Lunes, 29 de abril de 2024

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Oración de petición

por El Blog de Juan del Carmelo

 

         “En verdad os digo, que si alguna cosa pedís a mi Padre en mi nombre se os dará”. (Mt 18,19). Esta es una de las muchas manifestaciones que hace el Señor incitándonos a que pidamos. Es más, la única oración que de su boca aprendimos, es el Padrenuestro que es una perfecta oración de petición. Y no solo nos incita a pedir, sino que nos asegura un resultado positivo: “Todo el que pide recibe y el que busca encuentra”. (Lc 11,9-10).  O bien Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis y se os dará”, (Jn 15,7).  Y también “En verdad, en verdad os digo: Cuanto pidiereis al Padre os lo dará en mi nombre. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis, para que sea cumplido vuestro gozo”, (Jn 16,23-24).

 

        Y entonces uno lee todo esto y mucho más que hay, reflexiona y piensa: ¿Quién no ha pedida nada? Porque todos al menos alguna vez, hemos pedido algo y ¿Quién ha obtenido todo lo que ha pedido a lo largo de su vida? Nadie, luego aquí hay algo que nos chirria, o no encaja, lo cual nos desmoraliza ¿Qué es lo que pasa?

         El Señor conocía y sigue conociendo perfectamente la necesidad que todos nosotros tenemos de pedir. Todo ser humano, nace con una boca pedigüeña y nada más que aprende a hablar, enseguida está pidiendo. Cuando va teniendo uso de razón, si es creyente este impulso de pedir lo centra en Dios, si desgraciadamente no es creyente, siente también la necesidad de encomendarle a alguien o a algo sus peticiones y entonces surgen los amuletos y fetiches.

 

         En sí, el ejercicio de la oración de petición, tiene para nosotros una parte muy positiva, pues pidiendo, sin darnos cuenta estamos acrecentado nuestra despensa espiritual, porque resulta positivo pedirle a Dios, aunque no consigamos lo que pretendemos ya que el la oración de petición, implica siempre un acto de humildad y la humildad en nosotros, es un bien espiritual muy preciado por el Señor, porque Él ama al humilde y menosprecia al soberbio.  

        En la oración de petición, nosotros suplicamos y en la súplica, confesamos nuestra nada, y nuestra impotencia, y que todo lo esperamos todo de Dios. Porque el hombre es un ser pobre, que tiene la necesidad de pedírselo todo a Dios. San Agustín  recomendaba: “Hazte mendigo de Dios”. Practicar la oración de petición, supone siempre el reconocimiento de nuestra necesidad de la ayuda divina.

         Orar en régimen de petición, es confesar de manera eficaz y costosa que Dios no está obligado a concedernos lo que le pedimos. Él desea concedernos todo a condición de que le demos esa confianza absoluta que desaloja cualquier espíritu de propiedad. Y para otorgarle a Dios esa confianza que nos demanda, necesitamos fe.

 

          La oración de petición esta subordinada al cumplimiento de unos determinados requisitos, en los que no vamos a entrar aquí en su análisis, pero si decir que uno de ellos con carácter fundamental es la fe, pedir con fe. Porque quien tiene fe tiene confianza en quien cree y Dios quiere que confiemos en ÉL y que confiemos ciegamente. La fe como virtud básica donde todo la vida espiritual de la persona se asienta, la tiene siempre muy presente el Señor en que tengamos fe y no se olvida de ella, y nos señala que pidamos siempre con fe.

         Santo Tomás, como casi todos nosotros, necesitaba el testimonio complementario de los sentidos. Y sin embargo, Jesús nos pide fe para todo y concretamente en este caso para adquirir los bienes que pedimos en la oración. Así nos dice: “En verdad os digo que, si tuviereis fe y no dudareis, no solo haréis lo que la higuera, sino que si dijereis a ese monte: “Quítate y échate en el mar”, se haría, y todo cuanto con fe pidiereis en la oración lo recibiríais”. (Mt 21,21-22).

En la oración de petición, el objeto de la petición tiene suma importanciam a los efectos de su posterior concesión o denegación por parte del Señor. Una cosa es pedirle a Dios bienes materiales, o la resolución de conflictivas situaciones humanas, cosa que continuamente todos hacemos, y otra es pedirle bienes espirituales. Indudablemente si nuestra petición es de bienes espirituales, jamás nuestro deseo entrará en conflicto con la divina voluntad y siempre nuestro deseo nos será concedido, quizás haya demora, porque todo en la vida espiritual, requiere perseverancia, y la perseverancia, necesita del factor tiempo, para ponerse de manifiesto. Nadie puede perseverar siendo constante un solo minuto .

          San Agustín nos dice: “Te aconsejo y exhorto en nombre del Señor que tratándose de los bienes temporales, no le pidas nada en concreto, sino lo que Él sabe que te conviene”.

        Si la petición se circunscriba al ámbito material, hay muchas veces,  grandes posibilidades de que nuestra petición esté en contra de los deseos de Dios, para con nosotros.

