Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

La extraordinaria Rose Hawthorne


El servicio a los pobres de Cristo no se limitó a que esta dama de la cultura, la educación y con estatus social se pusiera un delantal y ofreciera regalos desde su abundancia. Decidió vivir entre los pobres para rogar por ellos

por George Weigel

Opinión

En 2001, cuando el presidente Leon Kass estaba organizando el Consejo Presidencia de Bioética (que ha sido reciente y estúpidamente disuelto por el presidente Obama), envió a los miembros del Consejo algún material interesante antes de su primera discussion en 2001: el cuento de Nathaniel Hawthorne, «La marca de nacimiento», que no figura en muchas de las antologías literarias de las Universidades americanas en estos días. Sin embargo, el doctor  Kass sabía exactamente lo que estaba haciendo: pedía a los encargados de asesorar al presidente de los Estados Unidos sobre la gestión del nuevo conocimiento genético humano para pensar sobre los desafís actuales desde el prisma de una historia sobre la belleza, la arrogancia, y los peligros letales dela cuestión prometeicade la perfecciónhumana. 

En el cuento de Hawthorne, un científico llamado Aylmer,  está casado con una mujer especialmente bella llamada Georgiana cuya cara está desfigurada (a los ojos de Aylmer) por una marca de nacimiento. Finalmente, convencida por Aylmer de que la marca de nacimiento debía ser quitada Georgiana se somete a un procedimiento, diseñado por Aylmer, que supuestamente eliminaría lo que su marido consideraba una mancha en su belleza. La marca desaparece, pero Georgiana muere. La búsqueda de Aylmer por hacer a su mujer perfecta, en su concepto de perfección, hamacado la mujer en la que él buscaba la perfección.
 
Sabía de la sorpendente asignación de Kass al Consejo de Bioética desde hace años. Pero sólo recientemente supe de su esfuerzo por lograr que América pensara con seriedad acerca de la moral y los costes humanos de la búsqueda de la perfección física, lo que me trajo a la mente al clan Hawthorne  y a Rose Hawthorne, la hija menor del autor, cuya causa de beatificación está en marcha.
 
Nacida en Lenox, Massachussets en 1851, Rose Hawthorne vivió su infancia en Liverpool, Inglaterra (donde su padre fue cónsul de los EEUU), y en Italia antes de volver a casa a Concord, en Massachussets en 1860. A los 20 años, Rose se casó con George Parsons Lathrop y la pareja se estableció temporalmente en Boston, sonde Lathrop trabajaba en el Atlantic Monthly y  Rose asentó su reputación como escritora, publicando cuentos y poemas. Tras cinco años de matrimonio, un hijo, Francis Hawthorne Lathrop, vino al mundo; pero el pequeño sucumbió a la difteria a los 5 años. Rose y George Lathrop fueron acogidos en la Iglesia católica en 1891, diez años después de la muerte de su hijo. Pero su matrimonio se volvió imposible; George Lathrop tenía problemas de «temperamento» (como la nueva Enciclopedia Católica dice con delicadeza), que le inhabilitó para mantener un trabajo. Con el permiso de su confesor, Rose comenzó a vivir sola y, después de un adecuado aprendizaje, empezó a trabajar con pacientes incurables de cáncer, una dolorosa obra de caridad a la que se entregó el resto de su vida.
 
Tras la muerte de George Lathrop en 1898, Rose Hawthorne se convirtió en una hermana dominica, fundó la Congregación Dominica de Santa rosa de Lima, también conocida como las Siervas del Alivio del cáncer incurable. Un centro para pacientes de cancer fue creado en Hawthorne, New York, donde la madre María Alfonsa, OP, como era conocida Rose de religiosa, ocupó todos sus años, muriendo allí en 1926.
 
Como escribió el padre Gabriel O’Donnell, O.P, postulador de su beatificación: «El servicio a los pobres de Cristo no se limitó a que esta dama de la cultura, la educación y con estatus social se pusiera un delantal y ofreciera regalos desde su abundancia. Decidió vivir entre los pobres para rogar por ellos como hicieron por sí mismos y para crear una casa donde pudieran vivir con la dignidad, la limpieza y la facilidad con que afrontaron sus últimos dñias en la vida […] No iba a haber un sistema de clases, ni una planta superior o inferior para los residentes. Ella y sus hermanas religiosas serían las siervas. Los residentes serían el objeto de todo su cuidado y desvelo». Rose Hawthorne vio en los hombres y mujeres desfigurados el sufrimiento de cánceres horribles que Aylmer no pudo ver en la casi perfección de su bella Georgiana en la historia de Nathaniel Hawthorne: la cara de Cristo.
 
El grupo de Rose Hawthorne (600 Linda Avenue, Hawthorne, NY 10532) promueve la causa de beatificación; una oración para pedir curaciones y otros favores a través de su intercesión está disponible. No estaría fuera de lugar añadir una oración por el futuro presidente del Consejo Presidencial de Bioética en cada intercesión.
 
 

* George Weigel, escritor y politólogo católico estadounidense, es autor de la biografía autorizada de Juan Pablo II «Testigo de esperanza» (Plaza&Janés), «el coraje de ser católico» (Planeta) y «Política sin Dios: Europa y América, el cubo y la catedral» (Ed. Cristiandad), entre otros.

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