Los Premios Cari Filii y la Adoración Perpetua
Hace como unos cinco meses, Alex Rosal, director de Religión en Libertad, me mandó un correo electrónico con la convocatoria de participación para los Premios 2016 de la Fundación Cari Filii. Había que enviar un artículo periodístico de no más de 1.500 palabras o un vídeo de menos de diez minutos de duración sobre el tema “María, Madre de Misericordia”. Me pareció sensacional y comencé a pensar ideas sobre el tema que se pudieran desarrollar.
Como he pasado con mi familia once Semanas Santas ayudando a los párrocos de Albarracín en la diócesis de Teruel, lugar en el que he podido experimentar en primera persona la grandeza de la Iglesia, nada me apetecía más que escribir sobre aquello y, en concreto, sobre la gran labor que varios sacristanes (la mayoría sacristanas y de avanzada edad) realizan en aquellas tierras. Pero buscar el vínculo entre los sacristanes y “María, Madre de Misericordia” no era tarea fácil…
Pasó más o menos un mes. La fecha límite para enviar el artículo se acercaba a pasos agigantados y me era imposible vislumbrar la idea de cómo hablar sobre los sacristanes. Escribir no es difícil, siempre y cuando se tenga clara la idea a desarrollar (sin ella, para mí es imposible). Total, que mientras seguía dándole vueltas al asunto, se cumplió una petición que había hecho y cuyo intercambio (por mi parte) significaba ingresar en el grupo de adoradores de la Parroquia de San Sebastián en Badalona. ¿Y esto qué implica? Pues simplemente comprometerse a estar con el Señor una hora a la semana.
Hay gente que me pregunta por qué “si ya iba a la Adoración Nocturna, en la maravillosa iglesia del Tibidabo”. La respuesta es fácil, pero el definirlo en pocas palabras te hace pensar... Si pudiera utilizar solo una palabra, diría que voy a la Adoración por agradecimiento, por corresponder mínimamente a lo que el Señor ha hecho por mí.
Pero independientemente de ese toma y daca que se da entre el adorador y Jesús Eucaristía, la Adoración Perpetua cumple una función impresionante: permitir al Señor estar expuesto 24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año para que quien pase por delante pueda conocerlo, pues nadie queda indiferente cuando mira a Jesús a los ojos, cuando está cara a cara con Él. Y quien dude, que repase la historia de André Frossard.
Así de simple, una madrugada entre las 4:00 y las 5:00 (hora que me corresponde el turno), me vino dada una historia. No la viví en primera persona, pero pensé que tenía que contarla. Además, estaba vinculada mucho más directamente a “María, Madre de Misericordia” que los sacristanes de Albarracín (sobre los que prometo escribir un día).
Para que el artículo tuviera su giro periodístico busqué citar gente experta en materia, pero no los encontré –el tiempo apremiaba para enviar el artículo- y, tal como se me dio a conocer la historia, la envié al concurso de la Fundación Cari Filii. Por supuesto que no gané, participando gente como Jesús García, cuyo vídeo obtuvo el primer premio. El segundo fue para un escrito precioso de un señor que participó desde Perú. De todas formas y gracias al permiso que me han dado en la Fundación, quisiera compartir con vosotros la historia que escribí, cosa que haré en mi próximo post, el sábado de esta misma primera semana de agosto. Dejamos por tanto éste en continuará…
Como he pasado con mi familia once Semanas Santas ayudando a los párrocos de Albarracín en la diócesis de Teruel, lugar en el que he podido experimentar en primera persona la grandeza de la Iglesia, nada me apetecía más que escribir sobre aquello y, en concreto, sobre la gran labor que varios sacristanes (la mayoría sacristanas y de avanzada edad) realizan en aquellas tierras. Pero buscar el vínculo entre los sacristanes y “María, Madre de Misericordia” no era tarea fácil…
Pasó más o menos un mes. La fecha límite para enviar el artículo se acercaba a pasos agigantados y me era imposible vislumbrar la idea de cómo hablar sobre los sacristanes. Escribir no es difícil, siempre y cuando se tenga clara la idea a desarrollar (sin ella, para mí es imposible). Total, que mientras seguía dándole vueltas al asunto, se cumplió una petición que había hecho y cuyo intercambio (por mi parte) significaba ingresar en el grupo de adoradores de la Parroquia de San Sebastián en Badalona. ¿Y esto qué implica? Pues simplemente comprometerse a estar con el Señor una hora a la semana.
Hay gente que me pregunta por qué “si ya iba a la Adoración Nocturna, en la maravillosa iglesia del Tibidabo”. La respuesta es fácil, pero el definirlo en pocas palabras te hace pensar... Si pudiera utilizar solo una palabra, diría que voy a la Adoración por agradecimiento, por corresponder mínimamente a lo que el Señor ha hecho por mí.
Pero independientemente de ese toma y daca que se da entre el adorador y Jesús Eucaristía, la Adoración Perpetua cumple una función impresionante: permitir al Señor estar expuesto 24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año para que quien pase por delante pueda conocerlo, pues nadie queda indiferente cuando mira a Jesús a los ojos, cuando está cara a cara con Él. Y quien dude, que repase la historia de André Frossard.
Así de simple, una madrugada entre las 4:00 y las 5:00 (hora que me corresponde el turno), me vino dada una historia. No la viví en primera persona, pero pensé que tenía que contarla. Además, estaba vinculada mucho más directamente a “María, Madre de Misericordia” que los sacristanes de Albarracín (sobre los que prometo escribir un día).
Para que el artículo tuviera su giro periodístico busqué citar gente experta en materia, pero no los encontré –el tiempo apremiaba para enviar el artículo- y, tal como se me dio a conocer la historia, la envié al concurso de la Fundación Cari Filii. Por supuesto que no gané, participando gente como Jesús García, cuyo vídeo obtuvo el primer premio. El segundo fue para un escrito precioso de un señor que participó desde Perú. De todas formas y gracias al permiso que me han dado en la Fundación, quisiera compartir con vosotros la historia que escribí, cosa que haré en mi próximo post, el sábado de esta misma primera semana de agosto. Dejamos por tanto éste en continuará…
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