Goleada del Papa
Francisco 7, esclerosis 0
En la última jornada liguera mi Atlético de Madrid le endosó al Getafe una memorable goleada de 7-0, con un sobrenatural gol de "chilena" del disputado Diego Costa. Esto me sirve para ponerle título a este post después de haber leído parte de la exhortacion apostólica del Papa Francisco Evangelii Gaudium, publicada ayer. El Papa mete, con este documento, una sonora goleada a la esclerosis que afecta a la Iglesia. Esclerosis espiritual, pastoral, no teológica, gracias a Dios, que obstaculiza la Nueva Evangelización y que está simbolzada en el paralizante criterio pastoral "siempre ha sido así", recogido por el Papa en el documento (EG 33) y del que precisamente hablaba en mi anterior artículo.
La esclerosis física no tiene cura, a lo más se pueden mitigar sus efectos, pero la esclerosis espiritual sí que tiene cura: el Evangelio, Jesucristo y el Espíritu Santo. Al abordar la Nueva Evangelización primero hay que curar la esclerosis que padecemos.
Cuando en la Iglesia se habla de Nueva Evangelización todos esperamos una "receta" milagrosa que atraiga en poco tiempo a la gente y llene nuestras iglesias de jóvenes. Asi se pone de manifiesto en las charlas que a veces damos sobre Nueva Evangelización o en las presentaciones del Curso Alpha.
Mientras leía la primera parte del documento, que no he podido todavía leer entero, me está quedando meridianamente claro que la Nueva Evangelización es un largo, incierto y apasionante proyecto, que comienza con una profunda CONVERSION. ¿De quién? DE TODOS, desde el último de los discípulos evangelizadores (¡atención a esta expresión!) hasta el mismísimo Papa. Todos: agentes de pastoral, laicos, sacerdotes, obispos, parroquias, diócesis, comunidades, instituciones, movimientos, asociaciones. Toda la Iglesia. El largo camino de la Nueva Evangelización comienza en el corazón de cada cristiano con una conversión, con un primer o renovado encuentro con Jesucristo resucitado.
Creo que una clave de este documento va a ser la palabra REFORMA. Todavía no he llegado a los capítulos que hablan propiamente de la Evangelización pero creo que estos se van a sustentar en estos primeros dos capítulos que ponen las bases de una profunda reforma y transformación de la Iglesia. Es interesantísimo ver como el Papa Francisco, recogiendo el magisterio del Concilio, Pablo IV, Juan Pablo II y Benedicto XVI nos lanza a un panorama apasionante de examen de conciencia, conversión personal y comunitaria y reformas. La reforma que supone CAMBIAR COSAS, cosas que no es que sean malas, sino que no sirven y a las que estamos apegados porque nos dan seguridad frente al incierto panorama del MAR ADENTRO, ¡Duc in Altum!, que supone la Nueva Evangelización. Para lanzarse al mar a pescar hay que desprenderse de cosas; no se puede uno lanzar cargado de pertrechos que sirvieron para almacenar pescas anteriores, pero son un lastre para la pesca actual.
Todo aquel que haya hecho el Camino de Santiago sabe que cuando estás haciendo la mochila metes muchas cosas que crees imprescindibles y después de la primera o segunda etapa abandonas la mitad y te quedas solo con lo que es verdaderamente esencial. Muchas veces da miedo desechar cosas pero a lo largo del Camino uno se da cuenta de que no solo eran accesorias, sino además una carga y llega a olvidarse de ellas.
Esto es la Nueva Evangelización. Una peregrinación, una marcha que requiere preparación, entrenamiento, constancia, perseverancia, audacia...
¿En que consiste la Reforma? No es maquillaje, no es lavado de imagen, no es cambiar un par de cositas secundarias. Tampoco es demoler por demoler, cambiar por cambiar. A mi me da la impresión de que con el Papa Francisco, y lo veremos a propósito de este documento, los carcas se horrorizan, llevándose las manos a la cabeza y los progres se las frotan, pensando que por fín sus viejas "reivindicaciones" van a ser llevadas a la práctica. Nada de eso, la reforma no es destrucción, "revolución", como dicen algunos... la Reforma es CONVERSION. La valentía de abandonar estilos de vida, estructuras, criterios, hábitos, costumbres, tradiciones, que son caducas. Que estorban. Que obstaculizan. No se trata de demoler lo esencial sino de volvernos a ello. La reforma es CONVERSION
Este documento asustará a muchos. A mí mismo ayer, leyéndolo, me hacía cuestionarme muchas cosas, y me estremecía por la audacia de las afirmaciones y tenía que recordarme a mí mismo que quién escribe es el Papa, guiado por el Espíritu Santo. El Papa no es un caprichoso que se ha visto inesperadamente en un puesto que le permite "llevar a la práctica sus ideas". Es el vicario de Cristo que quiere remover las conciencias, que quiere examinarse y examinar a una Iglesia que corre el riesgo de ser autocomplaciente. El riesgo es emplear el documento como arma arrojadiza para decir a los demás lo que están haciendo mal y lo que pretende ser es una LAMPARA PARA TODOS, para que ilumine primeramente nuestro interior, para cada uno de nosotros, para cada comunidad, para cada institución, para toda la Iglesia. El mismo Papa se incluye personalmente. Asombroso.
