Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

Paul Schneider Esteban habla de los animales como ayuda del campesino

Misionero español en las montañas de Etiopía: el importante papel de gatos, perros, burros y bueyes

Pablo Schneider, misionero español en Etiopía, en una celebración
Pablo Schneider, misionero español en Etiopía, en una celebración... cuenta la vida en su misión rural en las montañas

P.J.G.

Paul Schneider Esteban, de 40 años, es un sacerdote español de padre norteamericano, de la diócesis de Getafe, que lleva desde 2017 de misionero en Etiopía.

Ya cumple 5 años en el Valle de Lagarba, una zona rural y montañosa, de difícil acceso, a dos mil metros de altura, donde unas 3.000 familias viven de la agricultura. Allí hay una mayoría de familias musulmanas, una minoría de cristianos ortodoxos y, en su misión, unas 120 familias católicas, fruto de 5 generaciones de acción misionera. De vez en cuando, el padre Paul escribe una carta con sus experiencias misioneras a sus amigos en Getafe y a Obras Misionales Pontificias.

"Mis años de misión aquí son un regalo y una lucha. Ejercicio físico, religión, aprendizaje y experiencia. Caminatas, trayectos en la camioneta, ritos sacramentales, bendiciones de hogares, procurar mejorar la vida de la gente, descubrir formas nuevas de ayudar a mis vecinos, dedicar fuerzas y horas del día a los cultivos, los árboles, los animales", es el resumen de su última carta.

Trae gatos y perros: son una ayuda para los campesinos

El padre Schneider dice que da gracias a Dios "por haber creado a los perros y a los gatos". Los gatos se comen a ratas y ratones, que allí causan muchos daños a cosechas, graneros y gallineros. En las ciudades africanas hay bastantes gatos y perros, pero en Lagarba, zona de montaña, escasean, en parte porque hay hienas, zorros y linces que atacan a los gatos o a sus crías.

Así, el sacerdote de vez en cuando trae de la ciudad, en su coche ("mi pequeña Toyota Hilux D4D") gatos y perros para familias campesinas. "Antes la familia pasaba la noche mal, por el ruido de las ratas corriendo de un lado a otro dentro de la casa, comiéndose el maíz almacenado con tantos meses de trabajo y esfuerzo, y eventualmente mordiendo a alguien. Al tener un gato, los maullidos ya de por sí ahuyentan a las ratas, y las que no huyen son cazadas".

Perros contra los monos saqueadores

"También he traído a la misión y he repartido perros de varios tipos, cachorros y mayores, hembras y machos. Los perros ayudan en el pastoreo, alertan de intrusos, ponen su vida en riesgo para salvar y proteger ovejas y cabras, tienen un fuerte sentido del territorio y de la propiedad, y hasta darían su vida por sus amos", explica.

Los perros son especialmente útiles para proteger las cosechas atacadas por monos. "En campos cercanos a las faldas de los montes, hay pequeños monos (cercopiteco verde) que descienden en manada desde las cárcavas en lo alto de los montes, como en la zona de Jille, y si no hay niños o adultos o perros vigilando permanentemente los cultivos, los monos acaban con el sorgo, el maíz, los cereales, las frutas, todo. Una tarea tan aburrida, como es pasarse el día espantando a los monos, los perros lo hacen encantados, les sale instintivo, correr y ladrar, y para el dueño de ese cultivo es un alivio".

El misionero detalla que "los monos no pueden ser eliminados, son especie protegida por el gobierno etíope, hay que ahuyentarlos constantemente. Y aunque las hienas no son especie protegida, su desaparición provocaría otros males, porque consumen carroña que podría ser fuente de enfermedades para animales y personas".

