Jueves, 18 de abril de 2024

Religión en Libertad

¿Hay tantos pobres en EEUU?


El 46% de las familias pobres eran propietarias de sus casas; la casa media de los pobres tenía tres habitaciones un baño, un aseo, garaje, porche y jardín

por Marta Alejandro

Opinión

Este otoño, el Papa Benedicto XVI habló varias veces sobre la necesidad de hacer frente a la pobreza. Cuatro días antes de la reunión de la Asamblea General de la ONU sobre su programa antipobreza, el Papa pidió a los líderes internacionales valor para hacer frente a este problema. En 21 de septiembre, frente a un grupo de peregrinos en Castel Gandolfo, el Papa dijo que a pesar de la crisis financiera internacional, no nos podemos olvidar de los pobres.
 
Estas manifestaciones dejan muy claro que para la iglesia católica, la asistencia a los pobres es una prioridad máxima, y de acuerdo con ello, la iglesia católica estadounidense tiene numerosos programas para este fin: desde Catholic Campaign for Human Development, el programa oficial de los obispos del país, que en 2009 distribuirá más de 7,7 millones de dólares en subvenciones a grupos dedicados a asistir a los pobres, a las tradicionales cajas de comida para familias necesitadas que las parroquias preparan para el día de Acción de Gracias, el día de Navidad y la Pascua de Resurrección, con donaciones directas en dinero y comida de sus parroquianos.
 
Tal nivel de asistencia invita a preguntarse, ¿realmente hay tanta necesidad en un país tan rico como EEUU? Otra vez, si uno se cree los estereotipos que se repiten en Europa, sí. Pero en este caso no se puede echar la culpa solo a la costumbre a repetir estereotipos sobre EEUU que tienen los europeos. Las estadísticas oficiales del gobierno estadounidense parecen confirmarlo: de acuerdo a los datos del Censo de 2008, 39,8 millones de estadounidenses (23,8 millones de adultos y 12,4 millones de niños) o el 13% de la población, vivían por debajo del umbral de pobreza.
 
Estas cifras parecen realmente altas y alimentan otro estereotipo europeo: el modelo estadounidense ha fracasado porque ofrece oportunidades solo para unos pocos, y deja detrás al resto. Por ello es bueno preguntarse, ¿qué es un pobre en EEUU? En 2007, el Departamento Federal de Salud y Servicios Humanos estableció el umbral de pobreza para individuos en unos ingresos anuales de 10.210 dólares y en 20.650 dólares al año para una familia de cuatro miembros. Aunque no es bueno hacer comparaciones entre países sin considerar las diferencias en el coste de la vida, la primera vez que vi las cifras estadounidenses del umbral de pobreza, justo después de establecerme aquí y de haber dejado mi sueldo de periodista primeriza en Madrid, mi reacción fue: «que bien viven los pobres en EEUU».
 
Pero no fui yo sola, con mis escasos recursos de principiante, quien cuestionó el sentido común de dichas estadísticas. En 2004, Heritage Foundation publicó un estudio de Robert E. Rector y Kirk A. Johnson, titulado «Cómo entender la pobreza en EEUU» en el que se ponía en duda su valor. En dicho estudio se expone que «aunque la falta de recursos materiales entre los pobres ciertamente existe, el ámbito y la severidad de dicha falta de recursos es limitada. La mayoría de los “pobres” estadounidenses viven en condiciones materiales que se hubieran juzgado como cómodas o de gente adinerada hace unas cuantas generaciones».
 
Las conclusiones sobre los niveles de vida de la población considerada como pobre por el Censo de 2002 revelaron lo siguiente: el 46% de las familias pobres eran propietarias de sus casas; la casa media de los pobres tenía tres habitaciones un baño, un aseo, garaje, porche y jardín. El 76% de las familias pobres tenía aire acondicionado en sus casas. Solo el 6% de los pobres vivía en condiciones de falta de espacio en la vivienda; el pobre medio estadounidense disfrutaba de más superficie de vivienda que el ciudadano medio no pobre de París, Londres, Viena, Atenas y otras ciudades europeas. Casi tres cuartos de los pobres tenían su propio automóvil; el 30% era dueño de dos coches o más. El 62% de las familias pobres tenía televisión de pago por cable o satélite. El 73% de las familias pobres tenía horno microondas en casa, más de la mitad tenía equipo estéreo y un tercio tenía lavavajillas.
 
A pesar de estas estadísticas, contribuyo con gusto a la campaña de distribución de comida para las fiestas que hace mi parroquia. Pero cuando veo las cifras sobre pobreza, me las tomo con cautela.
 
 
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