Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

Francisco, a la Inmaculada: «Traigo conmigo a aquellos que tu Hijo me ha confiado en todo el mundo»

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Una multitud de romanos quiso adherirse al homenaje del Papa y de toda la Iglesia a la Inmaculada Concepción.
Una multitud de romanos quiso adherirse al homenaje del Papa y de toda la Iglesia a la Inmaculada Concepción.
A las cuatro de la tarde, Francisco realizó la tradicional visita del Papa al monumento a la Purísima situado en la Plaza de España, uno de los lugares emblemáticos de la ciudad de Roma.

Según informa Zenit, el santo padre Francisco visitó hoy por la tarde en Roma, Plaza de España, donde está la famosa columna con la imagen de María Inmaculada, para el tradicional acto de veneración. Ese año además de la cesta de flores, ha sido puesto un cesto con panes, para recordar el recién concluido Jubileo de la Misericordia y a quienes tienen dificultad para el sustentamiento cotidiano.

Habiendo superado importantes medidas de seguridad, miles de personas le esperaban allí, donde llegó el Santo Padre, mientras el coro de la Capilla Sixtina cantaba las letanías en honor de María y el Tota Pulcra est Maria.

A los pies de la imagen de María, el Papa recitó esta oración:

Oh María, Madre nuestra Inmaculada,
en el día de tu fiesta vengo a ti,
y no vengo solo: traigo conmigo
a todos aquellos que tu Hijo me ha confiado,
en esta ciudad de Roma y en el mundo entero,
para que tú los bendigas y los salves de los peligros.

Te traigo Madre, a los niños,
especialmente a aquellos solos, abandonados,
y que por este motivo son engañados y explotados.

Te traigo Madre, a las familias,
que llevan adelante la vida y la sociedad
con su empeño cotidiano y escondido;
de manera particular a las familias que hacen más esfuerzo
debido a tantos problemas internos y externos.

Te traigo Madre, a todos los trabajadores, hombres y mujeres,
y te confío especialmente a quien por necesidad,
se esfuerza para realizar un trabajo indigno
y a quien perdió el trabajo y no logra encontrarlo.

Tenemos necesidad de tu mirada inmaculada,
para encontrar la capacidad de mirar a las personas
o las cosas con respeto y reconocimiento,
sin intereses egoístas o hipocresías.

Necesitamos de tu corazón inmaculado,
para amar de manera gratuita,
sin segundas intenciones sino buscando el bien del otro,
con simplicidad y sinceridad,
renunciando a máscaras y maquillajes.

Necesitamos tus manos inmaculadas,
para acariciar con ternura, para tocar la carne de Jesús
en los hermanos pobres, enfermos despreciados,
para levantar a quien ha caído y dar apoyo a quien vacila.

Tenemos necesidad de tus pies inmaculados,
para ir hacia quien no sabe dar el primer paso,
para caminar por los senderos de quien está perdido,
para ir a encontrar a las personas solas.

Te agradecemos, oh madre, porque mostrándote
a nosotros libre de toda mancha de pecado,
tú nos recuerdas que antes de todo está la gracia de Dios,
está el amor de Jesucristo que ha dado la vida por nosotros,
está la fuerza dl Espíritu Santo que renueva todo.

Haz que no cedamos al desánimo,
sino que confiando en tu constante ayuda
nos empeñamos a fondo para renovarnos nosotros
a esta ciudad y al mundo entero.
Reza por nosotros, Santa Madre de Dios.

Concluida la oración el Santo Padre saludó a diversos enfermos en silla de ruedas que se encontraban presentes.
Los bomberos tienen el honor de llevar la corona de flores cada año, en particular quienes están por retirarse. Lo hicieron por la mañana temprano. La corona de flores ha sido llevada a 28 metros de altura y allí debidamente sujetada al brazo de la imagen. Un poco más abajo, en la plataforma situada a 23 metros de altura serán llevados otros ramos de flores. Roma está muy ligado a la imagen de la Inmaculada pues fue inaugurada en 1857 gracias al trabajo de 220 bomberos.

La plaza de España toma el nombre de la embajada de España ante la Santa Sede, que allí tiene su sede y delante de la cual se celebra la ceremonia.

El papa Francisco, después de rendir homenaje a la Madre de Jesús en la Plaza de España, se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor, deteniéndose en oración delante del ícono de la Virgen que lleva la invocación de “Salus Populi Romani”.
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