De todo esto, el sacerdote concluye: "Dios ha dado al hombre ingenio para sobrevivir y usar sabiamente la naturaleza, y tiene que arreglárselas con lo que hay, someterla para que rinda fruto, y todo sea lo más eficiente posible. Lo contrario de maltratar a los animales no es mimarlos con juguetes y tartas de cumpleaños, sino educarlos, poner límites, adiestrarlos con paciencia, con repetición diaria, darles el agua y la comida a sus horas, evitarles sufrimientos innecesarios, para que estén sanos y cumplan su función. Esto se aplica al ganado (vacas, ovejas y cabras), a los equinos (burros, mulos y caballos), y a nuestros queridos caninos y felinos".

Burros y bueyes: para progresar

"Aquí en Lagarba seguimos sirviéndonos de los burros diariamente, yo mismo poseo una burra con su pollino a escasos diez metros de mi casa. El contacto con animales está tan arraigado en nuestra naturaleza, que los psicólogos actuales siguen estudiando esta vía para ayudar a personas con TEA, Trastorno del espectro autista", comenta el misionero.

El misionero español con su burra y pollino... son muy útiles en el campo

"Hace unos meses, cuando estaban a buen precio, compré en el mercado de reses de Bedessa 6 bueyes de una vez. Los bueyes son propiedad de la misión, pero los cedemos durante dos años al cuidado y para el uso de agricultores particulares, vecinos nuestros de confianza. Los dejamos en buenas manos, con quienes van a estar bien tratados y alimentados. Y, ¿para qué los necesitan ellos? Para arar la tierra, con un arado tipo romano".

"Aquí el hombre que tiene tierras pero no tiene al menos un buey, lo tiene muy difícil para cultivar, y sus opciones de siembra serán muy limitadas, o los frutos serán muy escasos, o el gasto de pedir a otros que aren tu tierra apenas se compensará con la venta de los frutos finales. Siempre se ara aquí con un yugo de dos bueyes, y si me dejas tu buey para que junto al mío pueda arar mi tierra hoy, mañana te dejo el mío para que puedas arar tú tu tierra con ambos. Después de dos o tres años, estos vecinos nos devuelven un buey que ha comido bien, que ha trabajado y que ha desarrollado al máximo su musculatura y osamenta, y está listo para su última fase, de engorde, dentro del establo".

Los bueyes son una buena inversión para un campesino, explica. "Aquí, el único camino agropecuario para salir de pobres, el negocio más rentable, es la venta de ganado mayor, porque vienen desde Addis Abeba hasta estos mercados rurales para comprar, y si no tienes prisa para vender, puedes esperar a cuando los compradores que vienen de la ciudad están más desesperados por hacer negocio, en vísperas de fiestas religiosas o del Año nuevo, y tras mucha negociación compran a regañadientes al precio que tú pongas, y así se nivela un poco la fuerte economía urbana con nuestra pobre economía rural".

"Actualmente tenemos dentro del terreno de la misión tres bueyes preciosos en su última fase, en un par de meses los venderemos a su precio máximo. Nuestros católicos y demás vecinos están orgullosos, y más que satisfechos, de cómo Shawle y yo estamos administrando y cuidando los bienes de la misión, procurando que haya beneficios, evitando al máximo que haya pérdidas por dejadez de los que vienen a ayudar o de aquellos a los que asalariamos puntualmente, combatiendo los reveses del clima, todo para que la misión tenga rentas, igual que una familia de aquí".

Un blanco de ciudad en el mundo campesino

"Como blanco urbanita sin experiencia del campo y de la cultura local, al principio tienes todos los elementos en contra para meterte en estos líos, pero con mucha paciencia e interés por el asunto, vas teniendo tablas", detalla.

"Para estos campesinos católicos que trabajan literalmente con el sudor de su frente para sobrevivir, alimentar y educar a sus hijos, si no eres capaz de poner en orden la economía y hacer que la tierra de la misión produzca sus rentas, para la mayoría de ellos careces de autoridad y experiencia humana, por muchos libros que hayas leído. Serás muy sacerdote y te respetarán por ello, y algunos recibirán los sacramentos con devoción, pero en general te sentirán desconectado o desafectado de su mundo, de su modo de vivir, y eso se trasladará a las relaciones con ellos", añade.

