Rafael Monterde: con dinero, «el transhumanismo se debatirá en el Congreso en los próximos años»
Rafael Monterde es profesor de la Universidad Católica de Ávila, doctor en Filosofía por su investigación sobre la Singularidad -"un proyecto social para interconectar todas las mentes humanas en una sola artificial", según sus palabras- y experimentado conferencista en torno al Transhumanismo.
Pese a los peligros reales que supondría para el mundo que esta doctrina llegue a aplicarse, se considera un hombre afortunado y esperanzado. Describe como "una maravilla" poder hablarle a sus alumnos de Roma, Atenas o Jerusalén, gracias a su trabajo puede "encontrarse con Dios en lo profundo del corazón" y reside en el "tesoro espiritual" que es Ávila.
En una reciente entrevista concedida a El Adelantado de Segovia, Monterde comenzó advirtiendo de que en el transhumanismo, el cristianismo no tiene cabida. Tras un pormenorizado estudio de los grandes representantes del transhumanismo en la actualidad, concluye que de lo que hablan todos es de "transformar radicalmente al ser humano con la tecnología".
"Calando" entre los jóvenes
"Quieren cambiar la naturaleza humana porque la desprecian. Consideran que es un error dentro del contexto de la evolución humana. Algo que no está acabado y que hay que mejorar como sea. Nos vamos a enfrentar a discursos sobre el mejoramiento de la especie humana muy radicales conforme las técnicas de edición genética se vayan puliendo y perfeccionando. Yo me pregunto lo siguiente, ¿estamos preparados para defender la dignidad humana en el siglo XXI?", advierte.
Aunque el pensador mantiene su esperanza, afirma que el panorama "no es alentador". Especialmente porque está "calando" entre los jóvenes. Muchos se plantean quién no querría tener una vida mejor gracias a la tecnología, acabar con las enfermedades o tener una vida feliz y los transhumanistas les ofrecen la utópica promesa de que "ellos tienen la solución, porque lo importante es dejar de ser humanos".
Para Monterde, el transhumanismo no supone una amenaza propiamente intelectual. A nivel teórico, sus postulados parecen "pobres", son "superficiales e irracionales" y "carecen de aparato crítico". El problema, dice, está "en la práctica".
Los medios con los que cuenta la amenaza transhumanista
"Se trata de una propuesta eminentemente voluntarista que atenta contra todo realismo. A nivel práctico, [sus postulados] son muy radicales. Es una ética de carácter revolucionario que quiera transformar la naturaleza humana y toda la sociedad", explica.
Podría parecer simple alarmismo teniendo en cuenta que sus partidarios o exponentes no son muy numerosos, pero en este sentido el profesor lo compara a la Revolución Rusa, cuando los bolcheviques, minoritarios, tomaron el poder: "¿Quién no nos dice que la minoría transhumanista podrá tomar el poder político el día de mañana?".
Hacerse esta pregunta no es, para él, carente de sentido. De hecho, aunque hay un componente de "negocio a gran escala" ya en vías de desarrollo por Google o Amazon, menciona que también tienen una suerte de "centro de operaciones" en San Francisco para elaborar sus postulados y una difusión mediática que podrían hacer que "en un futuro próximo" estas ideas "lleguen a la calle con fuerza".
"Los medios de comunicación de masas pueden hacer que ideas marginales sean masivas en un breve espacio de tiempo. Si se invierte dinero en una buena campaña de concienciación transhumanista en los próximos años, el transhumanismo estará debatiéndose en el Congreso de los Diputados. El transhumanismo viene a superarlo todo y las ideologías que ahora imperan están obsoletas ante su discurso si realmente alcanzan sus objetivos de transformación de la naturaleza humana", explica.
La receta para combatir "un mundo controlado"
Pese a un análisis que podría parecer distópico, Monterde también ofrece esperanza y un análisis pausado respecto del discurso transhumanista, con el afán de dar respuestas que ni la misma ciencia o filosofía es aún hoy capaz de ofrecer.
"Creo que ese afán por lograr responder a todas las preguntas es el mayor error de cualquier ideología. Pues el ser humano en sí mismo siempre será un misterio para sí mismo. Por eso creo que podemos tener esperanza. Como decía Leonardo Polo, los filósofos siempre se equivocan en su última palabra", agrega.
En este sentido, el filósofo llama a "aprender a contemplar la realidad con asombro para que la belleza nos transforme y nos dé esperanza", pero también medidas aplicables para enfrentar "un mundo controlado y vigilado".
"La vida sencilla. Un paseo por el campo. Una buena conversación. Contemplar la mirada de la persona que amamos. Yo creo que la solución es el amor sencillo al otro, a su mirada, pues en la mirada del otro encontramos nuestro origen y nuestro destino", explica. Su último consejo es el que le da a sus alumnos cada día en la Universidasd, "que no se cierren a la verdad, a aquella que es con mayúscula. Porque la Verdad no está sujeta al tiempo y nunca sabemos cuándo va a salir a nuestro encuentro".