Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Tribunales, políticos y medios tratan peor a los cristianos que a los musulmanes

Islam, vía libre: un análisis del «desarme mental y espiritual» europeo al rechazar el cristianismo

Islam, vía libre: un análisis del «desarme mental y espiritual» europeo al rechazar el cristianismo
«Los fieles de Mahoma conquistarán América»: pancarta en una manifestación islamista en Londres.

ReL

El establishment europeo parece haber optado: el islam ya no es tratado en pie de igualdad, sino privilegiado sobre el cristianismo. Así lo sostiene en Crisis Magazine el analista William Kilpatrick, antiguo profesor del Boston College y colaborador para cuestiones religiosas y sociales en otros medios como Catholic World Report, National Catholic Register, Aleteia, Saint Austin Review, Investor’s Business Daily y First Things.

La guerra de Europa contra la Cristiandad

A medida que aumenta la influencia del islam en la sociedad europea, también aumentan las actitudes anti-cristianas. Si por un lado las autoridades civiles han decidido dar más cabida a los inmigrantes musulmanes y sus creencias, por el otro, su modo de tratar a los cristianos es muy diferente. Una de las implicaciones de acoger el islam ha sido, entre otras, la de ejercer un control cada vez más estricto sobre las actividades y las creencias de los cristianos.

Durante décadas hemos oído que el cristianismo en Europa está "en declive". Pero últimamente parece que este declive se ha acelerado. La hostilidad hacia la religión cristiana está ahora tan extendida que no es exagerado hablar de una guerra contra los cristianos. De hecho, Britain’s War on Christianity es el título de un reciente artículo escrito por Soeren Kern, del Gatestone Institute.

En su detallado informe, el primero de una serie de tres, Kern describe numerosos incidentes contra predicadores callejeros cristianos, arrestados por perturbar la paz. De manera contundente, la policía suele acusarles de discurso de odio contra el islam o los homosexuales.

Predicador cristiano arrestado a finales de febrero en Londres por supuesta "islamofobia". Hablaba de Jesús con la Biblia en la mano.

Cuando, tras uno de estos arrestos, el alcalde musulmán de Londres fue presionado para que respondiera si los cristianos podían leer públicamente la Biblia sin miedo a ser arrestados, Sadiq Khan respondió: "No existe un derecho ilimitado a la libertad de expresión". Al mismo tiempo se revelaba que, en 2016, el Ministerio del Interior había rechazado la petición de asilo de un iraní que se había convertido al cristianismo. El motivo alegado: que el cristianismo no es una religión de paz. Tras citar varios pasajes violentos de la Biblia, la carta de rechazo afirmaba: "Estos ejemplos son incoherentes con su declaración, según la cual usted se convirtió al cristianismo tras descubrir que es un religión 'pacífica'…".

Es aceptable que los empleados gubernamentales digan que hay algo equivocado en el cristianismo; sin embargo, no lo es que los predicadores cristianos sugieran que tal vez hay un problema con el islam o la homosexualidad.

Es muy probable que quien critique al islam en el Reino Unido acabe en un tribunal. Lo mismo es verdad en el continente europeo. Hace diez años, Elizabeth Sabaditsch-Wolff fue multada por un tribunal austríaco a pagar 480 euros por haber "menospreciado" a un "profeta" (Mahoma). Sabaditsch-Wolff apeló al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), y el mes de octubre pasado este confirmó la sentencia anterior, según la cual ella no tenía derecho a decir cosas ofensivas contra "objetos de veneración". El TEDH también afirmaba en la sentencia que el derecho de Sabaditsch-Wolff a la libertad de expresión era menos importante que el derecho de los musulmanes a no ser "heridos en sus sentimientos religiosos".

Elizabeth Sabaditsch-Wolff: su caso es de extraordinaria relevancia porque la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que se negó a ampararla establece una protección sobre el islam que se ha negado reiteradamente aplicarse al cristianismo, bajo la excusa de la libertad de expresión. Pincha aquí para leer el análisis de Grégor Puppinck sobre el inmenso poder del TEDH y su capacidad para condicionar la vida de los europeos.

¿Significa esto que también se protegerán los sentimientos religiosos de los cristianos? Después de todo, Jesús es un "objeto de veneración" para los cristianos, y hay personas que dicen cosas poco agradables sobre Él. Por ejemplo, en El Código Da Vinci, su autor, Dan Brown, afirma que, entre otras cosas, Jesús estaba casado en secreto con María Magdalena, y que no era Dios. Afirmaciones como esta parecen haber sido calculadas para ofender los sentimientos de los cristianos. ¿Deberíamos, por tanto, esperar que Brown sea arrestado la próxima vez que visite París o Viena? ¿O que sea acusado de "menospreciar a un profeta"?

