Aset, kazajo y de origen musulmán: a los 15 años, gracias a unos curas, «me fui enamorando de Jesús»
Kazajistán es un mosaico de credos y tradiciones formado por 19 millones de habitantes. Con una mayoría de fieles musulmanes, el país es un oasis para la libertad religiosa. A veces, incluso, tienen lugar conversiones, desde el Islam a la muy minoritaria fe católica, como la del siguiente protagonista.
Nursultán Aset tiene 41 años, es de Almaty (Kazajistán) y nació en una familia musulmana. Cuando tenía 15 años conoció a unos misioneros vinculados con el movimiento Comunión y Liberación. Un tiempo después, decidió que quería seguir a Cristo. Con motivo de la visita del Papa a su país, Aset ha contado su historia a la web Vatican News.
Una "hermosa amistad"
Todo comenzó cuando este charcutero kazajo era un joven estudiante en una de las ciudades más prospera del país. Estaba a punto de empezar a vivir una "hermosa amistad" con unos sacerdotes que, tiempo después, se convertirían para él en "sus padres". Con estos religiosos, Aset aprendió italiano y, poco a poco, fue descubriendo a Jesús.
Hasta los 15 años, Aset acudía a la mezquita y aprendía árabe (Foto: Vatican News).
Hasta ese momento, la vida de Aset era como la de cualquier musulmán de Kazajistán. Acudía a la mezquita, estudiaba árabe e, incluso, había probado la experiencia de acercarse al mundo budista. En un momento dado, Aset se dio cuenta de que ese no era su camino. Su fascinación por Cristo y la Iglesia crecían cada día más.
Cuando tenía 21 años, tomó la decisión, y decidió bautizarse. "Era muy importante para mí compartir esta elección de vida con mi madre", señala. Sin embargo, cuando se lo comentó a ella, esta solo acertó a decirle: "Yo nunca haría esto, querido hijo, pero tú haz lo que sea mejor para ti".
La certeza de la fe
"Con todo el caos que a veces existe, con todo el drama de la vida, tenemos la certeza de la fe. Tuve mis momentos de cansancio, de apartarme de la Iglesia, pero al final volvía a esto, que me fascinaba. Siempre volvería aquí, donde encontré a los que me quieren", afirma en la entrevista.
Tiempo después, Aset se casó con Mayra, una musulmana no practicante de Uzbekistán. De ese matrimonio nacieron sus dos niños, de cinco y tres años, ambos bautizados. "De vez en cuando vienen conmigo a misa. Cuando no estoy contento con mi fe, entonces también ellos recaen", confiesa.
Kazajistán es un crisol de culturas donde el Islam es la religión mayoritaria. (Foto: AsiaNews).
Sobre el hecho de estar casado con una persona de otra religión, reconoce que no le asusta. "Miramos el mismo objetivo. Lo bueno es que comparte conmigo la misma expectativa por la visita del Papa. Iremos juntos a la misa que celebrará Francisco. Podría haberme dicho que me fuera con unos amigos, pero en lugar de eso iremos vamos juntos", relata Aset.
Cristo en lo cotidiano
Para Aset es muy importante vivir a Cristo en el día a día. "Es mejor mostrar a Cristo en lo cotidiano, más allá de las palabras. Esto da alegría. Si el corazón se conmueve por la humanidad que emerge de la vida cotidiana, en la muerte y en la alegría, entonces uno se enamora de Jesús", comenta el kazajo.
Aset también se muestra personalmente muy agradecido al Papa. "El estilo de humildad y amor con el que el Pontífice vive lo que sucede en el mundo es un hermoso desafío" apunta. Y, termina, relatando la historia de unos amigos católicos, que le contaron que, el grupo de 130 personas con discapacidad que atienden, se había apuntado por entero a la misa con el Papa, aunque muchos no sabían apenas de quién se trataba.