Jueves, 09 de mayo de 2024

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Los Ungidos del Papa Francisco

por Creo, Señor, aumenta mi fe

El papa Francisco, en su homilía del 27 de enero, ha partido de una afirmación atestiguada por XXI siglos de historia: La Iglesia no se puede entender como una simple organización humana.”

    ¿Dónde está la diferencia de las organizaciones meramente civiles? “La diferencia la hace la unción que el Espíritu da a los obispos y sacerdotes para servir al pueblo de Dios.”

    El sabio francés, Pasteur, pasaba sus vacaciones en los Alpes franceses. El Párroco del pueblo era su interlocutor habitual. Un día, en el que el buen Sacerdote preparaba su homilía sobre la sobrenaturalidad de la Iglesia, le preguntó a Pasteur cómo la enfocaría él. El sabio le respondió: “Seleccione doce hombres rudos de este pueblo, instrúyales durante tres años en problemas que apenas entienden, mándeles a compartir el mensaje con todos los hombres en medio de persecuciones. A los veinte siglos de la experiencia verá lo que queda.”

    Partiendo de la lectura del día donde David ha sido ungido, Ha Dicho el Papa: “Sin esta unción David habría sido solamente el  jefe de ‘una empresa’, de una ‘sociedad política, que era el Reino de Israel’, habría sido solamente un ‘organizador político’. Sin embargo-ha indicado Francisco-‘después de la unción, el Espíritu del Señor’ desciende sobre él y permanece con él. Y la escritura dice, ha recordado el Papa:’David iba creciendo cada vez más en el poder y el Señor Dios de los ejércitos estaba con él’. Y ha subrayado que ‘esta unción es precisamente la diferencia de la unción’. El ungido es una persona elegida por el Señor. Así en la Iglesia para los obispos y los sacerdotes.

   Y el Papa ha explicado: ‘los obispos no son elegidos solamente para llevar adelante una organización, que se llama Iglesia particular, son ungidos, tienen la unción, y el Espíritu del Señor está con ellos.¡pero todos los obispos, todos somos pecadores, todos! Pero somos ungidos. Y todos queremos ser más santos cada día, más fieles a esta unción. Y eso es lo que hace la Iglesia precisamente, eso que da la unidad a la Iglesia, esla persona del obispo, en nombre de Jesucristo, porque es ungido, no porque ha sido votado por la mayoría. Y en esta unción una Igle4sia particular tiene su fuerza. Y por participación también los sacerdotes son ungidos”.

   De esta unción nace la alegría de tantos obispos y sacerdotes dedicados al ministerio en el servicio del pueblo de Dios. Se sienten elegidos, ungidos por el Señor. Cuando pensamos en los obispos y en los sacerdotes, los debemos pensar como ungidos.

   De otra manera no se puede entender la Iglesia. Ni es capaz de ir adelante. En una diócesis, en una parroquia existen muchas realidades humanas preciosas. Sobre todo hay un ungido que la lleva adelante. El papa Francisco hace un elogio de tantos obispos y sacerdotes ungidos que han entregado su vida al servicio de Dios y su pueblo. “Y nosotros en la historia conocemos una mínima parte, pero cuántos obispos santos, cuántos sacerdotes, cuántos sacerdotes santos que han dejado su vida al servicio de la diócesis, de la parroquia; cuánta gente ha recibido la fuerza de la fe, la fuerza del amor, la esperanza, de estos párrocos anónimos,  que nosotros no conocemos. ¡Hay muchos!”

   Esto implica en los obispos y sacerdotes una responsabilidad única. Conducir al pueblo de Dios es estar conectados con el pueblo de Dios. No somos obispos o sacerdotes por horas. También conectar con quien nos ha ungido. De lo contrario, de lo contrario, podemos traicionar al pueblo dándole gato por liebre. Solo el “ungido” discierne, con verdad, donde está el buen Espíritu y el espíritu malo. Frecuentemente vestido de ándel de luz.

   El Papa termina con estas palabras hermosas:

“¡Pero, padre, yo he leído en un periódico que un obispo ha hecho tal cosa o que un sacerdote ha hecho tal cosa! Eh, sí, también yo lo he leído. Pero, dime, ¿en los periódicos vienen las noticias de eso que hacen muchos sacerdotes, muchos sacerdotes en tantas parroquias de la ciudad y del campo, tanta caridad que hacen, tanto trabajo que hacen para llevar adelante a su pueblo? ¡Ah, no! Esto no es noticia. Eh,  lo de siempre: Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. Hoy pensemos en esta unción de David, nos hará bien pensar en nuestros obispos y sacerdotes valientes, santos, buenos, fieles y rezar por ellos.¡Gracias a ellos estamos aquí!

 

 

 

 

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