¿Documentos incomprensibles y obispos aburridos o cómics divertidos? La propuesta de Tomás de Zárate
Tomás de Zárate, ilustrador y acérrimo lector de documentos eclesiásticos, es consciente de que las encíclicas y otros documentos no solo son "engorrosos de lectura", sino que de hecho se caracterizan por su "dificultad". Algo que se traslada a las propias homilías y que empeora, dice, conforme el cargo eclesiástico es mayor.
¿Puede el feligrés de a pie ser tocado por el Evangelio o el mensaje de la Iglesia en esta situación? Está convencido de que si no se emplea un lenguaje comprensible, es cuanto menos, difícil. Entonces, hace unos diez años, hizo de su vida el refrán de "una imagen vale más que mil palabras" y puso en marcha Evangelization New.
Se trata de un proyecto web en el que con muy pocas palabras y muchas ilustraciones - mediante cómics al uso- traslada el mensaje central de los documentos vaticanos y lejos de "cambiar o inventar nada", "copia y pega las partes fundamentales del texto". Su objetivo -como el de cualquier católico, matiza su sitio web-, "es evangelizar": "a veces significa hablar de nuestra Fe, pero otras veces no involucra palabras".
Así lo explicó a Religión en Libertad: "Un cómic es más fácil de leer que un texto, y más cuando en el texto hay términos abstractos. Un cómic es una imagen y, por tanto, entra mejor".
El dibujante, con más de diez años de experiencia, ha recorrido un largo camino hasta que comenzó a dedicarse profesionalmente a la ilustración, en Eslovenia. Estudió Geología y se trasladó al país de Europa del este hace 14 años, como voluntario, "para trabajar con disminuidos psíquicos. Mi jefa de entonces es hoy mi mujer y tenemos una hija", afirmó a Religión Confidencial.
"Hace como 8 años me encargaron unos cuadros allí. Me gustó y me dediqué con más esmero a lo de dibujar. Hoy tengo la suerte de ilustrar para la revista Vida Nueva -semanalmente- y para GESTO, donde hago un cómic. De vez en cuando trabajo en una guardería. Ahora planeo hacer una exposición con acrílicos y lápiz", añade.
En su portal, donde se pueden adquirir multitud de relevantes documentos vaticanos como Humanae Vitae, de Pablo VI, queda patente su misión que expresa al mismo medio: facilitar la lectura de los mismos y con ello poner sus dones "al servicio de la Evangelización".
"Si algo caracteriza a todos los documentos vaticanos es la dificultad con la que se pueden leer. Son documentos engorrosos de lectura. Pero ponerlos en formato de cómic facilita mucho la lectura. Por ejemplo, se puedes leer la Humanae Vitae en tan solo unos minutos", explica.
La cuestión del lenguaje a veces excesivamente burocrático en la jerarquía de la Iglesia -también en las "homilías"- es un aspecto que aborda de forma directa pero positiva. De hecho, se muestra convencido de que "cuanto más alto es el cargo eclesiástico, es casi peor. Parece como si eligieran al obispo por la capacidad de aburrir".
-"¿Cómo llevamos la buena noticia del Evangelio a los demás?"
-"¿Lo acemos con espíritu y estilo fraterno, o a la manera del mundo, con protagonismo, competitividad y centralidad en la eficacia?".
Lo ejemplifica con la explicación del Día de difuntos. "El cura dijo algo similar a `Cristo venció a la muerte´ y desarrolló el tema pero en un lenguaje abstracto y uno al final no sabe bien qué es ese `amor´ al que no para de referirse. Sin embargo, si ese sacerdote dijera algo tipo `cuando murió mi madre, sentí que mi mundo se desgarraba´ uno podría identificarse con la historia", menciona.
Sin embargo, menciona que más allá de cómo se exprese, el mensaje debe ser custodiado y difundido como un tesoro… y se puso manos a la obra.
"Descubrí que, en medio del lenguaje emperifollado y a veces imposible de las encíclicas, había tesoros. Había ideas únicas. Por eso comencé a ilustrar las encíclicas. Sin cambiar el texto original, sino que haciendo un `corta-pega´", explica.
Sus cómics, no son destinados exclusivamente a niños, pero se dirigen a ellos como podrían dirigirse a los mismos las homilías. En este sentido, menciona la idea central que debe acompañar a ambos mensajes: captar la atención.
"Los niños son especialmente sensibles a las buenas historias y al aburrimiento. Si un niño se aburre, posiblemente la homilía tenga cosas a mejorar. Los niños son un termómetro ultra-sensible. La hoja se llama va-ti -uno de sus proyectos que resume y explica encíclicas en dos caras de folio- y he comenzado a publicarla hace solo unas semanas y las distribuyo en las parroquias", subraya.