Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

En la entrevista de vuelta a su viaje de México

El Papa Francisco se pronuncia con claridad sobre la comunión para los divorciados vueltos a casar

Aciprensa

El Papa Francisco en su discurso a los Misioneros de la Misericordia
El Papa Francisco en su discurso a los Misioneros de la Misericordia
Al ser preguntado sobre la participación de los divorciados vueltos a casar en la vida de la Iglesia, el Papa Francisco recordó que integrarse "no significa conceder la comunión" porque recibir la Eucaristía no es un "un título honorífico".

El Papa se refirió al conmovedor testimonio de una pareja de divorciados en nueva unión que escuchó en Morelia. "Estos dos eran felices y usaron una expresión muy linda: nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero sí estamos en comunión cuando visitamos a hospitales y en esto, y en esto.  Su integración es esa. Si hay algo más, ya lo dirá el Señor. Es un camino", indicó.

Este es texto completo de la pregunta que le hicieron y la respuesta que dio el Pontífice:

Pregunta: Santo Padre Ud. ha hablado mucho sobre la familia y el Año Santo de la Misericordia durante este viaje, pero algunos se preguntan, ¿cómo es posible que una Iglesia misericordiosa con más facilidad perdona a un asesino que un divorciado vuelto a casar?
Papa Francisco: Ah, ¡me gusta esta pregunta! Sobre familia, han hablado dos sínodos. El Papa habló todo el año durante las catequesis de los miércoles, y la pregunta es verdadera, me gusta la pregunta porque usted la ha hecho ‘plásticamente’ bien.

En el documento post-sinodal que saldrá antes de Pascua, se retoma todo lo que el Sínodo abordó en uno de los capítulos  habló sobre los conflictos o sobre las familias heridas y la pastoral de las familias heridas. Es una de las preocupaciones, como otra es la preparación al matrimonio. Imagínese: para ser cura, es necesario estudiar por 8 años y luego, si no lo logras, pides una dispensa y te vas.

Pero, para un sacramento que dura toda la vida, tres, cuatro clases…  La preparación al matrimonio es muy importante, muy muy importante, porque creo que es algo que en la Iglesia, al menos en la pastoral común, al menos en mi país en Sudamérica no ha contado tanto.

Por ejemplo, ahora no mucho, pero hace algunos años había en mi país la costumbre de los casamientos ‘de apuro’, casamientos hechos con prisa porque viene un niño, para taparlo socialmente y salvar el honor de la familia y ahí no eran libres. Y muchas veces estos matrimonios son nulos, y yo, como obispo, he prohibido hacer esto a los sacerdotes cuando existía esto… que nazca el niño, que permanezcan como novios y cuando sientan hacerlo para toda la vida que vayan adelante, pero existe una falta del matrimonio.

Otro capítulo muy interesante es la educación de los hijos. Las víctimas de los problemas familiares son los hijos, pero también los problemas de la familia que el marido y la mujer quieren, por ejemplo, las necesidades de un trabajo, cuando el padre no tiene tiempo para hablar con sus hijos, cuando la madre no tiene tiempo libre para hablar con sus hijos cuando yo confieso a una pareja que tiene hijos, un matrimonio les digo: ‘¿cuántos hijos tienen?’.

Algunos se asustan porque dicen: ‘el sacerdote me preguntará  por qué no tengo más…’ y yo digo ‘le haré una segunda pregunta: ‘¿Usted juega con sus hijos?’ Y la mayoría, casi todos, dicen que ¨Padre no tengo tiempo, trabajo todo el día¨, y los hijos son víctimas, es un problema social que hiere a las familias. Me gusta su pregunta.

Una tercera cosa interesante es que en el encuentro con las familias en Tuxtla Gutiérrez había en una pareja de casados en segunda unión integrados en la pastoral de la Iglesia y la palabra clave que usó el Sínodo y que yo retomaría es integrar en la vida de la Iglesia a las familias heridas, las familias vueltas a casar, pero no olvidar a los hijos en medio. Ellos son las primeras víctimas, sea para las heridas, sea para las condiciones de pobreza, de trabajo…

Re-pregunta: ¿Esto quiere decir que pueden recibir la comunión?
Papa Francisco: Esto es algo último, integrar en la Iglesia no significa conceder la comunión porque yo conozco a católicos casados en segundas nupcias que van a la iglesia tres o cuatro veces al año, y ‘yo quiero hacer la comunión’, como si fuera un título honorífico. Un trabajo de integración... Todas las puertas están abiertas, pero no se puede decir que estas personas puedan comulgar.

Esto sería una herida, también para los matrimonios, porque esto no los haría proceder por ese camino de integración. Y estos dos eran felices y usaron una expresión muy linda: nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero sí estamos en comunión cuando visitamos a hospitales y en esto, y en esto.  Su integración es esa. Si hay algo más, ya lo dirá el Señor. Es un camino.
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