¿Por qué Dios aún no me concede un novio(a)?
Por Yasmín Oré
Anteriormente he tratado temas morales sobre el noviazgo y el matrimonio. Sin embargo, qué hay de aquellos jóvenes o jovencitas que aún siguen solteros y a la espera de su pareja ideal ¿Es qué acaso Dios se ha olvidado de estas personas? ¿O es que tiene Él reservado un plan especial para ellos(as) y aún no lo saben?
En este artículo, daré algunas razones y consejos a la luz de la moral católica para poder vivir mejor esta larga espera o buscar otras opciones que les lleven a discernir mejor el camino que Dios ha elegido para cada uno de su hijos.
Posibles razones por las cuales aún no tienes un novio (a):
Falta de madurez espiritual y emocional
Quizá Dios desee que adquieras un mayor conocimiento de la fe para que así puedas vivir correctamente la etapa del noviazgo, sobre todo en lo concerniente a la virtud de la castidad y la importancia del matrimonio. A su vez, esta madurez te ayudará a la hora de elegir a la persona adecuada y así no cometas errores que solo te harán perder el tiempo como muchos otros jóvenes.
Aún no estás listo(a) para sobrellevar un noviazgo
En este caso, Dios quizá desea que tengas un novio(a) cuando termines tus estudios y así te concentres en ellos con mayor dedicación para que en el futuro puedas ser un apoyo económico en tu hogar. Muchos jóvenes hoy en día, se empecinan a tener una pareja en la etapa escolar o universitaria y muchas veces empiezan a descuidar sus estudios ya sea por decepciones o por la misma presión de la relación ya que centran toda su atención en esta o porque el novio(a) podría ser alguien sumamente absorbente.
Crees ya se te ha pasado el tren
Debido a este mito, muchos hombres y mujeres dejan por completo de interesarse en encontrar a su media naranja, les baja la autoestima, se descuidan en su apariencia personal, dejan de socializar y ya no desean entablar ni amistad con el sexo opuesto.
Pones altas expectativas físicas a tu pareja ideal
A pesar de ser hombres y mujeres que siguen a Cristo, el mundo sigue influenciando en el pensamiento de muchos de ellos y siguen en busca de la mujer del cuerpo perfecto o el príncipe azul. Olvídate de ese tipo de expectativas y entiende que aún cuando tu pareja sea atractiva físicamente, no es perfecta pues podría tener un mal carácter o estar inclinado a la infidelidad, por lo tanto, esto te traería muchos problemas en el matrimonio. Además, si te consideras una persona verdaderamente católica debes valorar mucho más su lado espiritual que su aspecto físico.
Buscas donde no debes y no te mueves en ambientes católicos
Posiblemente has estado buscando al amor de tu vida en reuniones mundanas, discotecas o en círculos poco cristianos. Sabemos que las mujeres y varones buenos o espirituales no se encuentran en estos lugares por lo que difícilmente alguno de ellos desee conocerte para un noviazgo serio y con miras a casarse. Sin embargo, también existen casos excepcionales donde ellos se interesan en ti, desean conocer tus creencias o están abiertos a la conversión por lo que también podrías darles una oportunidad y busques integrarlos en tus círculos apostólicos.
No has probado conocer católicos (as) a través de internet
Vivimos un tiempo donde la tecnología nos permite conocer muchas personas de manera virtual y hasta de lugares lejanos. Aunque sé que a muchas personas les causa cierta desconfianza tener amigos o plantearse un noviazgo a distancia, hay muchísimos testimonios de matrimonios que iniciaron una relación de amistad en páginas católicas para posteriormente conocerse en persona y plantearse una relación de noviazgo seria.
Sufres de mamitis
Puedes estar sufriendo de “mamitis aguda” y estar bajo de las enaguas de tu mamá. Tu apego excesivo, es una clara muestra de tu falta de madurez emocional. Así no podrás relacionarte tanto con tu mamá y con tu novio(a). Muchas veces estas actitudes espantan a quienes desean una relación encaminada al matrimonio. Debes respetar a tu mamá y honrarla por lo que es, pero si ya estás grande, existen límites y la Biblia expresa claramente “el hombre dejará a su padre y a su madre” (Efesios 2,35).
No te superas profesionalmente
Aunque sabemos que no es nada cristiano valorar a nuestro futuro novio(a) por su nivel económico, esto no quiere decir que no busquemos superarnos profesionalmente para que podamos ser un apoyo y no una carga para la otra persona en el matrimonio. Sobre todo, en el caso de los varones deben intentar reflejar ser el soporte económico del hogar ya que la mujer en algunos casos, puede decidir dejar de trabajar un tiempo o toda la vida para dedicarse completamente al cuidado de los hijos.
No te has planteado hacer un adecuado discernimiento vocacional
Este aspecto es algo que muchos solteros no toman en cuenta y creen por si mismos saber cuál es la vocación que Dios quiere para ellos e insisten que su camino no es la vida célibe o consagrada. En este caso, es mejor tener un director espiritual y acudir a retiros vocacionales que son los lugares ideales para un correcto discernimiento. Hay muchas consagrados o religiosos hoy en día, que descubrieron su verdadera vocación tras realizarlos y hoy viven felices su entrega completa al Señor.
Consejos para vivir la soltería si aún no tienes novio(a):
- No caigas en desesperación y cultiva la virtud de la paciencia. Como dice la escritura: "el tiempo de Dios es perfecto" (Eclesiastés 3,11). La soltería es una etapa que a algunos les puedes durar mucho y a otros poco. Por ello, no compitas ni te compares con otras personas.
- Sigue rezando y pidiendo a Dios por tu futuro esposo(a) con fe y esperanza. (Mateo 7,7)
- No te aísles y sigue socializando en círculos sanos o cristianos, grupos pastorales o apostólicos, jornadas de la juventud, misiones para laicos, etc. Muchos noviazgos comenzaron una linda amistad en estos ambientes.
- No descuides tu arreglo personal sea la edad que tengas.
- Busca independizarte económica y emocionalmente de tus Padres.
- No descartes conocer amigos por internet a través de páginas católicas recomendadas.
- Plantéate hacer retiros vocacionales para descubrir tu verdadero llamado en la vida.
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