Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

Por más que digan Dios habita la conciencia

por Guillermo Urbizu


Por más que digan y escupan al cielo, el trato con Dios nos es necesario. A todos. Por más alejados que parezcan, por más que blasfemen o insulten o divaguen, Dios está en sus conciencias. Aunque sea en un oscuro rincón, almacenado junto a otros viejos trastos. Por más que legislen contra lo divino y lo humano, por más que graven su vida de prejuicios e ideologías, y se esfuercen por retorcer el cuello a lo más santo, Dios sigue ahí, en su más íntimo devenir, en su existencia. Por más que quiten misas de actos oficiales o envilezcan la pureza o no pierdan la oportunidad de vomitar sobre el Papa o la Iglesia, Cristo mismo les espera. Y ver una cruz les inquieta. O un acto virtuoso les recuerda que no todo es sombra. Y dudan, y se preguntan si en su vida no será todo mentira. Por más que renieguen, por más que desprecien, por más que enarbolen ateísmos o agnosticismos o espejismos, la verdad es que sus almas de cuando en cuando se estremecen, y hay una desazón interior que disimulan o no dicen, y un temor de Dios que gravita sobre sus cabezas. Por más que hablen de azar y destino, el caso es que hay una Providencia amorosa y una misericordia que se manifiesta en la belleza del arte o de la naturaleza, en los ojos de sus hijos o en el abrazo del amigo. Una Providencia que gobierna el desgobierno humano. Por más que se obstinen en vivir sin Dios, Dios mismo quiere vivir con ellos (con todos), y no escatima inspiraciones o encuentros. El hombre nace para anhelar el bien, la verdad y lo eterno. Y por más que quieran constreñir la felicidad a una serie de cosas y cháchara y devaneos, la felicidad no es eso, lo saben (lo sabemos), pese a que se empeñen en lo contrario, pese a que se empeñen (nos empeñemos) en querer comprar esa felicidad con dinero o con sexo o con poder o con fama o con vaya usted a saber qué escarceos. Pero es imposible. Por más máscaras que se ponga uno, o por más lejos que viaje. Sin Dios la infelicidad es un hecho. De ahí esas caras y esas almas tan pelmas. De ahí esos rictus y ese odio de no pocos. O esa pesadumbre. Sin Dios -aunque no lo reconozcan- el tiempo se hace más estrecho y más incierto. Hay un miedo que disimula su vértigo, una muerte que se precipita por las palabras, o por la soledad del silencio o de un ruido que no acalla la verdad de uno mismo.

 

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda