Josué Mercado: «Rezo por mi agresor; seguramente fue un ángel para mí»
Le arrojaron ácido y un sicario ofreció «limpiar» al atacante... quiso aceptar, pero Dios no le dejó
Josué Mercado es de Guadalajara (México) y su camino hacia la fe no siempre fue fácil. El ataque con ácido que sufrió fue un punto y aparte para volverse a Dios. Tras una larga recuperación, pudo salvar un ojo, y experimentar el perdón hacia su atacante.
Hoy tiene puesto en su tienda un gran cartel con una cita que reza "Dios te ama". "Los inicios de mi fe comenzaron con mi abuela que me llevaba a la iglesia. La escuchaba cantar canciones y leer la Biblia. Esto despertó en mí el deseo de leer y aprender sobre las Sagradas Escrituras", comenta al portal polaco Misyjne.
"Me interpuse en su camino"
"La gente me dice que estas frases le ayudan e inspiran. En realidad, colgué este cartel para mí, para que me fortaleciera cada vez que voy a trabajar. A veces llego por la mañana con cierto sentimiento de resignación, desesperanza y tristeza. Ver este letrero me recuerda que hay Alguien más grande que yo, Alguien más grande que todo esto, que me ama. Entonces me calmo", añade el mexicano.
Desde que pone carteles con frases bíblicas se han dado historias muy interesantes. "Una vez se me acercó alguien y me preguntó si era mi coche. Era un auto prestado en el que colgué un cartel que decía 'Dios te ama'. Este joven estaba planeando suicidarse. Iba en su moto y estaba a punto de suicidarse arrojándose contra un autobús, y de repente vio esta inscripción. Entonces sintió el amor de Dios y renunció a su intención. Recuperó las ganas y las fuerzas para vivir", afirma Josué.
Lo interesantes de Josué es que lo que le llevó a colocar esos carteles fue su propio camino de fe. "Fue hace 15 años. El negocio iba bastante bien, mis empleados estaban frente a la entrada, esperando a que les pagara. Uno de ellos me advirtió que había una persona sospechosa merodeando por ahí. Entonces salí y me encontré con un joven que tenía una jarra en la mano con una sustancia dentro. Probablemente estaba bajo los efectos del alcohol. Debo decir que no me acerqué pacíficamente", relata.
"Derramó esta sustancia en mi cara y mis ojos comenzaron a arder. Me di cuenta de que este chico tenía este líquido para atacar a otra persona y yo me interpuse en su camino. Perdí la vista y me llevaron a la Cruz Roja. Después del incidente, los empleados que estaban cerca atraparon al atacante y lo llevaron a la Policía y después entró en prisión", añade.
"Un joven iba en su moto y estaba a punto de suicidarse, de repente vio: 'Dios te ama'".
Mercado estaba en el hospital cuando le ofrecieron desde la cárcel matar a su atacante. "En un momento de ira, casi acepto. Mi esposa y mi familia insistieron en que lo 'limpiaran' en esa prisión para que no hiciera algo similar cuando saliera. Tenía un amigo que dijo que lo mataría gratis con sus propias manos si eso me ayudaba a recuperarme de alguna manera. Le respondí que esto no ayudaría con el tratamiento, pero que calmaría mi corazón. Pero yo no soy dueño de la vida de nadie, mi atacante también es un hijo de Dios", comenta.
"Recobré el sentido y abandoné esta ridícula idea. Esta fue la razón de mi conversión y de un gran cambio en mí. Empecé a orar por este joven. Al principio fue difícil. Me apetecía pedir el mal para él y para su familia. Mi cara estaba completamente destrozada. Pero comencé a pedirle a Dios bondad para él. Algo extraordinario sucedió, de repente me di cuenta de que también era hijo de Dios. La resistencia a querer el bien para mi atacante había desaparecido, la ira se había calmado. Yo perdoné", asegura Mercado.
Con el tiempo, también recuperó parte de la vista. "Perdí la vista de un ojo para siempre. Ahora tengo esta diadema y parezco un pirata. Gracias a Dios, logré recuperar la visión en el otro ojo. Hoy bromeo diciendo que todavía tengo dos ojo; solo uno mira hacia afuera y el otro mira hacia adentro", relata entre risas.
"Sé que el joven está fuera de prisión. Me dijeron que alguien lo vio caminando por la calle. Siempre rezo por su alma, y le confío que, si está cerca de Dios, pida gracias para mí. Ya no lo trato como a un enemigo, sino como a un amigo. Doy por cerrada esta etapa. A veces, cuando me miro al espejo y veo un parche en el ojo, me siento enfadado. Luego recuerdo que Dios puede convertir cualquier mal en bien. Toda esta situación me ayudó a convertirme y acercarme más a Dios", asegura Josué.
Puedes ver aquí un vídeo sobre claves para perdonar.
El mexicano concluye con un mensaje de esperanza. "No tengo falta de confianza en la gente. Muchas veces las personas que conocemos son un regalo para nosotros, nos fortalecen con sus palabras. Creo que Dios nos envía 'ángeles' a través de personas que traen algo bueno a nuestras vidas. Confío en que incluso el chico que me arrojó ácido fuera un ángel. En México tenemos el dicho de 'si del cielo viene es que conviene'", termina.