Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

LLEVÓ UN KIT CON PAN, VINO Y UN CÁLIZ, QUE AÚN SE CONSERVA EN ESTADOS UNIDOS

Eugene «Buzz» Aldrin, el astronauta que celebró «la cena del Señor» en la Luna

Cuando se han cumplido cuarenta años desde que dos astronautas norteamericanos pisaran por vez primera la luna, el 20 de julio de 1969, aún quedan algunos aspectos del viaje que no son tan conocidos, a pesar de no haber sido ocultados. El presbiteriano Aldrin celebró lo que en su fe se conoce como «la cena del Señor».

(Nicolás de Cárdenas/ReL) De la aventura que supuso la llegada del hombre a la luna se han escrito millones de páginas de alabanza y crítica. Las motivaciones polítcas en plena carrera espacial entre Estados Unidos y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el discurso no pronunciado -pero redactado- por el presidente Nixon en el caso de que hubiera sido un fracaso, las teorías sobre si fue un montaje «cocinado» en Hollywood. Pero de lo que casi no se ha hablado, aunque no es un secreto, es que uno de los dos hombres del Apollo 11 que pisó la luna -cuyo nombre casi queda en el olvido al ser Neil Armstrong el primero- conmemoró lo que en la fe presbiteriana se conoce como «la cena del Señor». Esto es, un rito en el que se come pan y vino como símbolo de la presencia espiritual de Cristo (Los católicos, en la eucaristía, celebran la presencia real -no simbólica- de Cristo). Eugene «Buzz» Aldrin, celebró de manera privada esta ritual, con ayuda de una pequeña forma de pan, unas gotas de vino y un cáliz que le procuraron en la Iglesia presbiteriana de Webster, en Texas. Según describió Aldrin, «abrí los pequeños envoltorios de plástico que contenían el pan y el vino. Vertí el vino en el caliz que me dieron en mi parroquia. En la gravedad de la luna, el vino se rizó lentamente y se deslizó por el borde del copón. Entonces, leí en la Escritura: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. Comí la pequeña hostia y bebí el vino. Dí gracias por la inteligencia y el espíritu que habían llevado a dos jóvenes pilotos al Mar de la Serenidad. Fue interesante pensar: el primer líquido jamás bebido en la luna y el primer alimento comido allí, fueron las especies de la comunión». La idea del miembro de la tripulación más famosa de la carrera espacial, era haber dejado testimonio gráfico de aquello con ayuda de las cámaras de que disponían. Pero la NASA se lo impidió debido a que, la lectura de un pasaje del libro del Génesis unos meses antes durante la misión Apollo 8, en plena Navidad, fue denunciada por un ciudadano que se declaraba ateo. Desde entonces, el pequeño caliz que fue usado en la luna, es guardado en la iglesia prebiteriana de Webster, donde cada año, el domingo más cercano al 20 de julio, celebran el «Día de la comunión lunar». Pero este no fue el único hecho religioso registrado en la misión lunar. En la pequeña placa de silicona que quedó en la luna, firmado por cuatro presidentes de los EEUU y otros 73 líderes mundiales, siete de ellos hicieron referencias a Dios. fueron los presidentes de Brasil, Irlanda, Vietnam del Sur y Malasia; el rey Balduíno de Bélgica, el Papa Pablo VI y el Sah de Irán.
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