Martes, 07 de mayo de 2024

Religión en Libertad

Nacidos de la Misericordia


La teología pastoral de la Misericordia que desarrolla el Papa Francisco en la Bula tiene sus raíces profundas en el significado y contenido de la palabra misericordia en su original hebreo. En hebreo esta palabra tiene unas características especiales que ayudan a entender la trascendencia y profundidad del año Jubilar y las gracias que dejará a la vida de los cristianos.

por Andhy López

Opinión

El año Jubilar está a pocos días de la apertura que será el 8 de diciembre en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.¿Cómo integrar el contenido de la Bula oficial para el Jubileo de la Misericordia en la praxis de la vida Cristiana? ¿Cómo integrarlo a la oración, acción pastoral, discipulado, vida de comunidad? Para esto se hace necesario mirar algunos puntos de la Bula y luego buscar en la profundidad del concepto Misericordia la dinámica y objetivo de este tiempo de gracia.
 
El texto de la Bula Jubilar está enmarcado en un recorrido bíblico para delinear el contexto de la Misericordia y determinar cómo sigue siendo igualmente vital. Es un camino que va desde el acontecimiento de la zarza ardiente hasta la persona misma de Jesús, desde la perspectiva del Padre en la luz del Espíritu. Este recorrido le lleva a plasmar, en el numeral diez, que “la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. Es la conclusión de toda la experiencia de Dios rastreada en los textos de las Sagradas Escrituras que propone el Papa. Lo que se sigue es la construcción de una teología pastoral de la misericordia.

Esta tiene su fundamento en el numeral nueve de la bula: “La misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros”. En otras palabras, Francisco pone la misericordia en una línea alcanzable e inteligible a la naturaleza humana. De hecho, la misericordia no es ajena al género humano porque de ella ha sido creado y por ella ha nacido.
 
El Papa plantea unos elementos que ponen a la Misericordia como algo de lo que el hombre es capaz de acceder, algo así como capax misericordiae (capaces de la misericordia). Esto lo revela y confirman los dos elementos constitutivos de la misericordia como lo son “perdonar y dar” resaltados por el Papa en el numeral catorce de la Bula Jubilar. Aunque son dos actos propios de Dios aunque no ajenos al hombre. Pienso, fundamentalmente, que estas dos acciones se convierten en el plan fundamental de este tiempo. Ciertamente son dos elementos constitutivos de la vida cristiana pero los que más cuesta llevar a la práctica; he aquí el primer punto de lucha para este tiempo de gracia.

El segundo punto de lucha que se propone en la Bula Jubilar, y que con relativa frecuencia es olvidado por todos, son las obras de Misericordia: "Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales". (15) Por último, el tercer punto de lucha es vivir la cuaresma de ese año Jubilar con especial intensidad, experimentada desde la realidad del sacramento de la reconciliación, ocasión que aprovecha el Papa para insistir en que “los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del Padre… Los confesores están llamados a abrazar ese hijo arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado”. (17) De estos tres puntos se desprende el lema “misericordiosos como el Padre”. Un lema que se debe llevar adherido a la experiencia de fe y vida cristiana.
 
Sin embargo, asímismo, como el Papa lo puntualiza, es preciso recordar la relación entre justicia y misericordia. Para Francisco estas dos realidades “no son dos momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor”, y por otro lado, “la misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer”.
 
La teología pastoral de la Misericordia que desarrolla el Papa Francisco en la Bula tiene sus raíces profundas en el significado y contenido de la palabra misericordia en su original hebreo. En hebreo esta palabra tiene unas características especiales que ayudan a entender la trascendencia y profundidad del año Jubilar y las gracias que dejará a la vida de los cristianos. En Ex 34, 6, se encuentran las características de la palabra misericordia. Aunque, más que características, son atributos reales. Dice el texto: "El Señor, el Señor, Dios piadoso y clemente, lento de ira y grande en mercedes y en fidelidad". Realmente estos atributos se encuentran en la raíz del verbo LeRajem (לרחם), que significa tener piedad o compasión, y de las palabras “querido/a, adorable” o “amado/a” (רחים) con las que guarda una relación literal. De hecho esta relación literal se puede observar en Ex 33,19. Aquí la palabra usada por muchas traducciones es compasión, bondad. En hebreo se usa la palabra (טוּבִי֙) ṭū-ḇî,  que viene a traducirse como bueno, bello, agradable. Esto tiene profundas connotaciones significativas puesto que, para un semita, no se puede amar sin ser misericordioso. La misericordia es la realidad amorosa del corazón de Dios, es la expresión más íntima de su ser. En sí mismo, el amor es un mar infinito de misericordia, no sólo de Dios hacia los hombres, sino también de los hombres hacia sus hermanos. 
 
Esta es la clave del año Jubilar de la misericordia: buscar que, no solo entre los cristianos, el amor sea una expresión viva de la misericordia con que nos ama el Padre, sino que esa misericordia sea base fundamental de todas las formas de amar. Un amor inmisericorde no abarca el contenido de las enseñanzas bíblicas ni de la predicación de la Iglesia. El año Jubilar quiere llevar al hombre a una nueva realidad amorosa, la de la misericordia, entendiendo que sin esta no puede haber una verdadera experiencia significativa de amor.
 
Ese amor que es misericordia no agota aquí su significado y contenido. Por eso, y aunque parezca algo descabellado, la raíz de la palabra misericordia que antes había mencionado, Le Rajem (לרחם), está relacionada con la palabra embarazo, puesto que la palabra con que se designa al útero es Rejem (רחם). Esta acción o función que realiza el útero puede ser definida, también, como misericordiosa. Entonces misericordia implica un cierto tipo de cuidado, de crianza. Es la acción de engendrar la vida, protegerla y alimentarla. Este es otro de los propósitos del año Jubilar. La misericordia es el vientre de Dios donde se concede la vida nueva en el Espíritu con los cuidados de la santa madre Iglesia.
 
Por lo tanto, desde la experiencia de fe es preciso decir que se nace doblemente. La misericordia se encuentra unida al género humano desde su concepción y le da una identidad sublime, la identidad de haber nacido del amor hecho misericordia en el vientre de nuestras madres y el vientre de la Santa madre Iglesia. Así, con estas perspectivas, descubriremos un año Jubilar con un nuevo brillo. Asmismo, la experiencia cristiana, discipular, personal y comunitaria tendrán una realidad redescubierta en el vientre del Jubileo del que se nacerá a una nueva vida.
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