Jueves, 28 de marzo de 2024

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El Canon Muratori

por Vida en abundancia

 “La Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos constituyen la lista de los Libros Santos. Esta lista integral es llamada ‘Canon’ de las Escrituras.”  Catecismo Católico, numeral 120.

PRESENTACION

El Canon Muratori es el Canon más antiguo llegado hasta nuestros días. Llamado también Canon Muratorio o Fragmento Muratorio es, entre los distintos códigos que la Iglesia ha emitido sobre los Escritos que deben ser considerados auténticos y canónicos, el más antiguo conocido hasta nuestros días.

En la lista de este Canon figuran los nombres de los libros que el autor consideró como admisibles y está escrito en latín. Fue descubierta por Ludovico Antonio Muratori en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, Italia, y publicada por él mismo en el año 1740.

¿QUIÉN ERA MURATORI?

Luigi Antonio Muratori, latinizado como Ludovicus Antonius Muratori, fue un sacerdote italiano que nació en Vignola el 21 de octubre de 1672, falleciendo en Módena el 23 de enero de 1750, a la edad de 77 años.

Muratori fue un erudito y eclesiástico italiano, considerado como el padre de la historiografía italiana, y una de las primeras figuras de la intelectualidad setecencista. De orígenes humildes, se dedicó a acumular una cultura enciclopédica, lo cual le costó violentos enemigos a causa de las numerosas disputas en las que se vio envuelto.

Desde su infancia demostró una fuerte voluntad de acumular saberes, como él mismo señaló en una larga carta autobiográfica compuesta a la edad de 49 años. Ingresó en la Compañía de Jesús y allí estudió gramática y se laureó en Letras en 1692, y en Derecho y Filosofía en 1694. Se apasionó por el estudio de la Literatura, la Historia y las Artes. Se aplicó en el estudio del griego y leyó con pasión a los autores italianos y los clásicos grecorromanos. Benedetto Bacchini, abad del Monasterio de San Pietro de Módena, le orientó en sus estudios religiosos y de los Santos Padres. Terminó su formación en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, donde fue acogido en calidad de Doctor por el conde Carlos Borromeo.

La riqueza de los textos allí conservados nutrió su inclinación filológica y literaria, y le curtió en la crítica de las fuentes. Creó entonces el método histórico-científico moderno, fundándolo sobre bases más racionales que hasta entonces. Entre sus contribuciones de aquella época figuró el darse cuenta del valor de un fragmento de manuscrito que contenía la más antigua lista conocida hasta entonces de los escritos incluidos en el Nuevo Testamento, texto que desde entonces se llamó en su honor Canon de Muratori.

Recibió las órdenes del obispo de Tortona en 1695, y se consagró al estudio de la Edad Media. El duque de Módena, Rinaldo I d’Este, le acogió ofreciéndole el puesto de archivista y bibliotecario. En 1716 Muratori recibió la prepositura de Santa María della Pomposa, en Módena. Restauró la iglesia y creó la Compañía de la Caridad para la asistencia a los necesitados.

Entre los años 1723 y 1743 Ludovico Muratori alcanzó su madurez intelectual y publicó el fruto de sus investigaciones históricas y literarias en 38 volúmenes repartidos en tres grandes títulos: los Rerum Italicarium Scriptores o Cosas de escritores italianos (17231738), las Antiquitates Italicae Medii Aevi o Antigüedades de la Edad Media italiana (17381743) y el Novum Thesaurum Veterum Inscriptionum o Nuevo Tesoro de nueva inscripción (17381743). Y aún tuvo fuerzas para publicar la primera historia conjunta de Italia hasta su época: los Annali d’Italia o Anales de Italia (17431749).

EL CANON MURATORI

Es el Canon o lista de libros del Nuevo Testamento más antiguo conocido. Aunque el manuscrito en el que figura el Canon Muratori data del siglo VII d.C., la lista se ha fechado en torno al año 170 ya que se le identifica como reciente al papado de Pío I, acaecido entre el 140 al 155, año de su fallecimiento.

Esta aseveración se debe a una referencia sobre la obra El Pastor de Hermas, la cual indica textualmente: “Pero el Pastor fue escrito por Hermas en la ciudad de Roma bastante recientemente, en nuestros propios días, cuando su hermano Pío ocupaba la silla de Obispo en la Iglesia de la ciudad de Roma”.

Dicho Canon es un manuscrito del siglo VII, el cual delata el latín inculto, propio de aquel momento histórico en que fue escrito y que es, con toda probabilidad, la traducción de un texto original griego escrito en Roma entre los años 180 y 200. Este texto latino se conserva en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, mientras que unas pocas oraciones del Canon Muratori se conservan en algunos otros manuscritos, especialmente en códices de las Epístolas de San Pablo, en la Abadía de Monte Casino, también en Italia.

El Canon de Muratori no es solamente una lista de Escrituras, sino que recoge también un comentario sobre los libros que cita. No está completo, sino que falta el principio. El texto que ha llegado hasta nosotros comienza con estas palabras: “… el tercer libro del Evangelio según Lucas”, lo cual permite con toda propiedad aceptar que en las páginas faltantes se mencionaba a Mateo y Marcos.

Los libros canónicos mencionados en el Canon de Muratori son aproximadamente los mismos que se tienen hoy por canónicos neotestamentarios, con algunas variaciones. El Canon acepta los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles y trece epístolas de San Pablo, aunque no se menciona la Epístola a los Hebreos. Considera como falsas las epístolas supuestamente escritas por Pablo a los laodiceanos y a los alejandrinos, y sólo se mencionan dos epístolas de Juan, pero sin describirlas. Figuran también en el Canon como canónicos los Apocalipsis de Juan y de Pedro, aunque este último con ciertas reservas, por lo que no es permitido en muchas iglesia, entre ellas la católica.

También se menciona El Pastor de Hermas, el cual puede ser leído en todas partes, pero no en el servicio divino. Y finalmente se rechazan falsas escrituras que eran usadas por los herejes.

Con respecto al autor del Canon de Muratori se hicieron muchas conjeturas, proponiendo a San Papías, San Hegesipo, Cayo de Roma, San Hipólito de Roma, Rodó y San Melitón de Sardes, aunque hasta el día de hoy no existe una hipótesis debida y generalmente aceptada al respecto.

El manuscrito que contiene el Canon de Muratori perteneció originalmente a la Abadía de Bobbio, ubicada en la Basílica de San Colombano, en la provincia italiana de Piacenza, fundada en el 614 por el propio San Colombano. En 1803 fue disuelta como abadía bajo la dominación francesa. Actualmente el Canon Muratori se conserva en la Biblioteca Ambrosiana de Milán.

EL TEXTO DEL CANON MURATORI

El tercer libro del evangelio según Lucas.

Después de la ascensión de Cristo, Lucas el médico, al cual Pablo había llevado consigo como experto jurídico, escribió en su propio nombre concordando con la opinión de Pablo. Sin embargo, él mismo nunca vio al Señor en la carne y, por lo tanto, según pudo seguir..., empezó a contarlo desde el nacimiento de Juan.

El cuarto evangelio es de Juan, uno de los discípulos.

Cuando sus co-discípulos y obispos le animaron, dijo Juan, "Ayunad junto conmigo durante tres días a partir de hoy, y, lo que nos fuera revelado, contémoslo el uno al otro". Esta misma noche le fue revelado a Andrés, uno de los apóstoles, que Juan debería escribir todo en nombre propio, y que ellos deberían revisárselo. Por lo tanto, aunque se enseñan comienzos distintos para los varios libros del evangelio, no hace diferencia para la fe de los creyentes, ya que en cada uno de ellos todo ha sido declarado por un solo Espíritu, referente a su natividad, pasión, y resurrección, su asociación con sus discípulos, su doble advenimiento, su primero en humildad, cuando fue despreciado, el cual ya pasó; su segundo en poder real, su vuelta. No es de extrañar, por lo tanto, que Juan presentara de forma tan constante los detalles por separado en sus cartas también, diciendo de sí mismo: "Lo que hemos visto con nuestros ojos y oído con nuestros oídos y hemos tocado con nuestras manos, éstas cosas hemos escrito". Porque de esta manera pretende ser no sólo un espectador sino uno que escuchó, y también uno que escribía de forma ordenada los hechos maravillosos acerca de nuestro Señor.

