Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

San Gerardo de Corbie, abogado contra las migrañas.

De monje peregrino a abad fundador y padre de abadías y monasterios.

Ramón Rabre

San Gerardo de Corbie. Parroquia de Sauve-Majeur.
San Gerardo de Corbie. Parroquia de Sauve-Majeur.
San Gerardo de Grande-Sauve, abad. 5 de abril y 27 de abril (traslación de las reliquias).

Este abad fundador nació en 1025, en Corbie. Desde niño sufría grandes crisis de migrañas que le privaban incluso de la visión temporalmente. Aún así, era buen estudiante y un niño piadoso y humilde. Muy joven profesó como monje en el monasterio benedictino de su ciudad natal, desde donde salió en 1072 en una peregrinación junto San Adelhard, su abad, hacia San Miguel de Monte Gargano (8 de mayo), donde esperaba que el santo arcángel le sanara de la migraña, pero no fue así.

Llegados a Roma después de visitar Monte Cassino, el abad le presentó al papa León IX, que prendado de su inteligencia y virtudes, lo ordenó sacerdote, quedando sanado de su dolencia en el acto. En 1073 Adelhard quiso que regresara con él a Corbie, pero Gerardo prefirió visitar Tierra Santa, donde estuvo un tiempo dedicado a la oración, la penitencia, la predicación y venerando las sagradas reliquias y los santos lugares.

De regreso a Corbie, se hospedó en el monasterio de San Vicente de Laon, que vivía un caos en el orden y la observancia religiosa, sin abad y sin acuerdo entre los monjes para elegir uno. Los monjes más piadosos le eligieron abad y comenzó una obra de reforma monástica que no pudo llevar a cabo. A los cinco años, hastiado, se fue al monasterio de San Medardo de Noyon con algunos monjes que no querían aquella vida mediocre. Aquí también fue elegido abad, pero fue víctima de las intrigas de un monje deseoso de ser nombrado abad, y de nuevo partió al destierro con algunos monjes que le eran fieles.

Partieron a visitar algunos santuarios franceses, y en el camino se les unió un santo eremita, que había estado solo durante años, así como cinco caballeros que volvían de Tierra Santa, con deseos de abrazar la vida monástica. Visitaron París, Tours, Orléans, Poitiers, etc., venerando las reliquias y los santos que hallaban a su paso. En Poitiers hallaron al duque Guillermo VIII de Aquitania, que maravillado con aquel grupo tan peculiar y piadoso, les ofreció un terreno llamado Sauve-Majeur (Gran Selva) cerca de Burdeos, para que hicieran monasterio. El 28 de octubre de 1079 tomaban posesión del monasterio, al que llamaron Santa María de Sauve-Majeur, con la Regla de San Benito como norma de vida. El monasterio era un dechado de ejemplaridad en el culto, la disciplina, el silencio y la pobreza, convirtiéndose en casa madre de muchos monasterios. En 1094 había diez monasterios, con sus respectivas casas “hijas” afiliados a este, convirtiéndose en una Congregación dentro de la Orden Benedictina.

Gerardo murió el 5 de abril de 1095. Luego de reunir a los monjes, les exhortó a ser fieles a la Regla, les despidió diciéndoles que hicieran sitio a los ángeles que veía venir a buscar su alma. Fue canonizado por Celestino III, el 27 de abril de 1197, siendo uno de los primeros santos canonizados con un proceso formal, tal como conocemos hoy.

Lamentablemente, con el tiempo la vida monástica se relajó, la abadía se enriqueció y la disciplina monástica languideció bastante. Cada vez más fue adquiriendo terrenos y donaciones, e incrementándose su poder, incluso en Inglaterra. En 1231 se consagró una nueva y bellísima iglesia. Fue saqueada varias veces y sufrió más de un asalto de campesinos, hastiados del mal gobierno de los monjes. En el siglo XVI su influencia fue cada vez a menos, a pesar del apoyo real. En el XVII, incendios y un terremoto la destruyó parcialmente en 1667 y las reliquias de San Gerardo fueron trasladadas a la parroquia el 27 de abril del mismo año. La Revolución Francesa, le dio el golpe de gracia, expulsando a los monjes, desvalijándola, demoliendo las partes con peligro de derrumbe. En 1809 se desplomó la iglesia y durante años, las piedras fueron usadas para construir otros edificios en el pueblo. En 1837, el obispado compra las ruinas y se construye un colegio. En 1840 las ruinas fueron clasificadas como Monumento Histórico.

Fuentes:
-"Histoire de saint Gérard: fondateur et abbé de La Grande-Sauve". JEAN PIERRE ALBERT CIROT. Broché, 2013.
-http://preguntasantoral.blogspot.com.es/

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