Mejor no contemos con ello. Hay profetas y profetas. Y ahora las apuestas en Europa favorecen al profeta del islam en detrimento del "profeta" de Galilea. ¿Jesús un profeta? Sí, los musulmanes consideran a Jesús un profeta musulmán y rechazan la creencia cristiana de que Él es el Hijo de Dios. Por consiguiente, no deberíamos sorprendernos si un tribunal europeo sentencia que quienes afirman que Jesús era mucho más que un profeta están hiriendo los sentimientos religiosos de los musulmanes.

De hecho, algo parecido ya ha sucedido en Gran Bretaña. Durante el juicio contra dos predicadores callejeros cristianos, acusados de alteración del orden público, el fiscal afirmó que el principio central de su fe era ofensivo para los musulmanes. Según el informe de Kern, "el fiscal de la Corona Ian Jackson argumentó que las afirmaciones bíblicas sobre el papel único y salvífico de Jesucristo y su naturaleza divina eran ofensivas. El resultado, argumentó Jackson, es que citar en público pasajes de la Biblia debe ser considerado un delito criminal según la sección 31 de la Ley de Crimen y Desorden de 1998".

Mientras el mundo observa el trato preferente que se da a los musulmanes, no parece preocuparse en absoluto por el acoso al que son sometidos los cristianos. Durante los meses de febrero y marzo una docena de iglesias en Francia han sido profanadas. Según el Catholic News Service, "los vándalos que han entrado en las iglesias católicas por todo el país han destruido estatuas, tirado sagrarios y hostias consagradas, quemado paños de altar y destruido cruces…". La iglesia de San Sulpicio, en París, que fue utilizada en la adaptación cinematográfica del mencionado El Código Da Vinci, ha sido incendiada y su restauración costará millones de euros.
Sin embargo, la reacción de la prensa y del gobierno ha sido el silencio. Tras los primeros cinco ataques, un sacerdote de la diócesis de Albi tuiteó: "¿Por qué el ministro del Interior y del Culto está tan callado sobre las profanaciones que han tenido lugar en varias iglesias esta semana? Ni una sola palabra en los medios de comunicación franceses y silencio radio por parte del gobierno. ¡Es vergonzoso!".

Las últimas semanas las iglesias de Francia han vivido un auténtico vendaval de profanaciones, con nula reacción oficial y silencio mediático.

Bueno, no tan vergonzoso como para instar a los medios de comunicación laicos a enmendar la situación. Cuando busqué en Google: "Profanación de iglesias en Francia" hace unos días, las primeras 23 historias eran casi exclusivamente de medios de comunicación católicos y conservadores. Con excepción de Newsweek, los medios de comunicación laicos no están interesados en el tema. Tal vez piensan que la profanación de iglesias católicas es meramente un problema católico.

En Estados Unidos también tenemos nuestra dosis de animosidad anti-cristiana: los pasteleros cristianos están obligados a crear pasteles de boda para matrimonios entre personas del mismo sexo; los estudiantes católicos de instituto son injustamente calumniados por los medios de comunicación; los candidatos judiciales son considerados no aptos para el cargo debido a su pertenencia a los Caballeros de Colón; y las mujeres cristianas son retratadas en las películas como criadas autómatas.

A pesar de todo, la situación de los cristianos en Europa es mucho peor. El porcentaje de cristianos que acuden a la misa dominical es muy inferior respecto a EE.UU. En Francia, por ejemplo, sólo el 4% de los católicos acuden con regularidad a la misa dominical. Además, Europa tiene una larga historia de anti-clericalismo, una tradición que es muy probable que tenga un revival a raíz de los actuales escándalos de abuso sexual en la Iglesia católica.

El escándalo de los abusos es, desde luego, una herida autoinfligida. El cristianismo está atacado desde fuera -desde la sociedad secular- y, al mismo tiempo, desde dentro. El éxodo que se está verificando hoy en día en la Iglesia es debido, sobre todo, a un clero corrupto, más que a unos medios de comunicación malévolos. Para empeorar las cosas, los obispos no saben cómo detener este éxodo. Muchos piensan que la respuesta a la crisis es "modernizar" la Iglesia haciendo que esté más alineada con la corriente dominante en la sociedad. Sin embargo, el resultado de diluir la doctrina y relajar los principios morales es vaciar aún más la Iglesia, ya que crea la impresión de que esta no tiene nada que ofrecer que no pueda ser proporcionado, de manera eficaz, por la sociedad secular.