Lo que ha de aprender un misionero rural bien incardinado es mucho, admite. "Lo mismo que conocer su lengua es importante, también lo es conocer por experiencia su cultura, su modo de vida, mancharse las manos, saber los nombres de árboles y plantas, y el modo en que cuidan de sus animales, lo que los animales comen y lo que rechazan, y dónde están los mejores pastos, saber de sus labores y de la jerarquía de precios y valores de animales, plantas, campos y productos en general".

El khat, la droga social que todos consumen

El sacerdote comenta un cultivo de la zona que se aprecia mucho: el khat o chat, unas hojas que son una droga estimulante, que puede llegar a ser incluso adictiva. No sólo es legal, sino socialmente apreciada.

"El khat es un árbol o arbustos de hoja perenne, y es una droga natural, se mascan las hojas tiernas y se tragan, funciona como un estimulante, tiene los mismos efectos que las anfetaminas. Para algunos se convierte en una fuerte adicción que puede degenerar en episodios psicóticos y hasta causar ansiedad y depresión. Hay personas muy viciadas que cuando no consiguen su cantidad diaria no tienen motivación para estudiar, trabajar, o el esfuerzo que se requiera. En ese sentido el khat es una lacra. Para muchos otros, es la rutina diaria para animarse, como el café de la mañana, y en nuestra zona de Harar, como en el Yemen, está muy arraigado socialmente, es parte de la cultura y de la tradición, está presente en todas las reuniones y celebraciones".

"Todos los adultos y jóvenes de mi zona en Lagarba, ya sean cristianos o musulmanes, hombres o mujeres, consumen khat diariamente. Rara es la persona, por motivos de salud o alguna promesa religiosa que haya hecho, que no consume. Solo para los sacerdotes cristianos –católicos u ortodoxos– está culturalmente prohibido, y eso obviamente me incluye a mí. Como es adictivo, y hoy en día se cultiva intensivamente en esta zona, si tienes un gran campo de khat tienes que vigilarlo de noche, porque cuando está en su punto óptimo de maduración, cuando está listo para vender a un intermediario, es un objetivo favorito de pillos y ladrones", añade.

El misionero compara al khat con el alcohol. "Yo no condeno el khat, como tampoco hay que prohibir el alcohol por ley, pero hay que predicar la libertad, y ser honestos con nosotros mismos y saber si nos hemos vuelto esclavos de un vicio, por mucho que nuestra tradición cultural lo apruebe y fomente. La disciplina y la moderación son necesarias en todo: en la familia, en los recursos naturales, la alimentación, el trabajo, los negocios, las relaciones entre vecinos, las fiestas y celebraciones, en los conflictos y en la justicia".

La religión, ¿beneficios solo tras la muerte?

El padre Schneider recuerda a un tío suyo, ateo, que le decía que los curas ofrecían un producto, el Cielo, que no se puede disfrutar hasta después de la muerte.

Pero él no lo ve así. "Al contrario, la verdadera religión consiste en saborear y dar a probar el Cielo por medio de los bienes de la tierra, en acercar el Cielo a la gente, hacerles recordar las delicias del paraíso, mejorar sus condiciones materiales, y compartir lo que se tiene, comer y vivir lo mejor que se pueda, cuidar lo mejor posible nuestros cuerpos y nuestras almas, tratar a los demás con toda la dignidad que se merecen, honrar la Verdad y dar culto al Padre", explica.

Como ejemplo, recuerda, "la Biblia está llena de referencias a la ‘tierra que mana leche y miel’, los dones que debemos disfrutar y compartir, ‘el trigo, el mosto y el aceite’, las casas de cedro y de piedra, los pozos y las huertas y los viñedos, la Ciudad que nos llena de alegría cuando pisamos sus umbrales". "Pones a disposición de los demás todos tus talentos, tu influencia, tus capacidades, energías y recursos, y eso te llena de alegría, y haces felices a los demás", añade.

