Martes, 23 de abril de 2024

Religión en Libertad

Misiles yihadistas matan una anciana y hieren otras dos en el asilo y colegio franciscano de Alepo

ReL / AsiaNews

El padre Ibrahim ha difundido esta foto en la que bendice a la anciana fallecida a causa de los misiles en el asilo franciscano de Alepo
El padre Ibrahim ha difundido esta foto en la que bendice a la anciana fallecida a causa de los misiles en el asilo franciscano de Alepo
La zona de Alepo donde está el asilo de ancianos y el colegio Tierra Santa de los franciscanos de esta ciudad del norte de Siria se consideraba de las más seguras, pero la artillería yihadista se ha centrado en ella, probablemente para añadir caos y miedo a la población civil. El bombardeo de las instalaciones franciscanas causó destrozos, la muerte de una anciana y heridas a otras dos.

Los grupos yihadistas “quieren atacar a la población y sembrar el pánico entre la gente”, denuncia el padre franciscano Ibrahim Alasbagh, de cuarenta y cuatro años, guardián y párroco de la iglesia latina de San Francisco en Alepo, la “capital del Norte” de Siria.

Es un mensaje al puro “estilo terrorista”, advierte el sacerdote, con el cual se quiere “atacar a inocentes para lanzar un mensaje: o con nosotros los yihadistas o, de lo contrario, es la muerte”, protesta el religioso. "Atacan a inocentes antes que a militares”.

La noche del 21 de mayo pasado dos misiles lanzados por los yihadistas mataron a "una anciana de noventa y cuatro años que había buscado refugio" en el centro, para “escapar de la violencia de la guerra”. Las heridas “son dos mujeres, de unos ochenta años" alojadas en el asilo del colegio después de haber abandonado en abril de 2015 el Centro San Vicente de Paul “cuando terminó siendo atacado”. “Las ancianas pensaban estar en un lugar seguro y que morirían en paz en la custodia, pero no fue así”, lamenta el franciscano. Se suman así a los 280.000 muertos causados por 5 años de guerra civil en Siria.


Agujero causado por el misil que cayó sobre
el asilo franciscano de Alepo


En el colegio vivían una veintena de personas ancianas a quienes habían bombardeado sus casas. Era considerada “la zona casi más segura de Alepo”, donde en cinco años sólo “cayeron dos o tres” misiles, prosigue el sacerdote,  en un terreno “muy grande que antes era una escuela” y era “la más prestigiosa” de toda la ciudad. 

Con el tiempo los militares del gobierno han confiscado una parte para “construir un cuartel para los jóvenes reclutas”, sin embargo la zona “continuaba siendo considerada tranquila”, una especie de “pulmón verde de Alepo”, el único espacio en el cual las familias “podían reunirse y hacer respirar un poco de aire bueno a sus niños”.     

Un lugar, agrega el padre, donde poder ir a de paseo, en el cual “se habían iniciado trabajos de restauración” para “acoger a las familias de la ciudad”.

“En Alepo los franciscanos tienen tres centros: la parroquia San Francisco de Asís atacada una vez, el convento de Ir Ram, atacado ya cinco veces y el colegio de Tierra Santa. Ahora ya no hay un solo centro que se haya salvado de las bombas o de los misiles”.

En el último ataque, los yihadistas usaron “un misil de un metro y medio”, no un simple golpe de cañón, lo cual confirma “el crecimiento del potencial bélico” a disposición de los movimientos extremistas. El sacerdote cree que buscan atacar “las áreas del oeste de Alepo” (bajo el control del gobierno), donde “se encuentran las comunidades cristianas”.

Atentados de Estado Islámico en la costa
Dos ciudades costeras sirias, Tartús (Tortosa de Siria) y Jableh, en la provincia de Latakia, en la costa mediterránea, bastión del gobierno de Damasco, fueron teatro de una serie de atentados en simultáneo, que causaron al menos cien muertos y más de ciento veinte heridos. Estado Islámico ha reivindicado la matanza a través de la agencia de prensa AMAP,cercana al movimiento yihadista. El objetivo de la violencia eran los “asentamientos de alauitas” de ambas ciudades, la etnia islámica minoritaria en el país pero protegida por el presidente sirio Bashar al Assad que pertenece a ella.

En la zona atacada en la costa, cuenta el padre Ibrahim, no hay sólo alauitas sino también cristianos, sunitas, chiíes. Y también está “la base rusa en el Mediterráneo, es por eso que estos ataques parecen más “un mensaje para Moscú que para Damasco”.

Los milicianos quieren hacer entender que “pueden llegar a todos lados y sembrar el caos”, gracias también a armas “cada vez más sofisticadas” a su disposición. El drama, concluye el sacerdote, es que “quien paga el precio” de los ataques de las bombas así como el del embargo las sanciones, es siempre “la pobre gente inocente”.

Si quiere ayudar a los franciscanos en Siria, haga clic aquí

En el vídeo, una bomba cae en mayo de 2015 durante unas primeras comuniones en una iglesia siro-ortodoxa de Alepo
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