Donde no hay amor...
Así comienza..., la conocida aseveración de San Juan de la Cruz, qué entera dice así: “Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amar”. Cierto es que una de las características del amor como el mismo San Juan de la Cruz escribe es la “asemejanza”, vocablo este, muy usado en el español del siglo XVI, pero actualmente en desuso cuyo significad es el de hacer semejante, a las personas en el orden espiritual, el amor hace semejante a los que se aman El que ama trata de asemejarse a su amado y para encontrar la semejanza con él naturalmente trata de imitarlo.
El que ama al Señor, trata de imitar en todo, a la que fue la vida de Nuestro Señor en esta tierra, y el manual perfecto para alcanzar esa asemejanza imitando a su amado, en este caso al Señor, son los evangelios apostólicos, y la correcta interpretación de ello que realiza la Iglesia católica, única depositaria de la fe de Cristo. Existe un viejo libro del siglo XV titulado “La imitación de Cristo”, escrito por un canónigo agustiniano: Tomás Hemerken de Kémpis, por lo que este libro también es conocido como el Kémpis. Son muchas la personas santos canonizados y sin canonizar que han encontrado el camino de su santificación.
Cuando se da la asemejanza, es de ver que, tal como nos señala el francés René Laurentin: “El hombre se asemeja tanto más a Dios, cuanto más se asemeja al amor, única fuerza capaz de superar los conflictos y las disociaciones de este mundo. Y María es la que mejor refleja esta imagen entre las criaturas”. Y siendo la semejanza la razón de la existencia del amor, según se nos dice en el Libro del Eclesiástico: “Todo animal ama a su semejante”, (Ecl. 13, 19). Resulta imposible es que exista amistad entre el hombre y Dios, que le ama infinitamente, si el hombre no le ama. Dios es infinitamente bueno y el hombre si ama a Dios necesita hacerse semejante a Él imitándole en todo y por supuesto ha de olvidarse de su maldad y sustituirla por la bondad. De otra forma nunca podrá llegar a amar a Dios y ser semejante a Él.
Además de decirnos San Juan de la Cruz, que el amor genera semejanza entre lo que se ama y lo que es amado, nos dice también, que si nosotros amamos tenemos que imitar. Si amamos imitamos, porque precisamente la imitación es el mayor fruto del amor. Vemos pues que cuando el amor asemeja y si no hay asemejanza no hay amor, nace la imitación. Pero también se genera, según San Juan de la Cruz, la sujeción, porque el amor siempre sujeta a lo que ama.
Y continúan las características complementarias que se generan, en el amor por su asemejanza. Entre ellas una muy importante es la necesaria existencia de la reciprocidad. El hombre es un ser necesitado de amor, necesita amar y ser amado. Si no puede satisfacer esta exigencia natural, la existencia se le vuelve insoportable. La necesidad de amar al hombre es también propia de la esencia de Dios. En esto el Señor, parece un mendigo, un mendigo de nuestro amor. Él vive deseando ser amado por nosotros. Su amor que es su esencia, su propia naturaleza tal como nos dice San Juan evangelista: “Dios es amor y solo amor” (1Jn 4,16). Le pide nuestro amor, desea nuestro amor, porque nosotros formamos parte de su gloria.
