Contracultura desde la cultura: Cluny Media, caso de éxito en rescatar libros católicos perdidos
90.000 libros. Es la cantidad aproximada de títulos que se vienen editando cada año en España entre novedades y reediciones. ¿Cuántos de esos nuevos títulos dejarán huella para la posteridad? ¿Cuántos marcarán la historia de las ideas y la literatura? Y mientras, ¿qué pasa con las grandes joyas literarias que sí orientaron la dirección del mundo hace años… o hace siglos?
Conforme el mercado editorial se masifica, digitaliza y acelera su labor, los "libros olvidados", los perdidos que no se encuentran ni en Iberlibro -y si están pueden costar una millonada- y muchas joyas de la literatura y pensamiento católicos quedan relegados a la extinción.
Por eso, no es raro que surjan proyectos editoriales que, sin tener en principio una gran finalidad lucrativa -aunque luego sorprendan- apuesten por recuperar esas piezas.
Es el caso de Cluny Media, dirigida por dos jóvenes emprendedores católicos, cercana cumplir su primera década en funcionamiento. Su nicho quizá no sea mayoritario, pero sí es fiable, habiendo publicado ya más de 360 títulos, entre ellos algún "best seller" como la historia de la Iglesia Católica en 10 volúmenes de Henri Daniel-Rops.
¡Salvemos la cultura!
Su misión es ambiciosa y no da pie a dudas: rescatar libros perdidos y olvidados.
Quizá por ello su principal fuente de volúmenes son los autores ya fallecidos, cuyas piezas llevan décadas agotadas e inéditas, habiendo algún que otro ejemplas en "librerías de viejo".
"Simplemente buenos libros que son difíciles de encontrar, demasiado caros o simplemente olvidados, y licencia nuevas ediciones o los recupera del dominio público y los vuelve a publicar", afirma a Catholic News Agency John Emmet Clarke, al frente de la labor editorial.
Algunos de los libros de Cluny Media.
Para cualquier lector mínimamente interesado en la cultura católica le sonarán los autores de buena parte de sus obras, mayoritariamente de la órbita anglosajona: Knox y Cox; Benson, Fulton Sheen, Evelyn Waugh, Chesterton… Pero no son los únicos. Los francófonos también ocupan buena parte de su catálogo, siendo Bloy, Bernanos, Mauriac o Peguy algunos de ellos.
Una barrera de entrada detectivesca
"Muchas de estas obras de la tradición reciente, de los últimos 120 años, se han descuidado no tanto por elección, porque no son de calidad o han sido reemplazadas por obras superiores, sino simplemente porque no puedes acceder a ellas, porque no está claro a quién pertenecen", explica Clarke.
Precisamente esta es la principal "barrera de entrada" de este modelo de negocio, que Clarke se preocupa en no descuidar. Muchos de sus libros son de dominio público, sin la barrera de los derechos de autor, pero para desarrollar otra buena parte de su catálogo reconoce que las arduas labores de investigación son literalmente su pan de cada día.
"Mi padre es uno de los cofundadores y es abogado. Y parte de su experiencia es su comprensión de la ley de derechos de autor, que es la principal barrera de entrada, para el pasado en términos de publicación, porque es un área legal muy difícil e intrincada de navegar", asegura.
Menciona que en algunos casos, este proceso puede llevar años, como fue All in the Family, del Pulitzer Edwin O'Connor. Buscando incansablemente en una gruesa guía telefónica, logró finalmente hallar con su nieta… y el resto es historia.
Tanto Clarke como su socio principal, Scott Thompson, recuerdan como el inicio de la editorial se encontró en un principio ligado a Arte y Escolástica, de Jacques Maritain. En la universidad, fue uno de los libros encomendados por los profesores de Clarke, lo que él y sus compañeros solo pudieron leer gracias a las típicas fotocopias grapadas ante los abrumadores 100 dólares por cada ejemplar de segunda mano.
Pese a ser un proyecto netamente cultural, no se puede negar que también sea "contracultural", pues Clarke no niega que si su proyecto existe se debe en buena medida a que la sociedad actual ha perdido el contacto con el pasado y las raíces civilizatorias que este representa.
"Si solo leemos las novedades sin esa base [del pasado] creo que sencillamente te pierdes. Vemos eso en nuestro discurso, ya sea dentro de la Iglesia o en nuestro orden político. Se habla mucho, se dan muchas ideas y se protesta mucho, pero no hay una base común porque no conocemos nuestro pasado. No difundimos libros comunes aun teniendo un pasado común. Entonces, ¿por qué no accedemos a ese pasado común a través de la literatura y entendemos de dónde venimos para ver hacia dónde vamos?", subraya Clarke.
Puedes acceder al catálogo completo de las obras de Cluny Media desde este enlace, todas en inglés.