Benedicto XVI: el «matrimonio homosexual» es una revolución cultural contra toda la tradición humana
En Italia se ha editado una recopilación de textos de Benedicto XVI sobre La verdadera Europa. Identidad y misión, un volumen prologado por Francisco.
El diario italiano Il Foglio publicó el jueves la introducción que ha preparado el propio Papa emérito para el libro. En ella, Joseph Ratzinger afirma que la legalización en dieciséis estados europeos del "matrimonio homosexual" responde a "una deformación de la conciencia que evidentemente ha calado de forma profunda en sectores del pueblo católico".
El concepto mismo de "matrimonio homosexual", continúa, "está en contradicción con todas las culturas de la humanidad que se han sucedido hasta hoy, y por tanto significa una revolución cultural que se contrapone a toda la tradición de la humanidad hasta hoy".
En efecto, pese a las grandes diferencias que la configuración familiar ha conocido, se ha mantenido siempre lo "fundamental", a saber, que "la comunidad de hombre y mujer y la apertura a la transmisión de la vida determinan la esencia de lo que se denomina matrimonio". Era, hasta ahora, "una certeza originaria obvia para la humanidad".
El mal de la píldora anticonceptiva: no solo moral, también metafísico
¿Cómo se ha podido producir una ruptura de esta naturaleza, llegando a quebrar esta convicción? Benedicto XVI se remonta a la difusión de la píldora anticonceptiva, "que hizo posible la separación entre fecundidad y sexualidad". Con ello, "todas las formas de sexualidad quedan equiparadas".
"Este nuevo mensaje contenido en la invención de la píldora", dice el Papa emérito, "ha transformado profundamente la conciencia de los hombres, al principio lentamente, luego cada vez con mayor claridad".
Pero hay una segunda consecuencia, y es que la fecundidad empieza a ser vista como algo separado de la sexualidad: "Parecerá justo entonces no seguir confiando la procreación del hombre a la ocasional pasión del cuerpo, sino planificar y producir el hombre racionalmente". Un proceso en el que estamos inmersos, y que implica que el hombre "deja de ser engendrado para ser fabricado" y deja de ser "un don recibido" para ser "un producto planificado".
El fin de la grandeza del hombre
En última instancia, dice Benedicto en la última parte de su escrito, esto afecta también a la relación del hombre con Dios: "Surge esta alternativa: o bien el hombre es criatura de Dios, imagen de Dios, don de Dios, o bien el hombre es un producto que el hombre mismo sabe crear". Pero si se renuncia a la idea de creación, "se renuncia a la grandeza del hombre, se renuncia a su indisponibilidad y a su dignidad, que está por encima de toda planificación".
"El hombre posee una 'naturaleza' que le ha sido dada, y violentarla o negarla conduce a la autodestrucción", concluye: "De esto se trata también en el caso de la creación del hombre como hombre y mujer, que ignora el postulado del 'matrimonio homosexual'".