En una glosa pasada de marzo del 2014 escribí: El Señor nos ama de una forma inimaginable, para nuestras pobres, ignorantes y soberbias mentes. En Él, todo es ilimitado y desde luego que lo es el amor a nosotros, que le llevó voluntariamente a revestirse de carne mortal, rebajándose a nuestra humana condición para elevarnos a su gloriosa divinidad. No se trata de suposiciones, sino de realidades que se testimonian por las innumerables frases del Señor recogidas en los Evangelios, que nos dan fe de este incomprensible amor que Dios nos tiene: “16 Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna; 17 pues Dios no ha enviado a Hijo al mundo para que juzgue al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El”. (Jn 3,16-17). También San Juan, recogió en su evangelio estas otras palabras del Señor: “9 Como el Padre me amó, yo también os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis preceptos, permaneceréis en mi amor, como yo guardé los preceptos de mi Padre y permanezco en su amor”. (Jn 15,9-10)
Nosotros vivimos porque compartimos el aliento de Dios, la vida de Dios, y la gloria de Dios. La pregunta no es tanto ¿cómo vivir para la gloria de Dios? sino ¿cómo vivir lo que somos? ¿Cómo hacer verdadero nuestro ser más profundo? “Yo soy la gloria de Dios”. Haz de este pensamiento nos dice Henry Nouwen, el centro de tu meditación, para que lentamente se convierta no solo en idea sino. en la realidad viva que es, porque ella lo es. Tú eres el lugar en que Dios eligió habitar... y la vida espiritual no es otra cosa que permitir que exista el espacio en que Dios pueda morar en mí, crear el espacio en que su gloria pueda manifestarse”.
En el calor de su fuego de amor al Señor, Henry Nouwen, escribe también estas bellas palabras poniéndolas en la boca del Señor: “Desde el principio te he llamado por tu nombre. Eres mío y yo soy tuyo. Eres mi amado y en Ti me complazco. Te he formado en las entrañas de la tierra y entretejido en el vientre de tu madre.…. Me conoces como propiedad tuya, y te conozco como propiedad mía. Me perteneces. Yo soy tu padre, tu hermano, tu hermana, tu amante y tu esposo. Hasta tu hijo. Seré todo lo que seas tú. Nada nos separará, somos uno.
En cuanto a la reciprocidad, en nuestra relación con los demás es visible la tendencia natural que tenemos a esperar reciprocidad como respuesta al bien que les hacemos. Si se trata de buscar reciprocidad en el amor del Señor, nunca seremos defraudados, pero si se busca el apoyo en una reciprocidad humana, es perseguir un espejismo que puede ser un medio eficaz para prevenir nuestros problemas e inquietudes. Tarde o temprano constataremos que esta pretensión solo nos proporciona un consuelo momentáneo, y que con el tiempo puede resultar incluso una especie de veneno, pues no es capaz de solucionar la raíz de nuestros problemas.
Todos necesitamos el amor del Señor y lo necesitamos porque sin Él, nos encontraos incompletos Buscamos como señala el arzobispo Sheen, un amor sin celos, sin odios, y por encima de todo; un amor sin saciedad, un amor dotado de un constante éxtasis, en el que no haya ni soledad ni cansancio. Pero sobre todo que sea correspondido, porque el amor no correspondido es un deseo, un anhelo de ser amado y cuando uno no es amado, termina por no amar él mismo. Porque el verdadero amor no puede consistir en amarse a sí mismo; el amor autentico es el que se dirige hacia otro. Se opone precisamente a la búsqueda de sí mismo y al afecto a sí mismo.
El hombre no puede vivir sin amor. El amor es lo que da sentido a nuestra vida y a nuestro obrar. De hecho, el Narciso espiritual, al buscar incesantemente la aceptación humana o la autoafirmación, lo que busca es precisamente este amor. El hombre es un ser necesitado de amar y de ser amado. La necesidad de sentirse amado, es una característica del hombre, cuya vida, en todas sus dimensiones, biológica, psicológica, espiritual… necesita sentirse amado, sin la satisfacción de tal necesidad, el hombre se desequilibra.
Pero para examinar debidamente esta característica propia del amor, hemos de partir de la base de que él comportamiento del amor humano, del amor entre las, personas, no es él mismo, ni es igual que el amor sobrenatural del Señor con nosotros y de nosotros con Él.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. AMAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=978461164509
- Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107
- Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080
- Libro. ASEVERACIONES DEL SEÑOR.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461557097.
- 552s.- Ámbito de amor 09-06-12
- 594s.- Vivir dentro del ámbito de amor 01-09-12
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- 700d.- Necesidad de reciprocidad en el amor 31-03-13
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- 871s.- Amor divino, amor humano 08-03-14
- 371l.- El amor… es y no es 13-06-11
- 1039s.- Amar y ser amado 07-02-15
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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