Martes, 15 de octubre de 2024

Religión en Libertad

El doctor Alejandro Vargas Román estará en la canonización

El experto en aneurismas que trató la curación de Floribeth: «¡No nos preparan para ver milagros!»

El doctor Alejandro Vargas es el mayor experto en aneurismas de Costa Rica, consultó con colegas en foros internacionales y explica cómo se guarda para la ciencia la documentación del caso
El doctor Alejandro Vargas es el mayor experto en aneurismas de Costa Rica, consultó con colegas en foros internacionales y explica cómo se guarda para la ciencia la documentación del caso

ReL

El neurocirujano Alejandro Vargas Román, la mayor autoridad en aneurismas en Costa Rica, fue quien confirmó la enfermedad y después la curación inexplicable de Floribeth Mora, una curación que según la mujer costarricense y la Iglesia, se debe a la intercesión de Juan Pablo II. A última hora, él y su esposa han conseguido ir a Roma y tienen entrada para estar en la ceremonia de canonización de este domingo. 

En julio de 2013 lo entrevistaba así Diego Arguedas en el diario costarricense Nacion.com.  

El doctor Vargas atendió a Floribeth cuando ingresó al hospital con un dolor de cabeza. Después de unos exámenes, descubrió que tenía un aneurisma. Tras optar por no operarla, el médico no pudo explicar la posterior desaparición del mal. 

-¿Qué es un aneurisma cerebral y por qué no puede sanarse naturalmente?
-Es una dilatación de una de las arterias del cerebro. Existen dos tipos: fusiforme y sacular; este último es el más frecuente. En el caso de esta paciente, tenía uno fusiforme, que es como imaginarse un chorizo; una dilatación de toda la circunferencia de la arteria, razón por la que tuvo un sangrado.

-¿Y por qué no puede curarse?
-El tratamiento de esos aneurismas fusiformes es netamente conservador para quitar o disminuir los factores de riesgo para un sangrado. En el caso de esta paciente, era hipertensa y tenía un poco alto el colesterol y los triglicéridos. Se le indicó que hiciera un cambio en su vida desde el punto de vista alimentario y que disminuyera la tensión arterial mediante medicamentos.

-Usted llevó el caso a un foro de médicos y optaron por este tratamiento conservador, ¿verdad?
-Como es un aneurisma poco frecuente, hicimos varias sesiones clínicas y se presentó el caso en un simposio latinoamericano donde la mayoría abogó porque fuera un manejo conservador y no uno quirúrgico.

-¿Pudo este manejo conservador haber sido el causante de la mejoría en la paciente?
-Bueno, que desaparezca un aneurisma tan grande y en toda la circunferencia del cerebro, no es algo fácilmente explicable desde el punto de vista médico. Por eso es curioso que, de pronto, o a los meses, en el estudio que le realizamos, la resonancia magnética fue reportada como normal.

-¿Consultó el caso con otros médicos de neurocirugía?
-Tenemos la costumbre de hacer sesiones clínicas. Además, ella estuvo internada en nuestro servicio, por lo que todos los días ella tenía la visita de un neurocirujano diferente. 

-¿Usted cree que es posible que suceda un milagro en un paciente?
-Claro. Como le he comentado, soy católico y como médico de muchos años de trabajar, creo que los milagros pueden existir. Uno ve todos los días que existen milagros en cosas que hacemos no solo los médicos, sino toda la gente en general y que gracias a Dios son para el bien de las personas. Entonces, yo sí creo en los milagros.

-¿Pudo su religión haber nublado su criterio a la hora de determinar si hay o no explicación?
-Bueno, tenemos que acordarnos de que la arteriografía fue vista por varia gente en este hospital y también por la gente de ese simposio en ciudad de México. Las imágenes están guardadas aquí. Cualquier persona que necesite los estudios, ahí los tiene. Están guardados y con una imparcialidad total. Y el estudio de la resonancia donde no se ve la imagen (del aneurisma) fue reportado por nuestro radiólogo. No fui yo, sino otro médico que es neurorradiólogo y tiene una especialidad. Entonces, de ahí fue que se le hizo el diagnóstico de que no había ninguna imagen residual.

