Mel Gibson perdonó a Shia LaBeouf que le echase en cara su fe y le ayudó con la misa tradicional
El 25 de agosto, en conversación con el obispo Robert Barron, Shia LaBeouf, de 36 años, desveló su conversión al catolicismo, e hizo referencia al inicio de reconciliación con su madre que había supuesto ese cambio en su vida. Dos días después, su madre, Shayna Saide, fallecía a los 80 años por un fallo cardiaco en un hospital de Los Ángeles, con su hijo al lado de su cama. Y el 2 de septiembre asistía en la Bienal de Venecia a la première de Padre Pío, de Abel Ferrara, la película que ha supuesto para él un vuelco trascendental.
Demasiadas emociones en apenas una semana. Shia no hizo declaraciones en el festival italiano, pero sí ofreció a The Hollywood Reporter algunas de sus experiencias de estos días. Como la satisfacción de que su madre, de origen judío, que siempre había estado "profundamente interesada en Dios y en la espiritualidad pero nunca Le había conocido", se abriese a Él en sus últimos momentos. El "mayor regalo" que hizo a su hijo fue manifestar "la necesidad de una relación con Dios" con una "postrera convicción de fe": "Era una buena mujer. Dios te bendiga, mamá", dijo el actor.
También reiteró cómo fueron los meses precedentes a su conversión.
Un callejón... con salida
Como es sabido, en diciembre de 2020 fue acusado por su ex novia, la cantante FKA Twigs, de violencia sexual y emocional y de haberle contagiado deliberadamente una enfermedad de transmisión sexual. LaBeouf ha desmentido ese relato de los hechos, aun reconociendo públicamente en una declaración que se portó mal con ella: "Herí a esa mujer... Buscaba mi placer, era egoísta, egocéntrico, deshonesto, desconsiderado".
A raíz de estas denuncias buscó tratamiento psicológico y anunció su retirada de la profesión. Pensó incluso en suicidarse, según dijo a monseñor Barron: "Tuve una pistola encima de la mesa". Sentía una vergüenza que casi le impedía respirar.
Como parte de su terapia, rezaba a "un indefinido poder superior", que su terapeuta le invitó a personificar en las olas del mar hasta que Dios le rescatase. De niño había recibido tanto ritos de iniciación judíos (por parte de madre) como cristianos (tiene un tío paterno que es pastor protestante).
Los frailes y Mel
Shia estuvo unos meses viviendo de camping en su autocaravana, y fue así como, en un chat, el director Abel Ferrara le propuso interpretar al Padre Pío. Se dirigió entonces al seminario franciscano de Santa Inés, en California, en cuyo parking aparcó su vehículo. Conociendo a los frailes conoció también a Cristo: "Me alimentaron, me llevaron el Evangelio, me devolvieron mi risa y mi sonrisa, me invitaron a su silencio, me enseñaron a rezar".
Al mismo tiempo, estudiaba la figura de San Pío de Pietrelcina, en cuyos estigmas y milagros afirma creer sin rodeos, respondiendo con un rotundo "sí" cuando le hacen esa pregunta.
Pero sus amigos franciscanos no conocían la misa tradicional, que LaBeouf debía celebrar para su interpretación, pues fue la que dijo toda su vida el santo capuchino, fallecido antes del Novus Ordo postconciliar.
¿A quién acudir? Shia lo sabía bien: a Mel Gibson, a quien sabía "relacionado" con el tema, pues el cineasta australo-estadounidense es bien conocido por sus malas relaciones con el Concilio Vaticano II.
"[Mel] estuvo cauteloso conmigo", explica: "Hace muchos años, fui a su casa y le dije a la cara que sus opiniones religiosas y políticas eran un estorbo para su trabajo. Él se rió y me dijo que leyera el libro de los Macabeos. Pero cuando yo me derrumbé, él siempre me apoyó".
"Me gusta ese chico"
En efecto, la vida de Shia LaBeouf ha sido, como la de Gibson, turbulenta y salpicada de escándalos, detenciones y drogas incluidos. En uno de esos malos momentos, sin embargo, Mel no se sumó al coro de sus detractores. "Creo que él mismo está sufriendo", abogó por él en 2014: "La gente le señala con el dedo, dice que si es esto, que si es aquello... Es fácil juzgar. Pero estoy seguro de que está pasando por algo personal, muy doloroso, catártico, algo que él tiene que exorcizar para salir de ahí. Lo conseguirá y volverá y estará bien. Me gusta ese chico. Creo que es bueno".
Así que, cuando LaBeouf le explicó lo que necesitaba, Gibson no lo dudó y le condujo hasta una parroquia del Instituto de Cristo Rey en Oakland (California), donde le enseñaron a celebrar misa con la compostura que aparece en la película: "Fui allí con el hermano Álex, de San Lorenzo. El padre [Benjamin] Norman dedicó un tiempo después de su misa diaria a enseñarme latín y cómo servir adecuadamente la misa tradicional".
Shia LaBeouf y Mia Goth estuvieron casados ocho años, se divorciaron y se han reconciliado, teniendo esta primavera un hijo juntos.
El resto es historia conocida. Shia ha explicado que en la propia misa tradicional descubrió la autenticidad de la fe: "Hay lenguajes de los que no necesitas conocer las palabras... Experimentaba profundamente lo que allí estaba pasando, y eso es más potente que conocer todas y cada una de las palabras, porque te saca de lo intelectual y te introduce en el sentimiento y en la belleza" y no solo en el ámbito "racionalista y lógico de palabras, palabras, palabras... La misa tradicional me introduce en la esfera del sentimiento de lo sagrado a lo que te conectas, precisamente porque no sé lo que las palabras significan".
La fe ha llegado a la vida de Shia al mismo tiempo que su primer hijo, pues fue padre este mes de marzo tras haber retomado su relación de casi una década con la actriz Mia Goth, con quien estuvo casado y se divorció. De esta nueva situación familiar saca una enseñanza: "El amor es más importante que el arte".