Viernes, 29 de marzo de 2024

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Del árbol de Navidad que se inaugura hoy en la Plaza de San Pedro: breve reseña histórica

por Luis Antequera

 
            Hoy día 16, se inaugura en la Plaza de San Pedro de Roma el árbol de Navidad que acompaña año tras año al nacimiento, y que, llegado a la plaza el pasado día 1 e izado por una grúa el día 4, se está engalanando desde el pasado día 9. Ahora bien, ¿de dónde procede tan hermosa tradición?, ¿es moderna, es antigua?, ¿está muy consolidada?

                        
 
            Curiosamente, el árbol navideño de la Plaza de San Pedro no tiene excesiva antigüedad, ya que apenas data de 1982, año en que Juan Pablo II, el Papa polaco, -y en este caso, no por casualidad, pues la costumbre del árbol navideño es más centroeuropea que sureuropea-, decidiera colocar el primero hace ya veintinueve, con lo que el que se coloque estas navidades hará el número treinta. Una decisión que, por cierto, debió de costarle tomar, -probablemente hubo de romper con algún tabú preexistente- pues no se trataba en modo alguno de la primera navidad que Juan Pablo II celebraba en San Pedro, sino la quinta desde su elevación al trono de Pedro el 16 de octubre de 1978.
 
            Este año, el árbol proviene de Zakarpatia, en Ucrania, con lo que la república ex-soviética se une a la nómina de naciones que han provisto el maravilloso árbol de navidad que luce en San Pedro cada año. Traerlo desde su lugar de origen ha costado cuatro días, en los que el gigantesco camión que lo portaba ha recorrido 1.500 kms.. Pesa 4,9 toneladas, mide 30,5 metros de altura, y será adornado con más de quinientas bolas y miles de luces. El día 31 será "oficialmente" visitado por el Papa quien rezará ante él.
 
            Proveer el árbol navideño de San Pedro se ha convertido en todo un éxito de la política exterior de muchos países, al alcance de muy pocos, algo en lo que las cancillerías europeas invierten muchas energías y hasta cuatro o cinco años.
 
            Desde que en 1982 se colocó el primero en San Pedro, el país que más árboles ha ofrecido, como es fácil de comprender, es Italia, que ha aportado nada menos que once ejemplares (el del año pasado y también los de 2007, 2006, 2004, 2003, 1992, 1990, 1988, 1986, 1985 y el primero de todos, el de 1982). El segundo país es la católica Austria, con una nada desdeñable cifra de ocho árboles (los de 2008, 2005, 2000, 1993, 1991, 1989, 1987 y 1983). El tercer país es un país católico por mitad, Alemania, con una cifra ya algo menor, tres (1998, 1995 y 1984). Un árbol han provisto, además, otros ocho países, todos ellos europeos, a saber: la ortodoxa Ucrania este año, Bélgica en 2009, Croacia en 2002, la ortodoxa Rumanía en 2001, la protestante Chequia en 1999, Polonia en 1997, Eslovenia en 1996 y Eslovaquia en 1994.
 
            ¿No les llama a Vds. la atención alguna ausencia? A mí, sí. Por lo menos dos: desde luego Francia, la llamada hija mayor de la Iglesia. Pero también España, la católica España, cuyo idioma es el que hablan uno de cada tres católicos del mundo. Siempre a por uvas, que se le va a hacer. Y eso, siendo España como es, el segundo país de la Unión Europea con más superficie arbórea, y el cuarto en superficie boscosa, apenas detrás de Suecia, Finlandia y Francia.
 
            El árbol de San Pedro es siempre un pino, del género abeto o picea generalmente, tiene entre 90 y 120 años de edad, pesa entre 4 y 8 toneladas, y alcanza cerca de los treinta metros de altura. El más alto nunca colocado tal vez sea el que aportó Trentino en 2004, con treinta y ocho metrazos equivalentes, para que se hagan Vds. una idea, a un edificio de trece plantas.
 
            No se acostumbra a indicar cuál es el destino del árbol de navidad de San Pedro una vez que es retirado de la Plaza, si bien por ejemplo, en el año 2008 se informó de que con su noble madera se harían juguetes para niños necesitados.
 
 
            ©L.A.
            encuerpoyalma@movistar.es
 
 
 
 
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