        La gran diferencia, que media entre los bienes espirituales y los materiales, es que los primeros aprovechan al alma que es inmortal, y los segundos aprovechan al cuerpo que es mortal. Por lo tanto, los bienes que se nos concedan en el orden material tarde o temprano perecerán, los que aprovechen al alma, cuando muramos será lo único que nos podremos llevar consigo y sacarlos de este mundo.

         Por esto el Señor, nos recomienda que nos ocupemos del reino de Dios (bienes espirituales), añadiendo que lo demás (bienes materiales), se nos dará por añadidura. “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”. (Mt 6,33). Ocupémonos esencialmente de pedir bienes espirituales, pues del suministro de los materiales, ya se ocupará el Señor.

         Pero si pedimos bienes materiales, es bien sabido que no siempre Dios nos concede lo que le pedimos es indudable que muchas peticiones que se le hacen al Señor, a pesar de lo que se nos dice en los Evangelios, no son atendidas. La razón de esto puede encontrarse en cuatro diferentes causas:

         La primera causa se refiere a la imperfección de la oración. El Señor no nos otorga lo que le pedimos, porque es de ver que nosotros realmente no sabemos cómo orar pidiendo. San Pablo nos dice en su epístola a los romanos: "Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de  nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables”. (Rom 8,26).

        La segunda a la falta de fe. De lo que ya hemos tratado.

        La tercera a la falta de perseverancia en la petición. Dios nunca tiene prisa y siempre actúa lentamente, tanto en la espera de que nos convirtamos, como para atender nuestras peticiones, si es que está dispuesto a concedérnoslas, porque crea, que ellas serán provechosas para nuestra futura felicidad

         San Agustín escribió: “Si a veces tarda en dar, es que desea que aprecies sus dones, no que te los niegue”. Y el obispo Fulton Sheen, también escribe: “Las demoras de Dios son misteriosas; a veces nos prolonga las penas, por la misma razón por la cual nos las envía. El horario del cielo, es distinto del nuestro. El amor humano, siempre impaciente, no soporta la demora”. Está claro que hay que tener paciencia, pero además de ésta virtud, en la oración de petición por ello también hemos de ser perseverantes.

         Y la cuarta, se refiere a la improcedencia del objeto de la petición. Y es precisamente esta, la causa más importante. En realidad no sabemos lo que nos conviene, ni nunca vamos a saberlo con exactitud. Nuestra mirada está muy atada a la tierra, y carece de la visión que dan los vuelos sobrenaturales. Somos ratones apegados al suelo, cuando deberíamos de ser águilas dominándolo todo. También hay veces en las que el Señor, dispone situaciones o permite males a muchas almas, a fin de que esto sea un revulsivo a su conducta y la consecuencia sea buena, para el alma atormentada que así se vuelve hacia Él.

        Hay que tener cuidado y no mostrarnos felices por haber obtenido del Señor lo que le pedíamos, cuando esto es algo que no nos convenía. Dice san Agustín: No te consideres dichoso porque Dios te concede lo que pides. Quizás Dios, enojado, te concederá lo que pides, y otras veces misericordioso, te lo negará”.

         Otras veces, cuando no recibimos exactamente, lo que ha sido objeto de nuestra oración, y es porque el Padre ha considerado más útil, más beneficioso para nosotros o para los demás, concedernos un favor superior. En este sentido es como vemos que no hay excepción a la eficacia de la oración. “El que pide recibe”, tanto si recibe lo que ha pedido como si recibe otra cosa mejor.

         Fulton Sheen, escribía “La persona que sólo piensa en si misma dice únicamente oraciones de petición, quién piensa en el prójimo dice oraciones de intercesión; quien sólo piensa en servir y en amar a Dios dice oraciones de abandono en la voluntad de Dios, y ésta es la oración de los santos”.

 

             Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

             Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-               Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461220588 

-       Menos ruido y más oración. Glosa del 08-01-10

-       Fuego devorador de Dios. Glosa del 25-03-10

-       Oración. Pan del alma. Glosa del           07-01-12

-       ¿Orar es amar? Glosa del 08-03-12

-       ¿Qué es orar? Glosa del 13-07-12

-       Aridez o sequedad. Glosa del 01-11-09

-       Oración contemplativa en general. Glosa del 25-03-10

-       Oración contemplativa en la Iglesia occidental. Glosa del 07-01-12

-       Oración contemplativa en las iglesias orientales. Glosa del 08-03-12

-       El gozo en la oración. Glosa del 05-02-10

-       Gozo oracional. Glosa del 06-09-10

-       Oración corporal. Glosa del 07-11-09

-       Nuestro agradecimiento al Señor. Glosa del 25-09-11

-       Cuanto pesa una oración. Glosa del 23-06-11

-       Oración de pretensión. Glosa del 01-12-09

-       Oración extractiva. Glosa del 10-06-09

-       Oración nocturna. Glosa del 17-04-10

-       Oración perseverante. Glosa del 15-11-09

-       Oración repetitiva. Glosa del 26-06-09

 

             Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

 

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