Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Blog

"Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas" (Mariano José de Larra)

por Jorge Manuel Rodríguez

-“¿La Sábana Santa?... ¡Ah sí, eso que dijo la tele que era falsa!”. Esta es probablemente una de las frases que más hemos oído durante los últimos años aquellos que por unas razones u otras hemos estado hablando en público y en privado sobre la Síndone.

 

Es fácil de entender: Los humanos -y no sé si especialmente los españoles- tenemos una innata desconfianza. Es un medio de autoprotección: Cuando alguien nos dice que una cosa es una falsificación tomamos de inmediato buena nota: "no sea que me estén engañando y quede yo como un incauto". Este razonamiento a la defensiva, hace que sea mucho más difícil aceptar cualquier posible rectificación posterior de la noticia de la falsedad, porque queda siempre en nuestro subconsciente esa señal de alerta.

 

Es explicable, pues, pero... ¿es admisible?

 

No podemos "condenar", sin más, a nuestros interlocutores. Como dirían los moralistas habrá que distinguir entre la ignorancia culpable y la no culpable:

 

La primera sólo se puede encontrar en quienes pudiendo estar informados no ponen los medios necesarios para saber la verdad por pura superficialidad (actitud cada vez más frecuente y además de “culpable” moralmente, realmente estúpida cuando se trata de temas trascendentales), y en aquellos que no quieren saber la verdad porque “no les interesa conocerla” que, también los hay. (Yo he conocido bastantes).

 

Lo malo es cuando nos encontr­amos ante personas de buena fe que sostienen ideas disparatadas o simplemente erroneas por ignorancia no culpable. Están convencidas de estar en lo cierto.

No podemos en absoluto condenarlas pues ellos, como todos, tenemos el mismo proble­ma: cómo y dónde informarse BIEN de las cosas.

 

Ahí es donde se dirige nuestra reflexión: ¿Cómo llega la infor­mación a un ciudadano medio? Y lo que es aun peor ¿Se puede en­tender que el 90% de los ciudada­nos se crea a pies juntillas lo que le cuenta un telediario? Los medios de comunicación son, en la inmen­sa mayoría de los casos, nuestra única fuente de información.

 

Dejando aparte aquellos medios que propagan maliciosamente ideas, "porque venden". (A los que dedicaremos otra entrega de este blog). El problema es si realmente, cuando se trata de un tema complejo, es suficiente con saber lo que publica un periódico sobre ese tema. Porque lo grave, es que hemos susti­tuido, la cultura de la reflexión, basada en el libro escri­to -que se puede releer y meditar de forma crítica- por la cultura periodística de la inmediatez, en la que se consume rápidamente la noticia. Las ideas ya no provienen de los especialistas, de los que saben del tema, es el informador el que crea opinión. La noticia no se digiere ni se valora -eso requiere sosiego-, lo importante es publicarla el primero.

 

Por otra parte, la transmisión (tradición) oral y escrita de los conocimientos que antaño se producía entre las gene­raciones está dejando de producir­se. Paradógicamente tenemos unos expléndidos nuevos medios, que podrían llevar la cultura a todos los rincones... pero, la mayor parte de las veces, están llevados por técnicos jóvenes que conocen muy bién los medios de difusión pero son bastante ignorantes respecto de los contenidos a difundir...

 

Nuestra cultura aprendió con los siglos a criticar lo que leía u oía, pero los humanos aún no hemos desarrollado mecanismos de defensa frente a unas imágenes que son -no nos damos cuenta- igualmente manipulables.

 

Los nue­vos medios, además han traído algo terrible: la relativización de toda la información. Todo ocupa el mis­mo espacio y el mismo tiempo, y todo se consume por igual, lo tras­cendente y lo intrascendente. Lo importante es rellenar el hueco con la máxima audiencia.

 

En este contexto es donde hay que plantearse qué pasa cuando se habla de la Síndone de Turín. Y no nos engañemos, desgra­ciadamente, la falta de rigor es algo generalizado cuando se trata de hablar de ella. El peor enemigo de la Síndone es la ignorancia, y esta se da a veces tanto en quienes la defienden "ardo­rosamente", como si se tratara de un dogma de fe -que no lo es-, como en los que la niegan como si en ello les fuera la vida. A una desinformación se une otra desinformación de signo contra­rio.

 

¿Y en los católicos? ¿Es admisible en nosotros la ignorancia? Sinceramente, creo que no. Tenemos la obligación de formarnos una opinión basada en la verdad, aunque eso requiera el esfuerzo de superar la superficialidad en la que nos instalamos.

 

Y es que, hoy en dia los medios contrarios al catolicismo no lo atacan con argumentos filosóficos sobre la Santísima Trinidad, por ejemplo, les basta con invocar tópicos históricos como los del culto a reliquias. Mientras tanto los que podrían contestar dando razones contundentes, se callan “prudentemente”… por pura ignorancia.

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda