Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

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San Joselito Sánchez del Río (2)

por Victor in vínculis

Fue el Rvdo. Antonio María Sanz Cerrada un sacerdote mejicano refugiado en España, que escribió (casi siempre con el pseudónimo Fray Junípero) en El Siglo Futuro. En una esquela del ABC, del 22 de agosto de 1939, podemos leer que “falleció después de la liberación de Madrid, a causa de las privaciones y torturas padecidas durante su cautiverio, en el que se mantuvo firme en la fe católica y en sus convicciones”.
 
Este es el artículo que escribió para:

EL SIGLO FUTURO, 5 de mayo de 1928
EL NIÑO JOSÉ SÁNCHEZ

De una carta particular entresacamos solamente esta nota, de las muchas horribles que contiene:

El niño José Sánchez, de doce años, que andaba con un grupo de libertadores, fue hecho prisionero el 5 de febrero de 1928. Llevado a presencia del general Guerrero e increpado duramente por este, José dijo:

-Me han cogido porque se me acabó el parque, pero no me he rendido.

El día 10 lo llevaron al pueblo… juntamente con otro compañerito suyo. Cuando algunos que lo visitaron en la prisión, le preguntaron qué había hecho, contestó: PELEAR POR LA FE. Su compañero se resistía a tomar alimento, seguramente impresionado por la próxima ejecución, pues los dos habían sido condenados a muerte.

José lo animó, lo hizo sentarse a comer y luego continuó animándolo a morir. A las cinco y media de la tarde los soldados sacaron al compañero de José para ahorcarlo. Este valiente soldado de Cristo, seguido de su amigo fiel, llegado al pie del árbol de donde había de colgar su cuerpo, HIZO LA SEÑAL de la Cruz, LEVANTÓ LOS OJOS AL CIELO Y DIJO: “ESTOY DISPUESTO”. Fue luego colgado; lo tuvieron quince minutos y después fue trasladado al cementerio, creyéndolo cadáver (no podemos dar más detalles ahora), pero se sabe que vive.
 
En el círculo rojo, san José Sánchez del Río; a su lado de izquierda a derecha, Lázaro, su compañero de celda.
 

José presenció la ejecución de su compañerito sin intimidarse. Su padre, afligido sobremanera, trató de comprar su rescate, haciendo esfuerzos inauditos, pues el general callista pedía cinco mil pesos por la vida del niño. José, al saber lo que pretendía su padre, le envió a decir que no diera un centavo por él. A las seis de la tarde lo llevaron al cuartel del Refugio; a las siete de la noche escribió a una tía suya y decía textualmente: MUY QUERIDA TÍA: ESTOY SENTENCIADO A MUERTE. A LAS OCHO Y MEDIA SE LLEGARÁ EL MOMENTO QUE TANTO HE DESEADO. TE DOY las gracias de todos los favores que me hiciste tú y Magdalena. No me encuentro capaz de ESCRIBIR A MI MAMÁ; tú si me haces el favor le escribes... CRISTO VIVE. CRISTO REINA. CRISTO IMPERA. ¡VIVA CRISTO REY Y SANTA MARÍA DE GUADALUPE! JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO QUE MURIÓ EN DEFENSA DE SU FE… NO DEJEN DE VENIR… ADIÓS.
 
Las últimas palabras que pronunció al recibir la descarga, al ser fusilado a las once y media, fueron: ¡Viva Cristo Rey!
 
A.SANZ CERRADA
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