Martes, 16 de abril de 2024

Religión en Libertad

Padre Santiago Martín, fundador de Franciscanos de María

«La gente va a la iglesia a pedir, pero Dios no les importa... la gratitud debe ser lo primero»

El padre Santiago Martín saludando al Papa Francisco
El padre Santiago Martín saludando al Papa Francisco

Álex Rosal / ReL

El padre Santiago Martín, periodista y escritor de éxito es, sobre todo, un sacerdote enamorado de su vocación y fundador del pujante carisma de los Franciscanos de María, que acaba de cumplir 25 años de vida.

El Papa Francisco ha concedido a los Franciscanos de María el regalo de proclamar un Año Jubilar en el que se podrá ganar la Indulgencia Plenaria en las diócesis en las que trabajan. 

Con el padre Santiago Martín hemos hablado de esta realidad eclesial presente en 36 países, 163 diócesis y con 562 comunidades laicales estables; además de 800 laicos consagrados y unas diez mil personas que se enriquecen de esta espiritualidad basada en el agradecimiento. 

- Hace 25 años nació el movimiento Franciscanos de María en Madrid (España) en un momento de crisis eclesial y desánimo para los católicos en general. La cristiandad se derrumbaba y se atisbaba una apostasía silenciosa unida a un laicismo beligerante. ¿Cómo sintió la llamada a fundar este carisma?
- Toda nueva realidad eclesial nace suscitada por el Espíritu Santo para resolver o contribuir a resolver un problema, sea social o espiritual. Así surgieron, por ejemplo, los salesianos en la Turín del XIX y las misioneras de la caridad en la Calcuta del XX. Justo lo que yo vi fue eso, un problema grave, pero no de tipo material sino espiritual: el alejamiento masivo de Dios, la apostasía silenciosa de un pueblo hasta hacía poco abrumadoramente católico. El Señor me llamó, sin mérito mío, a acudir a solucionar este problema, junto a otros que también estaban y están luchando en lo mismo.

- ¿Cuál es la esencia de la espiritualidad de los Franciscanos de María?
- Lo que nosotros podemos aportar para hacer frente a la descristianización de la sociedad es una espiritualidad basada en el agradecimiento. Si hubiéramos enseñado a los católicos a ir a Misa a agradecer, en lugar de ir sobre todo a pedir, no habrían dejado de ir cuando, equivocadamente, han pensado que ya no tenían nada que pedir porque el Estado del bienestar se lo proporcionaba todo.

Al médico se va porque uno está enfermo, pero a Dios no se puede ir sólo en busca de soluciones a los problemas. Lo que nosotros difundimos es una espiritualidad, una actitud, una motivación en la relación con Dios donde el agradecimiento ocupa el primer puesto. Vivimos y queremos enseñar a vivir una espiritualidad eucarística, de acción de gracias.

- ¿Qué papel juega la Virgen María en esta espiritualidad?
- Nadie como ella tuvo con Dios una relación tan pura, tan carente de miedo o de interés. Por eso ella ha sido siempre nuestro primer modelo. Queremos amar a Jesús como le amó su Madre y queremos hacerle amar como ella le amó.

- Y, ¿san Francisco de Asís?
- Históricamente, fue el primero en intuir dónde estaba el problema. fue un profeta al que nadie escuchó. Él tuvo aquella visión, en la pequeña iglesia de La Porciúncula, en la que vio la iglesia llena de gente rezando y, sin embargo, salió llorando de allí; al ser preguntado por el motivo de sus lágrimas dijo: "El Amor no es amado". La gente va a la iglesia a pedir, pero Dios no les importa. Si entonces, en el siglo XIII, cuando la cristiandad estaba en su culmen, se hubiera escuchado a San Francisco y se hubiera empezado a enseñar a los fieles católicos a que dieran el primer lugar en su motivación religiosa a la gratitud, ahora no estaríamos como estamos. Pero, al fin, en algún momento hay que empezar.

- El Papa Francisco dice que la Iglesia debe ser como un “hospital de campaña” que recoja y cure a los heridos de la vida. ¿Qué aporta la espiritualidad de los Franciscanos de María a ese “hospital de campaña” que solicita el Pontífice?
- Hay muchos tipo de "heridos de la vida" y hay muchas formas de ayudarles. Hay una medicina curativa y hay una medicina preventiva. Es decir, una forma de ayudar a los heridos es evitando que resulten heridos. Si en la guerra se pudiera evitar que los soldados resultaran heridos no harían falta hospitales.

