Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Compara «Las Moradas» con «El Castillo» y «La Metamorfosis»

Asun Aguirrezábal contrasta a Santa Teresa con Kafka: la luz y la oscuridad en el castillo del alma

Teresa de Ávila y Franz Kafka coinciden en presentar en interior del hombre como un castillo... pero Teresa sabe conquistarlo y habitarlo, y Kafka no
Teresa de Ávila y Franz Kafka coinciden en presentar en interior del hombre como un castillo... pero Teresa sabe conquistarlo y habitarlo, y Kafka no

ReL

Del 5 al 7 de septiembre tuvo lugar en Múnich (Alemania) un Simposio Internacional sobre "Las Moradas: Santa Teresa de Jesús, maestra del camino interior" (programa en www.ku.de/teresa), organizado por la cátedra de Dogmática de la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt.

En el encuentro se trataron temas como los "Rasgos fundamentales de la reforma católica en la Península Ibérica (1480- 1516)", los "aspectos antropológicos del Castillo Interior de Santa Teresa de Jesús según Edith Stein" o la "Tradición y clasificación del simbolismo de los minerales en El Castillo Interior".

También sobre simbología trató una de las ponencias más originales, a cargo de la española Asunción Aguirrezábal de Antoñanzas, discípula del padre carmelita Tomás Álvarez y autora de diversos libros sobre la santa de Ávila.

Las Moradas, el libro emblemático de la santa
Con el título "Santa Teresa en Toledo: las Moradas", Asunción Aguirrezábal empieza su ponencia explicando la biografía de la santa, luego explica cómo se gestó su libro "Las Moradas" o "El Castillo Interior", escrito en parte a desgana y por obediencia e insistencia de sacerdotes amigos y en parte pensando en un público más sencillo que cuando escribió "Su Vida". Pero este libro enseguida cobró vida y genio propio y se convertiría en su obra más emblemática.



Teresa de Ávila, vista por el pintor fray Juan de 
la Miseria, para quien posó ella... es la imagen 
que nos ofrece su rostro real, ya mayor


A continuación, la especialista se fija en la simbología de "Las Moradas", que compara el alma con un castillo de hasta siete niveles o estancias, con la unión con Dios en la central, la más lejana. Y la contrasta con otro autor que recurrió a una simbología similar siglos después: el checo que escribió en lengua alemana Franz Kafka.

Kafka y su drama personal
"Kafka sólo se propuso expresar el drama personal de Franz Kafka haciendo buena literatura. Expresar desesperadamente toda su experiencia interior. La desolada visión de aquel joven judío del mundo que le tocó vivir se parecía cada vez más al drama cotidiano de los habitantes de su siglo y quizá de esta humanidad errante, sin horizonte y sin Dios", apunta Aguirrezábal.



La visión de Kafka parece muy distinta a la de la santa. Él proclama, por ejemplo: “Soy un camino entre la Nada y Dios y por ese camino que soy, avanzo retrocediendo”.

Pero ambos usan el castillo como símbolo de su interioridad.

El castillo de Teresa
"Abramos el castillo de Teresa y encontremos el hombre en su grandeza para entrar a él tiene que atravesar el foso que lo rodea donde hay sabandijas y víboras ponzoñosas que la santa simboliza en el pecado. Si no combate el hombre con estos molestos animales no avanza dentro de la primera y la segunda morada, pues dice la Santa que si a uno le muerde una víbora se emponzoña todo y se hincha".

   

"Teresa nos irá guiando de morada en morada, donde hemos de vivir, hasta llegar con nuestra batalla en contra del pecado a la morada donde ella vive el matrimonio espiritual, la séptima, el centro de la unión del alma con Dios", explica la ponencia. .

El tétrico castillo de Kafka
Por su parte, Kafka relata en La Metamorfosis y en La Madriguera, dos breves y terribles símbolos de su autobiografía, donde la visión de su vida personal, de la sociedad y de los hombres está en total contraste con los símbolos de Teresa.



El castillo del novelista checo es un lugar inaccesible, misterioso, sobre la cima de la colina, sin caminos de acceso a él, envuelto en nieblas y sin puerta de entrada. El protagonista, dominando por la angustia, intenta llegar al castillo y adueñarse de él. Es una expresión de la angustia social y personal que vive el propio Kafka.

De gusano a mariposa... de hombre a escarabajo
Otro ejemplo de las semejanzas pero con diferencias está en el símbolo del gusano de seda. Para Teresa, el animalito se va desprendiendo del hilo viscoso que le envuelve, se convierte en hermosa mariposa y vuela hacia la luz de Dios.



Para Kafka, según vemos en La Metamorfosis, el hombre, enfermo, encerrado en un cuarto y marginado de la sociedad familiar y social, acaba convertido en un enorme escarabajo destinado a morir, barrido por un camión de basura, ignorado por su familia.

(Vea aquí, en documento DocX - Word 2010 - la ponencia completa en 12 páginas)

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