Martes, 16 de abril de 2024

Religión en Libertad

Querían comulgar, pero no estaban casados ante Dios

Un cura comparte el testimonio de sus padres, que durante 25 años vivieron como hermano y hermana

El padre Peter Stravinskas recién ordenado en 1972, con sus satisfechos padres, que vivieron 25 años como hermano y hermana para poder comulgar
El padre Peter Stravinskas recién ordenado en 1972, con sus satisfechos padres, que vivieron 25 años como hermano y hermana para poder comulgar

P.J.G. / ReL

El sacerdote norteamericano Peter Stravinskas, un autor y predicador popular en su país, ha explicado a LifeSiteNews la historia de sus padres, que durante 25 años se abstuvieron de relaciones sexuales porque querían comulgar y su matrimonio era sólo civil.

Peter Stravinskas es el fundador de la Sociedad Sacerdotal del Venerable John Henry Newman (johnhenrycardinalnewman.org), impulsor de Newman House Press y The Catholic Response y un escritor y apologeta muy difundido.

Un padre católico; su esposa lo abandonó
Su padre, también llamado Peter Stravinskas, era un trabajador manual y autodidacta, pero que leía a Chesterton y al cardenal Newman y se tomaba muy en serio su fe católica.

Conocía perfectamente la enseñanza de Cristo en el Evangelio de Lucas: "Cualquiera que se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio". En realidad, en los años 40 él había estado casado por la Iglesia con una mujer que lo abandonó y se alejó de su vida.

Después conoció a Anne, una chica de familia católica pero alejada de la fe. Se casaron por lo civil y tuvieron un hijo, el pequeño Peter, que nació en 1950.

Como tantas familias en EEUU, decidieron que el niño acudiría a una escuela católica.


Los Stravinskas, el día del bautizo del niño en 1951

"Quien no va a misa va al infierno"
El padre Stravinskas explica lo que sucedió cuando se acercaba el momento de su primera comunión. Se acercó a su madre un día tras las clases y le dijo:

- Mamá, te quiero mucho.
- Yo también te quiero -dijo ella.
- Mamá, cuando muera quiero ir al cielo.
- Por supuesto, todos iremos...
- Pues tengo un problema. Si muero y voy al cielo y tú y papá no estáis allí, ¿será el cielo?
- Vaya, ¿y por qué no íbamos a estar?
- Porque la hermana Gertrude dijo hoy en clase que la gente que no va a misa el domingo irá al infierno cuando se muera.
- Anda y tómate tu leche con galletas...

Sus padres debatieron después la situación a solas, pero el joven Peter, desde otra habitación, lo oía todo.

- Esa monja loca de la escuela nos está liando. Le dijo a Peter hoy que vamos a ir al infierno porque no vamos a misa -dijo Anne.
- ¿Y qué esperabas que dijera? -dijo el padre de familia.
- Cuando mañana vaya a ayudar con el trabajo voluntario, voy a decirle que se meta en sus asuntos y deje en paz nuestra casa -dijo ella.
- Ya, puedes hacerlo pero no sé si saldrá algo bueno de eso. Mmm... Pienso que hay una solución más simple: vayamos a misa para convencer a la hermana que no iremos al infierno.

Y al domingo siguiente los Stravinskas al completo fueron a misa en familia por primera vez.


Los Stravinskas, el día de la primera comunión de Peter en 1958

Deseo de comulgar
En esas misas Anne desarrolló el deseo de comulgar. Quería una mayor cercanía con Cristo, pero sabía que sus relaciones maritales con un hombre que a ojos de la iglesia no era su esposo les impedía comulgar a ambos. Una vez dijo, ante su hijo: "No sé para qué voy a misa si no puedo comulgar".

Comentaron el caso con el párroco, que les dijo -eran los años 50- que un juicio sobre nulidad matrimonial era muy complicado y podía tardar muchos años en llegar, o no llegar nunca. Propuso otra posibilidad: vivir como hermano y hermana, con techo y mesa común, pero sin relaciones sexuales, evitando los actos adúlteros.

Y eso es lo que hicieron el resto de su vida. El padre de familia se lo contó al joven Peter cuando era estudiante de instituto una vez que hablaban sobre el matrimonio cristiano.

“Mi padre me dijo: bien, sí, a veces hay situaciones irregulares, pero para ser fieles a Cristo tu madre y yo hemos vivido como hermano y hermana ya durante 10 años".

Y vivieron así otros quince años más. Peter murió en 1983, a los 71 años. Anne murió en 2005, con 87 años.

La enseñanza de Cristo: el matrimonio indisoluble
El padre Stravinskas defiende la indisolubilidad de los matrimonios cristianos porque eso es lo que decretó Jesucristo. "Quien no acepta esto no tiene un problema con la Iglesia, sino con Dios", señala. "Es una enseñanza que viene de Dios mismo y la Iglesia no tiene poder para cambiarlo".

Recuerda además que quien se acerca a comulgar en estado de pecado grave comete sacrilegio: "San Pablo es muy claro en eso en la epístola a los Corintios. Dice que quien va a comulgar debe examinarse a sí mismo y si no está en buena disposición no debe recibir el Cuerpo y Sangre del Señor. Si lo hace -este es el castigo- come y bebe su propia condenación. Es el más grave de los pecados".

Acompañar implica animar a la santidad
Explica que todo acompañamiento "al estilo de Emaús" incluye recordar que Jesús regañó a los caminantes de Emaús por ser "necios" y haber cerrado sus mentes a la Palabra de Dios, y luego les explicó esta Palabra. Este acompañamiento ha de animar a vivir la santidad y evitar el pecado.

“Cuando tenemos cardenales como Kasper y Marx diciendo que abstenerse de relaciones sexuales no es realista y es un heroísmo que los laicos no pueden vivir, yo digo que eso es ridículo y se opone a la llamada de Dios que pide a todos evitar el pecado. Y la gente vive eso. Esa postura deshonra a mis padres y a miles de parejas que como ellos pusieron su confianza en la gracia de Dios para seguir adelante".

Los sacerdotes, añade, deben dar ejemplo también de vida célibe y alegre al servicio de Dios. "Como dijo San Pablo: todo lo puedo en Cristo que me fortalece", concluye.

En el vídeo, el escritor José María Zavala habla de su conversión y de como esperó durante años un largo proceso de nulidad matrimonial, testimonio que explica con detalle en su interesante libro Un juego de amor
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