Mons. Morlino, el «apóstol del Purgatorio»: «Sería dichoso si llego a la caldera 57 del Purgatorio»
La diócesis de Madison, en Estados Unidos, ha celebrado la exequias de su Obispo, monseñor Robert C. Morlino, en una celebración transmitida en vivo a todo el país por la cadena EWTN y que congregó a tres Arzobispos, 14 Obispos y más de 1.700 fieles. Monseñor Jerome E. Listecki, Arzobispo de Milwaukee, recordó al prelado como "un auténtico servidor de la Iglesia", quien "fomentó el amor en las comunidades a las que sirvió", informa la agencia Gaudium Press.
Sin embargo, una de las notas principales de la celebración fue recordar el deber cristiano de orar por los difuntos para obtener su pronta superación de la purificación en el Purgatorio, siguiendo la única indicación que el Obispo dio en vida sobre sus propias exequias: "No me canonicen". Monseñor James Bartylla, Vicario General de la Diócesis y encargado de la homilía de la celebración, relató que el prelado fue muy claro en rechazar los funerales concebidos como una "celebración de la vida" y en los que se elogia al difunto sin hacer énfasis en la necesidad de orar por su alma. Recordar este deber constituyó para el predicador "mi último acto de obediencia hacia mi amado Obispo".
"El Obispo honestamente pensaba que sería afortunado si lograra llegar a la caldera 57 del Purgatorio", recordó Monseñor Bartylla. "lo dijo así, literalmente". Entre las fragilidades del prelado, el Vicario General recordó su gusto por la comida casera italiana y su renuencia a practicar actividades deportivas. Monseñor Bartylla insistió en el deber de todos los fieles de la Diócesis de orar por el eterno descanso del alma de su Obispo. "Él ahora se convierte para nosotros en su muerte en el Apóstol del Purgatorio. Quiera el Señor que le sea otorgado el privilegio de predicar a las almas del Purgatorio la riqueza del Evangelio del Señor y la dulce esperanza de la purificación".
Monseñor Listecki, al presidir la Eucaristía, recordó el lema del Obispo: Visus Non Mentietur (La Visión no Decepcionará), y explicó que la fe en Cristo y la seguridad en sus promesas era el núcleo de su éxito en la promoción de las vocaciones. "Este es el sentido de su visión de querer que lo mejor fuera compartido", indicó el Arzobispo. "¿Cómo no desear desafiar a los jóvenes, hombres y mujeres, a servir a la Iglesia cuando usted sabía que era la presencia de Jesucristo lo que se estaba ofreciendo?". Cuando asumió el gobierno de la Diócesis, sólo seis hombres se formaban para el sacerdocio. El prelado organizó una campaña de Adoración Eucarística por las vocaciones y estableció un fondo para educación de seminaristas. Se propuso una meta de contar con 30 seminaristas en 10 años, y la logró un año antes, cuando alcanzó la cifra de 32. Durante su servicio episcopal, ordenó 40 nuevos sacerdotes.