Domingo, 13 de octubre de 2024

Religión en Libertad

El conflicto con la liturgia malabar, la adicción al móvil, desafíos del s.XXI

El obispo Pulickal revela a ReL el arma secreta de la fe en el sur de la India... y sus retos hoy

El obispo Jose Pulickal junto a una imagen de San José
El obispo Jose Pulickal habla sobre la fe de los cristianos del sur de la India, y su dinamismo

Pablo J. Ginés

Jose Pulickal es el obispo de Kanjirapally, una diócesis católica de rito siromalabar en Kerala, la zona con más cristianos de la India, en la costa suroeste. En la India los cristianos apenas suman un 2 o 3%, pero en Kanjirapally son católicos casi un 12% de su millón y medio de habitantes. La Iglesia Católica tiene allí una importante presencia caritativa y educativa.

El obispo Pulickal ha visitado España varias veces, porque tiene unos cuantos sacerdotes jóvenes estudiando en Madrid y Salamanca (en concreto, 5 son capellanes y otros 4 estudiantes colaborando con diócesis). La diócesis siromalabar tiene un acuerdo con la Orden de San Juan de Dios, que tiene presencia en Kanjirapally: sus sacerdotes estudiantes sirven de capellanes hospitalarios mientras estudian en España, y la orden les ofrece alojamiento y compañía. También ayudan en parroquias.

Con 60 años recién cumplidos y 8 como obispo, charla con ReligionEnLibertad sobre "el arma secreta" de la fe de las familias de Kerala, los retos de la juventud y el problema de desobediencia de una diócesis malabar por temas litúrgicos.

Consagración del obispo Jose Pulickal en 2016 según el rito siromalabar

Consagración del obispo Jose Pulickal (a la izquierda) en 2016 según el rito siromalabar.

Intensa acción social

"Nuestra misión como Iglesia en Kanjirapally es a la vez social, educativa, caritativa y pastoral, va todo junto. Queremos hacer eso de Lucas 4,18: sanar a los enfermos, liberar a los cautivos, devolver la vista a los ciegos. Para eso contamos con unas 150 parroquias, capillas y misiones, y unos 300 sacerdotes, incluyendo los retirados por edad y los que estudian fuera. Tenemos un hospital, 64 instituciones caritativas (de la diócesis o de congregaciones religiosas), lugares para acoger ancianos que nadie cuida, enfermos rechazados, chicas que sacamos de la calle, huérfanos..."

"El Gobierno no apoya casi nada de toda esa obra social, y se sostiene con el esfuerzo de nuestros parroquianos y de fundaciones de otros países. El hospital, por ejemplo, lo abrieron unas misioneras norteamericanas en 1965, pero años después tuvieron y que irse y lo traspasaron a la diócesis", detalla.

Oficialmente, en la diócesis trabajan unas 1.700 religiosas. "Hacen un trabajo maravilloso, ellas son las que llevan la mayoría de orfanatos y de otros servicios. Pero es cierto que en los últimos años tenemos menos vocaciones a la vida religiosa femenina", detalla.

Sobre las vocaciones al sacerdocio está satisfecho: cuenta 140 entre seminaristas mayores y menores. En la región de Kerala hay 30 diócesis y 3 seminarios.

El conflicto de la liturgia

En Occidente se oye hablar de diócesis siromalabares rebeldes en temas litúrgicos y al borde del cisma. El obispo Pulickal intenta explicar el contexto histórico y su postura.

"En la India la Iglesia tiene tres ritos: el latino, el siromalankar y el siromalabar, que es el nuestro. La tradición dice que ya Santo Tomás, el apóstol, evangelizó en la India y creó comunidades. Cuando llegaron los misioneros de España y Portugal en el siglo XVI, vieron que ya había allí cristianos de estos ritos orientales. La Iglesia siromalabar mantuvo la comunión con el Papa y la Iglesia Católica universal, pero desde esa época, durante varios siglos, por la presión de los misioneros, el rito malabar se fue pareciendo cada vez más al latino. En el Concilio Vaticano II las cosas cambiaron: un documento conciliar pide a las Iglesias orientales que, junto con el mismo aggiornamento que toda la Iglesia, se esfuerce también en volver a las fuentes en nuestras tradiciones y liturgia".