-En literatura médica, ¿han encontrado casos similares?
-No. El aneurisma fusiforme es poco frecuente. Hemos revisado a lo interno y ahora que ya está más a la luz, hemos consultado y nadie me ha dado una explicación clara de por qué ha desaparecido. Tampoco tenemos que olvidarnos de que la paciente en apariencia viajó a Italia a hacerse una arteriografía de control, que no he visto. Según lo que ha comentado (Mora) fue normal. Así que no solo fue de este hospital o de este país, sino que también fue llevada a Roma para revisarla.

-Usted tuvo contacto con la gente del Vaticano para discutir el caso y llevar una serie de estudios en paralelo.
-Sí. Fui llamado a una audiencia aquí en Costa Rica, pero desde ese momento no puede uno conversar sobre el tema. Como es una investigación de ellos, ahora que se dio a la luz ya se puede hablar de esto. Estas declaraciones son autorizadas por el director del hospital y mi jefe de servicio porque uno sí puede conversar de lo que tiene un paciente. Lo demás, les tocaría a ellos.

-¿Cuál sería la tasa de este tipo de aneurismas comparados con los saculares?
-Los saculares prácticamente son un 98% de lo que nosotros vemos y si acaso un 1% son fusiformes, y el otro 1% sería otro tipo: micóticos.

-¿Cuántos fusiformes ha tratado en su carrera?
-Como neurocirujano y endovascular, no le puedo dar la estadística fiel porque son muchos años, pero sí le puedo decir que son varios. No me acuerdo el número; habría que ir a estadísticas a ver cuántos tengo porque yo ya tengo muchos años en esto.

-En la parte de la investigación, ¿tuvo contacto con médicos del Vaticano o qué clase de delegación vino?
-Yo estuve en contacto con sacerdotes, pero posiblemente tenían alguna especialidad en algo. No eran médicos; eran teólogos o abogados, pues era más la parte investigativa.

-Entonces, ¿ha tenido contacto con médicos del Vaticano por correo o por llamadas?
-No, para nada.



El doctor Vargas y su esposa Karen Montero han conseguido ir a la canonización a última hora


A Roma por sorpresa
Hasta el último momento, el doctor Vargas y su esposa pensaron que no podrían acudir a Roma a la ceremonia de canonización, pero a última hora la misma Floribeth, su ex-paciente, les "guasapeó" desde la Ciudad Eterna confirmando sus entradas. Lo explicaba el jueves 24 de abril de 2014 en Nación.com Hugo Solano

Los esposos Alejandro Vargas Román y Karen Montero recibieron con gran alegría la noche de este miércoles [23 de abril de 2014] la sorpresiva noticia de Floribeth Mora, quien les escribió vía WhatsApp, desde Roma, comunicándoles que ya les tenía las dos entradas para que estén en la ceremonia de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

Vargas, de 47 años, fue el neurocirujano que atendió a Mora cuando llegó con un aneurisma que la tuvo al borde de la muerte y del que se sanó el 1.° de mayo del 2011, día en que fue beatificado Juan Pablo II.

La pareja de médicos sale este jueves a las 5 p. m. en vuelo de Iberia hacia España y espera llegar la tarde de mañana viernes a Roma para participar el domingo en la misa durante la cual se declarará santos a los dos pontífices.

De acuerdo con Vargas, se trata de algo único en la vida y por eso esta mañana adquirió los boletos que él mismo costea y salió a comprar el traje negro que se exige para la ceremonia.

"Es una gran oportunidad y la culminación de todo un proceso riguroso y muy bien estudiado. Lo veo como un súper premio en la vida, como trabajador y como católico que soy", afirmó Vargas.

Recordó que en 1983, cuando vino a Costa Rica el papa Juan Pablo II, lo vio pasar en el Papamóvil y ahora será muy gratificante verlo como un nuevo santo de la Iglesia.