Lo que nosotros hacemos es predicar el amor al Dios Amor; cuando eso se lleva a la práctica, las personas dejan de ser heridas, pues lo que las hiere es el egoísmo, y dejan de herir a otras con su propio egoísmo. Además, naturalmente, hay que curar a los que ya están afectados y por eso hablamos del Dios de la misericordia, del Dios del Amor. Hablamos del amor de Dios y del amor a Dios. También desarrollamos obras sociales, por ejemplo tenemos ya un hospital en Bolivia y un asilo de ancianos en Venezuela, además de llevar a cabo un sin fin de obras de voluntariado en los países donde estamos, especialmente en las cárceles.

- ¿Cómo es la relación con Dios de un Franciscano de María?
- De agradecimiento por todo lo que Él es y lo que nos ha dado. Ese agradecimiento se manifiesta en la oración, en la adoración, en la participación diaria en la Santa Misa, en el rezo del Rosario, en el cumplimiento de las propias obligaciones, en la caridad yendo más allá de ese cumplimiento de los mínimos.

- ¿Y en su vida diaria?
- Cada semana tenemos un propósito extraído de los temas de formación que se imparten en nuestros grupos, que se llaman "escuelas de agradecimiento". Se trata de dar, a la vez, formación y dirección espiritual. Ese propósito debe ser aplicado a la vida cotidiana, para que el agradecimiento no se limite a la oración, sino que la propia vida se convierta en una eucaristía.

- Ha hablado de la `Escuela del agradecimiento´. ¿Cómo funciona?
- Son grupos de laicos que se reúnen una vez a la semana, cuando pueden en las parroquias o si no en sus casas. Tienen un tema de formación semanal, basado en un programa de cinco años, con 262 temas. Esos temas incluyen un propósito que tiene que ser aplicado por cada uno en su vida cotidiana; es como la tarea que se lleva a casa desde el colegio. Después, cuando se vuelve a la reunión a la semana siguiente, se revisa esa tarea, aplicando el viejo método de la revisión de vida. Esto resulta muy útil, aunque no sea sencillo. Así se avanza, como he dicho, en la dirección espiritual y en la formación a la vez. Además, los miembros consagrados laicos de los franciscanos de María adquieren un compromiso de vida espiritual intensa, de austeridad personal y de ayuda a los pobres.

- En estos 25 años de vida, ¿en cuántos países está asentado el movimiento y cuantas personas pertenecen al mismo?
- Estamos en 36 países, 163 diócesis y 562 comunidades laicales. Es difícil precisar el número de miembros de nuestra asociación. Hay más de 800 laicos consagrados y unas diez mil personas se reúnen semanal o quincenalmente en nuestros grupos. Además están aquellos que, sin ir a las reuniones por motivos diversos, viven la espiritualidad del agradecimiento.

Tenemos una televisión por internet, de gran éxito, que es seguida por más de un millón de personas en 120 países. Es www.magnificat.tv Entre otras cosas, se puede seguir la Misa diaria y eso resulta vital para muchas personas que viven en países donde eso les está prohibido, como los países musulmanes, o donde es difícil desplazarse para ir, como en las naciones donde los católicos son una pequeña minoría.

- Padre Santiago, ¿en qué consiste el Año Jubilar que la Santa Sede ha concedido a los Franciscanos de María en el que se podrá ganar la indulgencia plenaria?
- El Papa nos ha concedido el regalo de un Año Jubilar con motivo de los veinticinco años de la fundación, en Madrid. También se cumplen veinte años de la aprobación que nos dio el cardenal Suquía, en 1993. La aprobación pontificia nos la dieron en 2007. Es un año de gracia, para vivir más intensamente la unión con Dios y la fidelidad al carisma recibido.

En este año se podrá ganar la indulgencia plenaria en todas las diócesis donde estamos y en las siete fechas que el Vaticano ha establecido para ello a lo largo del año. La primera fue el pasado 15 de octubre, que fue el día de la fundación. Después vienen el 8 y el 12 de diciembre, el 25 de marzo, el 25 de julio, el 8 de septiembre y el 4 de octubre, en que se clausurará el Año Santo.

Podrá ganar la indulgencia plenaria aquel que, cumpliendo las debidas condiciones, participe en la Eucaristía que se celebre cualquiera de esos días en los templos asignados para ello. Para nosotros es una gran alegría contribuir de este modo a la santificación de tantas personas, no sólo franciscanos de María, y a sacar almas del purgatorio, pues la indulgencia se puede aplicar por los fieles difuntos.

Mensaje del padre Santiago Martín en el 25º aniversario de los Franciscanos de María
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