La masonería ultima «un templo único en el mundo»… y está en España: Hacienda pagará millones
Son algunas de las llamativas declaraciones que Jesús Soriano Carrillo, el hombre de mayor rango en la masonería española, ha concedido al periódico de Tenerife Diario de Avisos. Soriano, que es Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33° y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España -una de las mayores autoridades masónicas- fue entrevistado recientemente con motivo de su visita a Santa Cruz de Tenerife para la puesta de la primera piedra de la rehabilitación de lo que será "un templo único en el mundo" para la masonería.
La rehabilitación del templo construido y financiado a instancias de la Logia Azaña entre 1899 y 1902, ha sido definida por el alcalde José Manuel Bermúdez como "una vieja aspiración" de la localidad y tendrá un coste de 3,2 millones de euros procedentes del Ministerio de Hacienda.
Una vez finalicen las obras de "recuperación" -se espera que a lo largo de 2023, coincidiendo con el centenario de la finalización de su fachada en 1923- Soriano ha confirmado que el "templo" se convertirá en un "centro de interpretación" en el que "la biblioteca, los muebles y los archivos de la logia" -actualmente en Salamanca- se llevarán de vuelta "mediante algún tipo de convenio con el Estado", según el dirigente masón.
"Colaboraremos en todo. Será un templo único en el mundo. Cuando cuentas esto a mis colegas del resto del mundo quedan encantados, porque es una cosa tan excepcional lo que pasó en España, que ahora podamos recuperar este templo es una auténtica maravilla", afirma en referencia a la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo aprobada en 1940.
Según esta ley, "pertenecer a la masonería, al comunismo y demás sociedades clandestinas" estaba tipificado como delito por promover "ideas disolventes contra la Religión", estando penada la pertenencia con "reclusión menor" salvo que se concurriese en "circunstancias agravantes" como "haber obtenido algunos de los grados del 18 al 33 -el de Soriano-".
El masón Jesús Soriano Carrillo, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33° y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España.
Con todo, el dirigente masón afirmó que durante la "represión" no pocos masones fueron salvados por esta legislación.
"Hasta que se dictó en 1940, te fusilaban directamente. Con esa ley no te podían fusilar, eso sí, te mandaban a la cárcel", explicó.
Sin embargo, Soriano no muestra dudas en reconocer la regularización que las últimas legislaciones españolas están concediendo a su institución en España.
"Gracias a la nueva Ley de Memoria Democrática todos los juicios que se hicieron en base a esa ley han sido declarados nulos. Todo eso se arregla ahora con esta nueva ley, que viene a reconocer que la masonería es una institución honorable, hecha de buenas personas", afirma.
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¿Enemigos de la Iglesia? "No, hombre, no…"
Hablando del estatus quo de la masonería en España, Soriano destaca que actualmente son tres sus focos principales: Canarias, junto con Cataluña y Madrid son "los más importantes, donde más hermanos hay". En el caso del Supremo Consejo, añade, "hay logias en todas las Islas [Canarias] salvo en La Gomera y El Hierro".
Preguntado en otra ocasión por el Periódico de Ibiza y Formentera sobre si se da una incompatibilidad entre la Iglesia y la Masonería, Soriano no duda: "No, hombre no, en absoluto. Nosotros respetamos cualquier creencia religiosa y de hecho en nuestra orden hay hermanos de todas las religiones… Si bien es verdad que en algún momento de la historia para la Iglesia católica los masones éramos gente peligrosa e incluso llegamos a estar excomulgados. Ahora eso ya no es así"
Una postura que ya ha desarrollado en otras ocasiones, como fue su conferencia impartida en el Colegio de Abogados de Madrid en febrero de 2017 con ayuda del jesuita Pedro Álvarez, Masones y Católicos.
Este planteamiento, sin embargo, contrasta con la condena mantenida por la Iglesia Católica de manera ininterrumpida desde la bula In eminenti de Clemente XII publicada en 1738 y continuada por decenas de encíclicas, bulas y Códigos de Derecho Canónico.
El Código de Derecho Canónico vigente desde 1983 señala en su canon 1374: "Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esta asociación ha de ser castigado con entredicho". La excomunión del sacerdote masón Pascal Vesin -todo sobre este hecho aquí- en el pontificado de Francisco no hace más que confirmarlo. Fue el mismo pontífice el que rechazó en 2017 la designación del gobierno de Libano del diplomático Johnny Ibrahim como embajador ante la Santa Sede porque pertenecía a la masonería.
Interrogado por quienes vinculan a la masonería con el satanismo, el masón destaca que quien así opine "es un inculto". La negativa es, al menos en parte, cierta, ya que, según sostiene esta secta, la vinculación es de una "filiación luciferina". Hecho que ha sido admitido por altos grados de la masonería como Serge Abad Gallardo, exmiembro de la logia Derecho Humano y autor de Serví a Lucifer sin saberlo.
"Lucifer, príncipe de la luz, está en el origen de su gnosis y no pueden negarlo", afirma el doctor en historia y experto en masonería Alberto Bárcena -puedes adquirir aquí su libro Iglesia y Masonería-.