Desde 1999, durante más de 20 años, el Sínodo siromalabar ha mantenido dos opciones litúrgicas a la vez, dejando a algunas diócesis mantener sus costumbres litúrgicas, más latinizadas, mientras otras retomaban las versiones más antiguas, anteriores a la llegada de los portugueses. "En 1999, como un acuerdo de compromiso, se decidió que la misa, que llamamos la Santa Qurbana [ofrecimiento o sacrificio] se haría mirando al pueblo, excepto la parte eucarística, en la que el sacerdote miraría hacia el altar. Algunas diócesis no cumplieron y se empeñaron en mirar solo hacia el pueblo. Tras dejar pasar más tiempo, el Papa pidió al sínodo siromalabar que eligiéramos un modo unificado. Lo debatimos en Sínodo casi 5 días. Todas las diócesis que se resistían, menos una, lo aceptaron, porque era una decisión de nuestro Sínodo y una petición del Papa", explica el obispo Pulickal.

La diócesis que sigue sin aceptarlo es la mayor, la archieparquía de Ernakulam–Angamaly, con unos 450.000 fieles. El Papa entonces envió un legado, el jesuita eslovaco de rito grecocatólico Cyril Vasil, que durante 11 años fue secretario en Roma de la Congregación de Iglesias Orientales. El obispo Pulickal solo dice cosas buenas de él: "el legado Vasil conoce muy bien nuestra historia y contexto y ha hecho todo lo que podía", considera.

La postura de Palickal es sencilla: "Yo creo que si somos católicos debemos obedecer al Papa y al Sínodo. Estamos hablando de la celebración oficial de la Iglesia, no es lo que cada obispo cree que puede hacer. El Papa intervino personalmente, expresamente, pidió obediencia y los que tenían otra postura decidieron obedecer, por la unidad, excepto esa diócesis de Ernakulam".

Un ejemplo de misa malabar (bastante festiva, con coro) con el obispo Jose Palickal (dura 90 minutos) 

El arma secreta: la oración diaria en familia

El obispo Palickal explica que en cada parroquia suele haber unas 400 familias muy activas y comprometidas. El "arma secreta" de la fe en Kerala (aunque él no la llama así) es la oración en familia, casi cada día. Antes se hacía al sonar las campanas, hoy en cualquier otro momento, por la tarde al volver todos a casa: padres e hijos rezan juntos.

"Además de esta oración familiar, en nuestras escuelas hay Santa Qurbana cada día. Las familias son comprometidas y participan mucho en las parroquias. La catequesis en las parroquias suele ser buena, pero lo más importante es que son los padres los que enseñan la fe, con sus contenidos, en casa. La fe se enseña memorizando cosas, pero también visitando a enfermos, con experiencias", explica el obispo.

Un campo peculiar es el apostolado con los jóvenes. El obispo aprecia mucho a Jesus Youth, un movimiento católico carismático de jóvenes surgido en Kerala y extendido hoy por todos los países donde hay emigrantes indios. "Son muy activos, nos dinamizan y atraen a jóvenes", comenta.

El obispo Pulickal en POWER 2022, un encuentro de jóvenes católicos de Kerala (tras tres años sin celebrarse por la pandemia): el inglés se usa como lengua franca cuando llega gente de distintas zonas y lenguas,

Allí, los jóvenes católicos que dejan la fe por razones filosóficas, que puedan declararse agnósticos o no creyentes, son poquísimos. En cambio, son muchos más los jóvenes que viven distraídos, sobre todo con las redes sociales y las pantallas, y así se alejan de la vida cristiana, aunque crean.

Otro peligro se da con la emigración: si un joven católico va a trabajar o estudiar a otras zonas de la India, lejos de su familia y entorno, le puede costar encontrar un entorno de fe católica. "El Gobierno no hace nada para frenar el problema de la emigración", lamenta el obispo. Otro problema entre los jóvenes es el peligro del alcoholismo y de las drogas, que hay que prevenir y combatir.

Sobre la situación entre los distintos tipos de cristianos de la India, detalla que las iglesias organizadas con obispos (es decir, las ortodoxas, los anglicanos y los católicos de distintos ritos) se llevan bien "y no nos pinchamos unos a otros". Puede haber problemas con grupos pequeños de pentecostales que adoptan técnicas sectarias.

Pelickal admite que en el norte de la India, donde los cristianos son muchos menos, hay más tendencia al sincretismo en algunos católicos, "porque la religión hindú es muy abierta y acomodativa".

"Pensemos que la India es un país enorme, con unos 1.400 millones de habitantes, democrático, con muchos idiomas y tradiciones y religiones, y aún así vivimos juntos. Cada estado tiene sus diferencias, pero todos tienen una comunión hermosa y dialogante", alaba del país.

Quien quiera puede visitar la web en inglés de la diócesis de Kanjirapally, con su listado de instituciones médicas, pastorales, caritativas...

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