Lunes, 29 de abril de 2024

Religión en Libertad

El Papa alaba la fe de los letones bajo el comunismo y pide unidad cristiana para evangelizar

ReL

Oración ecuménica en la catedral luterana de Riga, con las autoridades ortodoxoas y protestantes
Oración ecuménica en la catedral luterana de Riga, con las autoridades ortodoxoas y protestantes

El Papa Francisco, en Letonia, país de gran diversidad religiosa, ha pedido unidad a los cristianos de distintas confesiones para poder evangelizar mejor, y ha alabado a los católicos por haber mantenido la fe en condiciones de persecución bajo la ocupación nazi y la comunista.

2 millones de habitantes: hay católicos, ortodoxos y protestantes

Letonia es un país de 2 millones de habitantes que fue conquistado por la Unión Soviética en 1939 y logró su independencia en 1989 tras 50 años de persecución religiosa comunista. Según el Eurobarómetro 2015, el país cuenta con un 26% de católicos, un 24% de ortodoxos, un 16% de protestantes clásicos (sobre todo luteranos) y un 10% de cristianos de otros tipos (sobre todo evangélicos o pentecostales). Se declaran ateos un 5% y agnósticos un 17%. Es decir, la población se divide en cuatro categoría de tamaño muy similar: católicos, ortodoxos, protestantes y no creyentes.

Unidad de los cristianos

En este ambiente de pluralidad Francisco animó a una unidad cristiana que evangelice en su discurso de este lunes por la mañana en la catedral evangélica luterana de Riga, en un acto al que acudieron también autoridades y fieles ortodoxos, además de protestantes.

El Santo Padre señaló que el único camino posible para todo ecumenismo se encuentra “en la cruz del sufrimiento”. Del sufrimiento “de tantos jóvenes, ancianos y niños expuestos muchas veces a la explotación, al sin sentido, a la falta de oportunidades y a la soledad”.

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Invitó a dejar de mirar a las heridas del pasado que separan a los distintos grupos de cristianos. “La misión hoy nos sigue pidiendo y reclamando la unidad, es la misión la que nos exige dejar de mirar las heridas del pasado o toda actitud autorreferencial para centrarnos en la oración del Maestro”: “Que todos sean uno, para que el mundo crea”.

El Papa rechazó toda “actitud de encierro, de defensa e incluso de resignación” ante las dificultades: pérdida de influencia, secularismo individualismo…

“No podemos dejar de reconocer que ciertamente no son tiempos fáciles, especialmente para muchos hermanos nuestros que hoy viven en su carne el destierro e inclusive el martirio a causa de la fe”, reconoció. “Pero su testimonio nos lleva a descubrir que el Señor nos sigue llamando e invitando a vivir el evangelio con alegría, gratitud y radicalidad”.

Frente a esa actitud negativa y pesimista recordó: “El Señor nos dará la fuerza para hacer de cada tiempo, de cada momento, de cada situación una oportunidad de comunión y reconciliación con el Padre y con nuestros hermanos, especialmente con aquellos que hoy son considerados inferiores o material de descarte”.

“Si Cristo nos consideró dignos de hacer sonar la melodía del evangelio, ¿dejaremos de hacerlo?”, señaló.

El Papa finalizó su discurso ante los luteranos recordando que “la unidad a la que el Señor nos llama es una unidad siempre en clave misionera, que nos pide salir y llegar al corazón de nuestros pueblos y culturas, a la sociedad posmoderna en la que vivimos”.

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En la catedral católica de Riga; los católicos son una cuarta parte de la población del país

Alabanza a quien mantuvo la fe bajo nazis y soviéticos

Tras el acto ecuménico en la catedral luterana, el Papa Francisco saludó a los católicos en la catedral de Santiago de Riga y alabó a los ancianos, los que mantuvieron su fe bajo la opresión nazi y la comunista.

"Ni el régimen nazi, ni el soviético apagaron la fe en vuestros corazones", dijo. Por desgracia, a los ancianos hoy ee les paga -denunció el Papa- con "soledad y ostracismo". Con todo, también a ellos les pide que "sean constantes y no bajen los brazos".

El arzobispo de Riga (él mismo un converso que estuvo muchos años alejado de la fe en su juventud, como explicó ReL aquí) fue quien presentó a los fieles. "Nuestros ancianos están aquí presentes. Hay personas que han sido perseguidas y exiliadas por su fe en Cristo. Hay jubilados que a duras penas lograron sobrevivir. Mantuvieron la fe durante el régimen ateo. Están presentes también religiosas que se mantuvieron fieles incluso en la persecución".

