El reto del buen modo en las oficinas parroquiales

Una vez me tocó estar en una conferencia que nos dio una religiosa con experiencia en colegios y dijo algo que se me quedó grabado: “La pastoral se tiene que notar también en el área administrativa; es decir, en la manera amable de tratar a las personas que buscan información, que tienen alguna frustración, inconformidad u otro tipo de asunto. No se trata -nos decía ella- de que siempre se haga lo que la persona tenga en mente, pero sí de buscar la mejor solución, de ser eficaces en lo que hacemos e, incluso ante una negativa que tengamos que dar, hacerlo con asertividad”. Por lo tanto, no es solo lo que se dice, sino, sobre todo, cómo se dice; ósea, el tono, la forma, etc. Decía el Venerable P. Félix de Jesús Rougier que “la mitad de la santidad es la buena educación”.

Todo esto nos tiene que llevar a reflexionar sobre el modo de atención en las oficinas parroquiales y, en general, de las diferentes áreas de la Iglesia que reciben solicitudes, porque, aun siendo espacios administrativos, deben ser expresión de los valores del Evangelio. Es lamentable escuchar las peripecias que pasan algunas personas cuando, por ejemplo, acuden a la oficina de una parroquia a solicitar informes del retiro prematrimonial o de lo que deben hacer para bautizar a su hijo y se encuentran con trabas que nada tienen que ver con los requisitos canónicos sino con vicios organizacionales que van minando la pastoral. Afortunadamente, esto no es en todas partes, pero es algo real en otras y aleja a muchas personas. Es verdad que uno debe de perseverar en la fe sin importar que el encargado sea amable o malhumorado, pero cuando la persona que se acerca aún no tiene ese nivel de madurez es comprensible que no le queden ganas de volver. Por eso hay que cuidar que las áreas de atención sean espacios de acompañamiento y no de burocracia. El Papa Francisco ha insistido mucho en dicho punto y tiene razón. Tomémoslo y hagamos nuestra parte.

Ahora bien, es cierto que hay personas que luego solicitan cosas que no se pueden permitir, pero aún en esos casos, como decíamos al principio, hay que saber manejar el asunto con tino. De entrada, explicando amablemente el no o, en su caso, las alternativas. El punto es que la respuesta sea clara y, al mismo tiempo, amable, porque una cosa no está peleada con la otra. Lo mismo cuando se trata de una boda. El hecho de que una pareja busque casarse por la Iglesia debería de ser motivo de alegría para la oficina parroquial. Tomando en cuenta que, en este momento, las bodas católicas ya no son algo cultural sino por convicción, ver parejas que se la están jugando por su futuro y que quieren darle un lugar preponderante a la fe merece todo el apoyo posible y no una cara larga o complicaciones innecesarias. Pedir lo que se tiene que pedir y hacerlo con buena actitud. Ese es el estilo de Jesús y la propuesta de hoy. Lo administrativo también cuenta.

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Les propongo dos libros electrónicos que he escrito y que pueden ser de su interés:

Título del libro: Proceso de Dios:

"El proceso de Dios", es un pequeño libro que reflexiona sobre puntos importantes de la fe desde una perspectiva teológica y filosófica. Es concreto y, al mismo tiempo, profundo, capaz de responder las preguntas propias de aquellos que se cuestionan en su relación con Dios.

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Título del libro: Líneas escolares:

¿Cómo abordar la emergencia educativa? ¿Cuál es el futuro de los colegios católicos? ¿Qué cambios tienen que darse? Éstas y otras preguntas son las que se abordan en el libro. Lo interesante es que el autor trabaja como maestro y, por lo tanto, los puntos que ha escrito parten de su experiencia en la realidad, en la "cancha de juego". Una interesante reflexión de todos los que de una u otra manera saben lo complejo que es educar en pleno siglo XXI y, al mismo tiempo, lo necesario que resulta seguirlo haciendo.

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Nota:

Al comprar alguno de los dos libros contribuyes al apostolado que llevo a cabo en favor de la fe y la cultura. ¡Gracias!