Invito a todos a que leais Evangelii Gaudium. Se lee fenomenal y es accesible a todos. Esta es una de las cualidades de Francisco: la llaneza junto con la profundidad.
La esclerosis física no tiene cura, a lo más se pueden mitigar sus efectos, pero la esclerosis espiritual sí que tiene cura: el Evangelio, Jesucristo y el Espíritu Santo. Al abordar la Nueva Evangelización primero hay que curar la esclerosis que padecemos.
Cuando en la Iglesia se habla de Nueva Evangelización todos esperamos una "receta" milagrosa que atraiga en poco tiempo a la gente y llene nuestras iglesias de jóvenes. Asi se pone de manifiesto en las charlas que a veces damos sobre Nueva Evangelización o en las presentaciones del Curso Alpha.
Mientras leía la primera parte del documento, que no he podido todavía leer entero, me está quedando meridianamente claro que la Nueva Evangelización es un largo, incierto y apasionante proyecto, que comienza con una profunda CONVERSION. ¿De quién? DE TODOS, desde el último de los discípulos evangelizadores (¡atención a esta expresión!) hasta el mismísimo Papa. Todos: agentes de pastoral, laicos, sacerdotes, obispos, parroquias, diócesis, comunidades, instituciones, movimientos, asociaciones. Toda la Iglesia. El largo camino de la Nueva Evangelización comienza en el corazón de cada cristiano con una conversión, con un primer o renovado encuentro con Jesucristo resucitado.
Creo que una clave de este documento va a ser la palabra REFORMA. Todavía no he llegado a los capítulos que hablan propiamente de la Evangelización pero creo que estos se van a sustentar en estos primeros dos capítulos que ponen las bases de una profunda reforma y transformación de la Iglesia. Es interesantísimo ver como el Papa Francisco, recogiendo el magisterio del Concilio, Pablo IV, Juan Pablo II y Benedicto XVI nos lanza a un panorama apasionante de examen de conciencia, conversión personal y comunitaria y reformas. La reforma que supone CAMBIAR COSAS, cosas que no es que sean malas, sino que no sirven y a las que estamos apegados porque nos dan seguridad frente al incierto panorama del MAR ADENTRO, ¡Duc in Altum!, que supone la Nueva Evangelización. Para lanzarse al mar a pescar hay que desprenderse de cosas; no se puede uno lanzar cargado de pertrechos que sirvieron para almacenar pescas anteriores, pero son un lastre para la pesca actual.
Todo aquel que haya hecho el Camino de Santiago sabe que cuando estás haciendo la mochila metes muchas cosas que crees imprescindibles y después de la primera o segunda etapa abandonas la mitad y te quedas solo con lo que es verdaderamente esencial. Muchas veces da miedo desechar cosas pero a lo largo del Camino uno se da cuenta de que no solo eran accesorias, sino además una carga y llega a olvidarse de ellas.
Esto es la Nueva Evangelización. Una peregrinación, una marcha que requiere preparación, entrenamiento, constancia, perseverancia, audacia...
¿En que consiste la Reforma? No es maquillaje, no es lavado de imagen, no es cambiar un par de cositas secundarias. Tampoco es demoler por demoler, cambiar por cambiar. A mi me da la impresión de que con el Papa Francisco, y lo veremos a propósito de este documento, los carcas se horrorizan, llevándose las manos a la cabeza y los progres se las frotan, pensando que por fín sus viejas "reivindicaciones" van a ser llevadas a la práctica. Nada de eso, la reforma no es destrucción, "revolución", como dicen algunos... la Reforma es CONVERSION. La valentía de abandonar estilos de vida, estructuras, criterios, hábitos, costumbres, tradiciones, que son caducas. Que estorban. Que obstaculizan. No se trata de demoler lo esencial sino de volvernos a ello. La reforma es CONVERSION
Este documento asustará a muchos. A mí mismo ayer, leyéndolo, me hacía cuestionarme muchas cosas, y me estremecía por la audacia de las afirmaciones y tenía que recordarme a mí mismo que quién escribe es el Papa, guiado por el Espíritu Santo. El Papa no es un caprichoso que se ha visto inesperadamente en un puesto que le permite "llevar a la práctica sus ideas". Es el vicario de Cristo que quiere remover las conciencias, que quiere examinarse y examinar a una Iglesia que corre el riesgo de ser autocomplaciente. El riesgo es emplear el documento como arma arrojadiza para decir a los demás lo que están haciendo mal y lo que pretende ser es una LAMPARA PARA TODOS, para que ilumine primeramente nuestro interior, para cada uno de nosotros, para cada comunidad, para cada institución, para toda la Iglesia. El mismo Papa se incluye personalmente. Asombroso.
Invito a todos a que leais Evangelii Gaudium. Se lee fenomenal y es accesible a todos. Esta es una de las cualidades de Francisco: la llaneza junto con la profundidad.
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