Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Algo más que una película provida

«Ghadi»: una comedia amable y tierna sobre los afanes de un padre para proteger a su hijo Down

Ghadi no es una película con mensaje provida. Es una película donde la vida, en sus aspectos más amables y entrañables, aparece por doquier.
Ghadi no es una película con mensaje provida. Es una película donde la vida, en sus aspectos más amables y entrañables, aparece por doquier.

Juan Orellana / Aleteia

Llega a nuestras pantallas Ghadi, una película tierna y conmovedora sobre un niño con síndrome Down. Ambientada en el Líbano, la película es un duro golpe para el Pogromo contra los Down que se llama aborto. (Ver abajo el tráiler.) La historia se ubica en un pequeño barrio cristiano de la costa libanesa donde nació Leba (Georges Khabbaz). Primero fue un niño tartamudo, marginado e incomprendido. De adulto se convirtió en un apreciado profesor de música, casado con la bella Lara (Lara Rain).

Su vida parece petrificarse cuando le anuncian que su primer hijo varón va a nacer deficiente. Entonces se plantea abortar. A partir de ese momento se desarrolla una fascinante película, imaginativa, divertida y a la vez conmovedoramente seria.



Ghadi es una fábula para adultos, con un humor muy mediterráneo, y una mirada positiva y tierna sobre el ser humano, un poco al estilo de cierto cine italiano. De hecho el cineasta reconoce al cine italiano y al indie americano como sus dos puntos de referencia.

La película habla de muchas cosas, como los prejuicios, la envidia, el egoísmo,… pero fundamentalmente es un homenaje a tantos niños con síndrome Down que alegran la vida de los que conviven con ellos. Niños de los que siempre se ha dicho que son ángeles en la tierra, aunque haya quien les mira con pánico y angustia, seguramente porque no han pasado tiempo con ellos. Y como telón de fondo, una comunidad humana entretejida de tradición cristiana y con una religiosidad natural a flor de piel.

Se trata de una película muy coral, en la que cada personaje aporta un disparate y un encanto particular. Pero hay dos personajes que tienen la última palabra en cuanto sabiduría y sentido común, el profesor de música que Leba tuvo de niño, el único que creyó en él, y el sacerdote cristiano del barrio, con una intervención pequeña pero esencial.

No pensemos que estamos ante una película pro-life en sentido habitual y mucho menos militante. Digamos que aquí el rechazo al aborto va de suyo, con toda naturalidad, ajeno a cualquier dialéctica contaminada ideológicamente. El proyecto viene de Gabriel Chamoun, que es quien ha producido el film.

Él se lo propuso a Amin Dora, que no había estrenado ningún largometraje, pero que era famoso en Líbano como artista visual y que había ganado en 2010 un premio Emmy por la dirección de Shakaboot, la primera webserie dramática árabe sobre la vida en Beirut. Además es profesor en la Academia Libanesa de Bellas Artes.

El guion se le encargó a Georges Khabbaz, muy valorado por la sensibilidad social de sus trabajos, el cual además interpreta al personaje principal de Leba. Ghadi ha recibido el premio del público en los festivales de cine de Busán, Arabian Sights y Mannheim-Heidelberg además de ser galardonada como mejor película y mejor actor en los Premios de la Academia de Cine de Líbano.

Artículo publicado originalmente en Aleteia.

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