Etiopía y la Reina de Saba

El misionero recuerda que Etiopía es un país peculiar en África, por ser de tradición cristiana muy antigua. Los etíopes consideran que la Reina de Saba, que visitó a Salomón, volvió embarazada de él, dio a luz a su hijo Menelik y este Menelik fue rey en Axum (actual Tigray, norte de Etiopía), un reino que guardó el Arca de la Alianza -aún la guardaría- y los títulos de Salomón de ‘Rey de reyes, Señor de señores, León de la Tribu de Judá’, títulos que los cristianos atribuyen a Jesús, hijo de David.

Los etíopes consideran que el cristianismo les llegó con el eunuco etíope, ministro de la Reina Candace, que aparece en Hecho 8, 27, y luego con misioneros de Alejandría. como el siro-fenicio san Frumencio (Abba Salama, siglo IV), y los Nueve Santos (siglo V). "Incluso en este lugar pobre y perdido, para la transmisión de la fe yo me veo a mí mismo como un eslabón muy pequeño, me siento un instrumento casi insignificante, comparándome con el peso de la historia y de la tradición, lo que Dios viene haciendo en África durante treinta siglos para la expansión de su Reino", reflexiona el misionero de Getafe.

El río que no deja pasar al vehículo

El padre Schneider quería hacer un puente para cruzar un río, pero a falta de recursos ha empezado una opción más modesta: una rampa de hormigón a cada lado del río, de 15 metros, suficiente para que un vehículo 4x4 pueda cruzarlo.

"El problema siempre ha sido salir del río cuando ha llovido y la tierra de las márgenes está embarrada y resbaladiza. Un día, por ejemplo, tras muchos intentos frustrados de intentar salir del río y patinar en la cuesta embarrada, sólo pude sacar el coche con la ayuda fortuita y generosa de unos 40 hombres y niños ayudando a los lados, cavando con picos y palas, añadiendo piedras, ramas y esparciendo tierra seca en los primeros metros del lado del río, para que las ruedas agarraran en tracción L4 y la camioneta pudiera subir y salir del río. Estas rampas, además, tendrán por su nuevo trazado un menor desnivel, y por su relieve rugoso se asegurará la tracción de las ruedas", considera.

"Si Dios quiere y las lluvias no lo impiden, estarán terminadas antes del fin de este mes de junio, y las posibilidades de transporte, el tránsito de las motos y de la ambulancia pública, y de mi propio coche, se verán enormemente mejoradas, y podré salir de la misión, aunque haya llovido o aunque esté lloviendo. Con pequeños proyectos, todo va a mejor", apunta.

Para apoyar desde España

El padre Paul acude a España cada cierto tiempo, pero en 2023 no lo hará. Le apoyan con oración y donativos amigos y parroquianos de Getafe y otros lugares de España.

"Las donaciones a mi misión tienen desgravación fiscal, como donación a la Iglesia Católica (a mucha gente esto les sirve para la Declaración de la Renta, mi amigo Eduardo Vilela prepara el certificado para Hacienda a quien lo pida) y si tenéis ganas de ayudar económicamente pero no tenéis capacidad en este momento de vuestra vida para hacerlo, siempre podéis recomendarlo a amigos y animarles a que donen, y me hacéis un gran favor. Es la cuenta de siempre, que incluyo al final de este mensaje, y lo donado va íntegro, al 100%, para mi misión y mis proyectos. Siempre procuro, con toda mi capacidad, dar el mejor uso posible a las donaciones que recibo, para el desarrollo y el bienestar, la salud y la educación de mi gente aquí. Agradezco mucho a mi querida diócesis de Getafe, al obispado, que me sigue ayudando, y me cubre todos mis gastos personales".

Cuenta de la Misión de Lagarba Titular: MISION ETIOPIA
IBAN: ES46 0075 1099 1006 0642 5201
BANCO POPULAR - SANTANDER BIC/SWIFT: POPUESMM

Misioneros Por el Mundo visitó la misión de Lagarba en 2019:

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