Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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La sorprendente estadística religiosa de los Estados Unidos de América

por José Alberto Barrera

Estoy pasando unos días en los Estados Unidos y tras el nuevo año, ando por las lejanas  tierras de Denver, Colorado, disfrutando de la compañía de unos amigos y de la bendición de Dios que supone todo lo que estoy viviendo aquí.

Este domingo se ha celebrado la Epifanía por aquí, como es sabido los Reyes Magos no tienen mucho arraigo en estos lugares, con la excepción de las comunidades hispanohablantes y algún que otro despistado español que como yo anda por estos lares.

El caso es que me encuentro en una ciudad de apenas 100.000 habitantes donde las iglesias florecen por todos lados, como en cualquier ciudad americana, y no me ha sido difícil encontrar una Iglesia Católica donde asistir a Misa.

Dado el gran desconocimiento que hay acerca de los EE.UU. y los muchos prejuicios acerca de este inmenso país que gastamos por Europa, a muchos les parecerá mentira saber que Estados Unidos tiene un 78,5% de población que se declara cristiana, y aún siendo de mayoría protestante, la Iglesia Católica es la denominación cristiana que más fieles tiene- la friolera de 68.000.000- a pesar de albergar sólo al 23,9% de los cristianos de este país, debido a la multiplicidad de denominaciones protestantes que existen.



Pero no sólo esto es sorprendente, según un artículo del Reader Digest del año pasado, más de un 70% de americanos reconocen rezar alguna vez al menos semanalmente. Y esto en un país donde las cifras de asistencia dominical, entre todas las denominaciones juntas, se sitúan alrededor del 40%. Todo un mundo comparado con asistencias de un 10 al 15% como las que se dan en Europa.


Si nos detenemos a echar las cuentas, todo esto en un país de una población está cercana a los 300 millones de personas, da como resultado un país con una estadística religiosa sorprendente para el mundo occidental.

A lo mejor más de uno esto le extraña, pues todo lo que se conoce de los EE.UU. es lo que ve a través de series y películas en un Hollywood que está manejado por una minoría muy progresista, que no se corresponde con la composición del país. Pasa algo parecido con los medios de comunicación.

El caso es que en este país de contrastes, donde el presidente Obama, progresista, invita a orar a Rick Warren en su toma de posesión para encomendarse al Señor, y donde el nombre de Dios se utiliza en todo lo público, no faltan voces como las de Shane Clairbone, de quien he comentado en un par de post, que hablan de cómo se ha domesticado el cristianismo en los EE.UU. acomodándolo a una sociedad consumista que ha perdido el sentido de comunidad.


Con todo y con eso, sin negar las patentes contradicciones y las desafortunadas contribuciones de algunos a nuestra cultura actual, creo que están a años luz del lugar en donde estamos en Europa, y de estas tierras americanas, salen personajes e iniciativas muy buenas, que son un ejemplo a seguir.  

Retomando lo que he vivido hoy, la Misa a la que he asistido ha sido muy hermosa. Clásica en sus formas y su liturgia, con una música pausada y lenta de piano, me ha sorprendido por una cosa. El sacerdote, al comenzar la homilía, ha hecho una pausa para invocar al Espíritu Santo sobre todos los presentes.  Y les puedo asegurar que la celebración no tenía nada de carismática.

Aquí la gente, en algunos casos, sabe lo que es la convivencia entre iglesias, y nos les duelen prendas en aprender unos de otros, y el resultado es a veces magnífico, y para nada ecléctico como algunos piensan. Uno se puede encontrar un sacerdote como el de hoy, de una liturgia exquisita, con una preparación muy sobresaliente, y con un verbo elegante y mucha unción, al cual según termina la misa y despide a la gente revestido en la puerta, le puede uno ver dirigirse a la rectoría ya cambiado, de clergyman y estricto negro, calzando unas deportivas y enfundado en un sombrero de tejano.

Daría para un post entero contar las variopintas misas a las que he asistido en este país de contrastes. Como no me quiero alargar, sólo me quedo con el hecho de que en América es más natural ser cristiano que en muchas partes de Europa. Aquí se respeta mucho la libertad individual, y se tiene un sentido claro de la diversidad de un país de inmigración, fundado sobre unos principios cristianos, con una libertad de culto garantizada por la Primera Enmienda de la constitución.


Quizás no tendrán Reyes y celebran la Epifanía un poco antes, pero aunque parezca que Santa Claus ha ganado la partida, todavía queda un sustrato cristiano de una gran fuerza y vitalidad, el cual más quisiéramos en Europa.

 

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