Los Hechos de todos los apóstoles han sido escritos en un libro. Dirigiéndose al excelentísimo Teófilo, Lucas incluye una por una las cosas que fueron hechas delante de sus propios ojos, lo que él muestra claramente al omitir la pasión de Pedro, y también la salida de Pablo al partir de la Ciudad para España.

En cuanto a las cartas de Pablo, ellas mismas muestran a los que deseen entender desde qué lugar y con cuál fin fueron escritas. En primer lugar escribió a los Corintios prohibiendo divisiones y herejías; luego a los Gálatas prohibiendo la circuncisión; a los Romanos escribió extensamente acerca del orden de las escrituras y también insistiendo en que Cristo fuese el tema central de éstas.

Nos es necesario dar un informe bien argumentado de todos éstos ya que el bendito apóstol Pablo mismo, siguiendo el orden de su predecesor Juan, pero sin nombrarle, escribe a siete iglesias en el siguiente orden: primero a los Corintios, segundo a los Efesios, en tercer lugar a los Filipenses, en cuarto lugar a los Colosenses, en quinto lugar a los Gálatas, en sexto lugar a los Tesalonicenses, y en séptimo lugar a los Romanos. Sin embargo, aunque el mensaje se repita a los Corintios y los Tesalonicenses para su reprobación, se reconoce a una iglesia como difundida a través del mundo entero. Porque también Juan, aunque escribe a siete iglesias en el Apocalipsis, sin embargo escribe a todas. Además, Pablo escribe una carta a Filemón, una a Tito, dos a Timoteo, en amor y afecto; pero han sido santificadas para el honor de la iglesia católica en la regulación de la disciplina eclesiástica.

Se dice que existe otra carta en nombre de Pablo a los laodicenses, y otra a los alejandrinos, ambas falsificadas según la herejía de Marción, y muchas otras cosas que no pueden ser recibidas en la iglesia católica, ya que no es apropiado que el veneno se mezcle con la miel.

Pero la carta de Judas y las dos escritas con el nombre de Juan han sido aceptadas en la Iglesia Católica; la Sabiduría también, escrita por los amigos de Salomón en su honor. El Apocalipsis de Juan también recibimos, y el de Pedro, el cual algunos de los nuestros no permiten ser leído en la iglesia. Pero el Pastor fue escrito por Hermas en la ciudad de Roma bastante recientemente, en nuestros propios días, cuando su hermano Pío ocupaba la silla del obispo en la iglesia de la ciudad de Roma; por lo tanto sí puede ser leído, pero no puede ser dado a la gente en la iglesia, ni entre los profetas, ya que su número es completo, ni entre los apóstoles al final de los tiempos.

Pero no recibimos ninguno de los escritos de Arsino o Valentino o Miltiado en absoluto. También han compuesto un libro de salmos para Marción [éstos rechazados] junto con Basildo y el fundador asiático de los Catafrigios.

BIBLIOGRAFIA

.- Ludovico Antonio Muratori in Poliorama Pittoresco – Luigi Tosti

.- Ludovico Antonio Muratori in L’omnibus Pittoresco – Gaetano Valeriani

.- Erudición e historia: Ludovico Antonio Muratori – Sergio Bertelli

.- El sujeto y la historia: Ludovico Antonio Muratori – L.S. Olschki

.- Razón filosófica y conciencia histórica en Ludovico Antonio Muratori – Mario Agrimi

.- El Canon Muratoniano – John Peter Kirsh en la Enciclopedia Católica

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