensativo. Yo creía que estaba concentrado en la escritura del tercer libro sobre Jesús, que estaba terminando. Cuando a finales de septiembre me reveló su decisión, comprendí que me equivocaba: no le preocupaba el libro, sino la lucha interior de esta decisión, un desafío", relata.
 
El ex secretario reconoce en esa entrevista que no pudo dormir la noche anterior a la renuncia y que fue él el encargado de apagar las luces del apartamento cuando Benedicto XVI voló a Castel Gandolfo. "Fue para mí algo muy conmovedor, pero también muy triste. Cerré la puerta. Y nos fuimos", comenta.
Aquí puedes ver el momento exacto en el que, en el mes de junio de 2022, el ex secretario de Benedicto XVI se emociona al recordar al Papa alemán.
 
"Es verdad, me conmoví al ver al cardenal Comastri, le vi llorar, y algo se rompió en mi interior. Sí, lloré. Traté de contenerme, pero la presión era demasiado grande. Era como una especie de tsunami que me caía por encima, por debajo, y por los lados. Ya no me daba cuenta de dónde me encontraba (...). El Papa Benedicto estaba en un estado de tranquilidad increíble, ya desde los días anteriores", afirma.
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