En resumen, la Iglesia se ha debilitado mucho y, por desgracia, la debilidad a menudo lleva al entreguismo. Desde luego, el entreguismo de la jerarquía [de la Iglesia] al islam es asombroso: las declaraciones del Papa afirmando que el Corán no es un libro violento, el apoyo a la migración islámica de masa y el creciente sincretismo. Un ejemplo reciente de esta actitud sincretista (todas las religiones tienen los mismos valores) viene de un obispo irlandés, que ha negado que haya grupos religiosos con mayor tendencia al terrorismo que otros. Es evidente que esto, para cualquier persona moderadamente informada, lo único que demuestra es que los irlandeses tienen tendencia a ataques de estupidez o, como decimos los ingleses, a decir "pamplinas". Otro ejemplo de sincretismo procede de Reims, cuyo arzobispo recientemente ha declarado que estaba "encantado" de participar en la inauguración de la mezquita más grande de Francia; una mezquita que ha sido financiada principalmente por Kuwait y Qatar, dos de los Estados islámicos de línea más dura de Oriente Medio.

Es obvio que si el punto de vista sincretista de las cosas es el correcto -si Dios realmente desea una diversidad de religiones-, entonces no importa qué fe se convierte en la religión mayoritaria en Francia. Si el islam y el catolicismo tienen tanto en común, tal como afirman los católicos progresistas y algunos tradicionalistas, entonces, ¿por qué preocuparse ante el aumento de inmigrantes musulmanes en Europa? ¿Por qué preocuparse por el hecho de que "Mohamed" sea el nombre más popular entre los chicos de los suburbios de París? El sincretismo está preparando a los cristianos para someterse al islam en cuanto este predomine.

A lo largo de los siglos, el islam ha intentado en varias ocasiones conquistar Europa. Siempre ha fracasado porque se enfrentaba a cristianos firmes en su fe y preparados a ofrecer resistencia. Sin embargo, ahora la situación es diferente. Actualmente, el islam tiene varias ventajas que no tenía en el pasado.

La primera, es que la amenaza actual del islam es menos evidente. El proceso de islamización está precedido por el sigilo y el poder de la demografía más que por las armas. Además, el islam tiene ante sí, ahora, un cultura en la que la influencia del cristianismo está muy debilitada.

Población islámica europea en 2016.

También hay una cuestión numérica. En la Edad Media, pocos eran los musulmanes que vivían dentro de las fronteras europeas. Ahora, la población musulmana en Europa es de veintiseis millones. Esto podría convertirse, potencialmente, en una amplia quinta columna. Pero es improbable que se necesite a los musulmanes europeos como fuerza de combate. Sirven, mejor, como recordatorio: acceder a las demandas de los musulmanes es la cosa prudente que hay que hacer. La quinta columna más útil es la pequeña armada de élites europeas en el gobierno, los medios de comunicación, las Iglesias y el mundo académico que parecen tener más simpatía por el islam que por su propia herencia cristiana.

El islam considera su confrontación con Occidente como una lucha espiritual, una competición en la que demostrar la superioridad del islam sobre los sistemas de creencia inferiores como el judaísmo y el cristianismo. Es revelador que los líderes musulmanes sigan considerando a los europeos como "los cristianos", en un momento en que la mayoría de las élites europeas se enorgullecen del hecho de que Europa se haya convertido, en su mayor parte, en una sociedad secular post-cristiana. Liberados de sus ataduras cristianas, los europeos entienden la confrontación con el islam sólo desde un punto de vista secular, como algo que puede resolverse con más diálogo, más educación, más bienestar, etcétera. En otras palabras, los europeos piensan que están tratando con una cultura que, fundamentalmente, es como la suya.

Este es el gran error: ante un hecho como el terrible ataque a las mezquitas de Nueva Zelanda, las autoridades europeas seguramente redoblarán la apuesta sobre su política equivocada de silenciar las críticas al islam. En Nueva Zelanda, el gobierno ha respondido a la masacre vulnerando dos derechos fundamentales, a saber: el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la tenencia de armas. Ambos están relacionados con el derecho a la legítima defensa. La libertad de expresión protege nuestro derecho a armarnos con el conocimiento fundamental; y la tenencia de armas protege nuestro derecho, y el de otros, a defendernos de las agresiones físicas.

Por suerte, Europa no cometerá el mismo error que Nueva Zelanda. De hecho, no puede permitirse cometer más errores, puesto que ya ha empezado a desarmarse mental y espiritualmente al rechazar el cristianismo. Este proceso de desarme y decristianización unilateral es ventajoso para el islam, una cultura que no se ha olvidado del poder de la fe.

Traducido por Elena Faccia Serrano.

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