El Papa les alabó: "Habéis sido sometidos a toda clase de pruebas: el horror de la guerra, y después la represión política, la persecución y el exilio, como bien ha descrito vuestro arzobispo. Y habéis sido constantes, habéis perseverado en la fe. Ni el régimen nazi, ni el soviético apagó la fe en vuestros corazones". Les propuso el modelo de perseverancia fecunda del apóstol Santiago.

Texto íntegro del saludo del Papa

Queridos hermanas y hermanos:

Agradezco las palabras del arzobispo y su preciso análisis de la realidad. Vuestra presencia, hermanos más mayores, me hace recordar dos expresiones de la carta del apóstol Santiago, a quien está dedicada esta catedral. Al comienzo y al final de la carta nos invita a la constancia, pero usando dos términos diversos. Estoy seguro de que podemos sentir la voz del hermano del Señor que hoy quiere dirigirse a nosotros.

Vosotros aquí presentes habéis sido sometidos a toda clase de pruebas: el horror de la guerra, y después la represión política, la persecución y el exilio, como bien ha descrito vuestro arzobispo. Y habéis sido constantes, habéis perseverado en la fe. Ni el régimen nazi, ni el soviético apagó la fe en vuestros corazones y, en algunos de vosotros, incluso, no os hizo desistir de entregaros a la vida sacerdotal o religiosa, a ser catequistas, y a múltiples servicios eclesiales que ponían en riesgo la vida; habéis combatido el buen combate, estáis por concluir la carrera, y habéis conservado la fe (cf. 2 Tm 4,7).

Pero el apóstol Santiago insiste en que esta paciencia supera la prueba de la fe haciendo emerger obras perfectas (cf. 1,2-4). Vuestro obrar habrá sido perfecto en aquel entonces y deberá tender, en las nuevas circunstancias, también a la perfección.

Vosotros, que habéis ofrecido cuerpo y alma, que habéis dado la vida en pos de la libertad de vuestra patria, muchas veces os veis relegados. Aunque suene paradójico, hoy, en nombre de la libertad, los hombres libres someten a los ancianos a la soledad, al ostracismo, a la falta de recursos, a la exclusión, y hasta a la miseria.

Si es así, el supuesto tren de la libertad y el progreso acaba teniendo, en quienes lucharon por conquistar derechos, su furgón de cola, los espectadores de una fiesta que es de otros, los honrados en homenajes, pero olvidados en la vida cotidiana (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 234).

El apóstol Santiago nos invita a ser constantes, a no bajar los brazos. «En este camino, el desarrollo de lo bueno, la maduración espiritual y el crecimiento del amor son el mejor contrapeso ante el mal» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 163). No cedáis a la decepción, a la tristeza, no perdáis la dulzura y, menos aún, la esperanza.

Terminando su epístola, Santiago vuelve a invitar a la paciencia (5,7), pero utiliza una palabra que reúne dos significados: soportar pacientemente y esperar pacientemente.

Os animo a que seáis también vosotros, en medio de vuestras familias y de vuestra patria, ejemplo de estas actitudes: soportar y esperar, las dos llenas de paciencia. Así continuaréis a construir vuestro pueblo. Vosotros, que habéis transitado muchos tiempos, sed testimonio vivo de tesón en la adversidad, pero también del don de profecía, que recuerda a las jóvenes generaciones que el cuidado y protección de los que nos antecedieron es querido y valorado por Dios, y que clama a Dios cuando es desoído.

Vosotros, que habéis transitado muchas épocas, no os olvidéis de que sois raíces de un pueblo, raíces de retoños jóvenes que deben florecer y dar frutos; defended esas raíces, mantenedlas vivas para que los niños y jóvenes se injerten allí, que ellos entiendan que «lo que el árbol tiene de florido/ vive de lo que tiene sepultado» (F. L. Bernárdez, soneto Si para recobrar lo recobrado).

Como dice la frase inscrita en el púlpito de este templo: «Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis el corazón» (Sal 95,7-8). El corazón duro y esclerotizado es aquel que pierde la alegría de la novedad de Dios, el que renuncia a la juventud de ánimo, a gustar y ver qué bueno es siempre, en todo tiempo y hasta el final, el Señor (cf. Sal 34,9).

En vídeo, aquí, su visita a la catedral católica de Riga:
https://www.youtube.com/watch?v=dspfBF9LkOY

Aquí, el encuentro ecuménico en la catedral luterana de Riga:

Lea aquí el testimonio del arzobispo de Riga, superviviente del aborto, del adoctrinamiento comunista y de la New Age

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