Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Cristianos en la encrucijada: hoy, Mali

por En cuerpo y alma

 
            Según informa Ayuda a la Iglesia Necesitada, el obispo católico de Mopti, Mons. Georges Fonghoro, ha solicitado a Ayuda a la Iglesia Necesitada el envío de recursos para garantizar el mantenimiento y la atención médica de 326 familias refugiadas a causa del conflicto que vive el país. “Las necesidades son enormes; la situación de la población es precaria y exige una actuación inmediata”, afirma el obispo. Ayuda a la Iglesia Necesitada ha iniciado una campaña urgente de recogida de fondos para socorrer a ese grupo de familias. Las personas que quieran recibir información y colaborar en esta campaña, pueden ponerse en contacto con AIN a través del teléfono 917.259.212.
 
 
            A principios de 2012 en el norte de Mali grupos tuareg vinculados a Ansar Al Din (Partidarios de la Religión) liderados por Iyad Ag Ghali a los que se unieron los grupos islamistas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) encabezados por Hamada Ag Hama, se hicieron con el poder conquistando algunas de las principales ciudades del país como Kidal, Gao y Tombuctú, e implantando una versión muy radical de la sharía con la destrucción también de importante patrimonio histórico. Entretanto, los militares derrocaban al Gobierno en la capital, Bamako. El país amenazaba con caer completamente en sus manos cuando Francia inició, este mismo mes, una intervención militar al lado del ejército maliense, con la que se han recuperado parte de los enclaves tomados por los terroristas.
 
            En Mali, un 86% de la población es musulmana, y los cristianos apenas representan un 3% de su población de 13.300.000 habitantes, unos 330.000, distribuídos en seis diócesis de pendientes de la archidiócesis de Bamako, a saber, Kayes, Mopti, San, Ségou y Sikasso. La diócesis de Mopti, dirigida por el obispo Fonghoro desde 1999, se encuentra al sur del país, en la confluencia entre los ríos Bani y Niger, y en su territorio, de una superficie superior a la de Francia, viven unos 40.000 católicos, con 22 sacerdotes. Existe también una importante minoría animista que alcanza el 10% de la población del país.
 
            De hecho, la Constitución vigente reconoce la libertad religiosa, y el Informe de libertad religiosa de 2011 afirma lo siguiente sobre el país:
 
            “Aunque el país establece su laicidad, antes de tomar decisiones importantes sobre cuestiones controvertidas, el Gobierno suele consultar al denominado “Comité de Sabios”, constituido por obispos católicos y protestantes además de líderes islámicos. Las organizaciones religiosas están obligadas a registrarse, como cualquier otra asociación; no obstante, la falta de registro no da lugar a ningún tipo de sanción. El ministro de Administración Territorial tiene la potestad de prohibir las publicaciones religiosas que desacreditan a otras religiones, aunque no se han difundido noticias recientes sobre el hecho de que haya ejercido de dicha facultad”.
 
            Algo en lo que coincidía con otro de los más importantes informes de libertad religiosa en el mundo, el de Open Doors, en el que aunque ahora Mali figure como el séptimo país con más persecución religiosa del mundo, hace poco ni siquiera figuraba.
 
            Se hace eco también de un curioso incidente, pero muy indicativo de la realidad social del país, registrado en el país en 2009:
 
            “El 23 de agosto de 2009, decenas de miles de personas invadieron las calles de la capital, Bamako, y de otras localidades del país, para protestar contra una ley aprobada por el Parlamento a principios de mes. La nueva norma pretendía otorgar a las esposas los mismos derechos que a sus maridos en los matrimonios y respecto a los hijos, así como ampliar el derecho de herencia de las mujeres y de los hijos ilegítimos. La ley establecía, entre otras disposiciones, que las esposas ya no estaban obligadas a obedecer a los maridos. Hadia Sapiato Dembele, representante de las asociaciones de mujeres musulmanas, explicó que la población consideraba que esta ley era contraria a los principios islámicos que establecen que “el hombre debe proteger a su esposa, la esposa debe obedecer al marido”. Quienes apoyaban la ley se oponían a esta afirmación. Ante la ola de protestas, el presidente Ammadou Toumani Tuore afirmó que no iba a firmar y promulgar la ley (que había apoyado con gran fuerza) “para salvaguardar la calma y el orden nacionales” y la devolvió al Parlamento para someterla a un análisis y reconsideración profundos”.
 
            Para finalmente concluir:
 
            “El país cuenta con una larga tradición de tolerancia entre los musulmanes y los creyentes de otras religiones”.
 
            No sin advertir con gran criterio, como los hechos han demostrado:
 
            “Los extremistas ligados a Al Qaeda llevan activos en esta región desde hace años, y están presentes sobre todo en la zona sahariana del Malí septentrional, desde donde realizan incursiones en Argelia, para cometer ataques y secuestrar a ciudadanos de países occidentales. Normalmente estos secuestros se realizan para obtener un rescate u otros beneficios, como la liberación de miembros detenidos de la propia organización”.
 

 
            En cuanto a los tuareg que han provocado la situación que registra hoy día el país, se trata de una pequeña comunidad bereber que no supera en mucho los dos millones de seres, de los que 700.000 se hallan en Níger, y 600.000 en Mali, con pequeños grupos en Libia, Argelia y Burkina Fasso. Conocidos como “los hombres azules del desierto” por la afición que profesan a ese color en sus vestimentas, el cual incluso impregna sus pieles por el efecto mezclado de los tintes de sus ropas y del calor, su nombre, “tuareg”, podría significar algo así como “los caminantes”, aunque ellos gustan de denominarse los “imushaq”, “los libres”. Hablan una lengua propia, el tamahaq, y son famosos por su práctica del nomadismo. Aunque combatieron ferozmente la dominación árabe de la zona en el s. VIII, alcanzaron un relativo grado de islamización, practicando un islam que aún hoy convive con sus costumbres ancestrales.
 
 
            ©L.A.
 
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