Dijo que desde que trascendió el milagro, ha atendido medios de Polonia, Francia, Alemania, Italia, España, Estados Unidos y muchas naciones de América Latina.

Su esposa, Karen Montero, afirmó que ayer habían perdido la esperanza de poder asistir a la ceremonia, por lo que le dijo a su esposo que se fuera para Roma aunque no participara en la ceremonia. Poco después llegó al teléfono de él un mensaje donde Floribeth Mora le decía que todos preguntaban por el y que ya le tenía las entradas para la canonización.

"Dios quiere que estemos ahí", dijo Montero, y calificó como una bendición esa oportunidad.

Acotó que siempre han sido católicos y que a raíz del milagro se han integrado más de lleno a la Iglesia.

"En la carrera de Medicina no nos preparan para ver milagros. Esta es una profesión basada en la ciencia y la lógica. Nosotros hemos aprendido a abrir los ojos y ver la voluntad de Dios", concluyó.

Vargas trabaja en el Hospital Calderón Guardia y Montero en la Clínica Integrada de Tibás. Ambos agradecieron a sus jefaturas por facilitarles los permisos respectivos para salir del país a presenciar el epílogo de la historia que comenzó con el milagro que el Vaticano acreditó para la santificación de Juan Pablo II.

Hay pacientes que le piden oración
El doctor Vargas, en otra entrevista con Daniela Quirós, también en Nacion.com, explica que desde que se popularizó su papel en el proceso de investigación del milagro hay algunas personas que le piden oración.

“Recuerdo un caso en el Hospital Calderón Guardia. Una persona me pidió que le tocara las manos. Yo le dije: ‘No, discúlpeme, pero no tengo ningún poder; yo soy igual que usted, un pecador. Si usted quiere tocar las manos, tóquelas, pero no soy nada extraordinario’”, contó.

Según relata el médico, en los primeros meses tras el anuncio del llamado “milagro tico”, lo visitaron pacientes con enfermedades de otras especialidades. Pensaban que podía interceder en un milagro... pero él solo fue el testigo más cercano de la extraña curación de Mora.

“Seguramente se equivocaron”, pensó la primera vez que la resonancia magnética reveló que el aneurisma de la tica había desaparecido. Así lo tuvo que testificar para la causa de canonización del papa viajero, Juan Pablo II.

“Comencé a investigar en artículos médicos y con colegas dentro y fuera de Costa Rica el por qué había desaparecido el aneurisma, pero yo no pensé que fuera un milagro. Quería buscar una explicación científica”, relató.

Pese a eso, como católico siempre tuvo presente que existen este tipo de intervenciones.

“Mi vida desde el punto de vista de fe, me la afirma mucho más, nunca he tenido dudas, pero es como una vitamina, un estímulo. Siempre he tenido claro que existe Dios y existen este tipo de intervenciones”, afirmó.

Tajante y seguro, Vargas considera que entre la ciencia y la fe no debe haber conflicto. Para él, ambas se complementan. Dentro del gremio médico tampoco encontró ninguna crítica. 

“Hay gente que cree y no cree; los compañeros neurocirujanos han sido muy respetuosos. Yo tengo la conciencia tranquila. Lo que yo hice fue una guía al paciente para tratar de disminuir los factores de riesgo de un segundo sangrado”, contó.

Su nombre quedará plasmado en los registros históricos sobre la canonización del Papa más emblemático del siglo XX y el único que ha pisado Costa Rica.

“Si llego a tener nietos y bisnietos y Dios me da vida para disfrutarlos, por lo menos les contaré algo diferente y ha sido una experiencia enriquecedora. Personalmente uno se siente feliz, satisfecho, un poco… alzado, ¡qué bendición la mía!

A veces uno se pregunta: ‘¿merecía yo tener participación en esto?’. Uno se asusta de lo que Dios quiere de uno. Si uno hace bien las cosas, él ayuda”, afirmó.


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