Caminar hacia la vida contemplativa

                  Esta es la meta..., que deberíamos imponernos todos, los que nos decimos que amamos al Señor en esta vida material, en que vivimos, transformar nuestra vida arraigada en este mundo, que por lo que vemos cada vez está más alejado del amor a Dios, en una vida contemplativa. Esta es una tarea difícil pero no imposible. Nadie puede asegura a nadie que se llegue a alcanzar la contemplación y subsiguientemente se vida se impregne de la contemplación divina, porque ella, la contemplación, es un regalo del Señor un don de Dios. Pero al menos, si no lo conseguimos, lo que si podemos hacer, es poner nuestros escasos medios espirituales, impulsarlos más profundamente para tratar de alcanzar el don de la contemplación y si carecemos de medios que sean frutos de nuestra vida espiritual, al menos ofrezcámosle, al Señor, con amor y arrepentimiento nuestras muchas miserias, pues Él las conoce perfectamente y si hay algo que más la agrade es corazón contrito. 

            Son muchos los que no distinguen, entre contemplación y misticismo o místico; es más el adjetivo de místico está en la boca de muchos que cuando hablan de una persona piadosa, enseguida la adjetivaban de mística. El adjetivo “místico”, expresa la acción directa e inmediata de Dios en el alma, junto con la conciencia que el alma tiene de tal hecho. De ahí, que básicamente “místico” sea sinónimo de “contemplativo”. Se podría decir, que mística y contemplación son una misma cosa. Sin embargo, lo que puede entenderse que existe, es una diferenciación entre ambos términos, porque el término místico a mística más bien se emplea, para designar los estados de una avanzada contemplación y no alcanza a todo aquel que llegue al estado de contemplación. Porque el estado de contemplación,  admite grados.

           La mística se desenvuelve en el plano sobrenatural, en contraposición con la ascética cuyo desarrollo, pertenece al plano natural. Se comienza a caminar por la vida espiritual, normalmente dentro de la lucha ascética, aunque pueden darse casos muy raros, cual es el de San Pablo, en los que Dios dispone elevar un alma de golpe y porrazo al plano contemplativo o místico. Lo normal es, que para llegar a la contemplación se pase por la lucha ascética.

                   En el desarrollo de la vida espiritual de un alma, hay pues un punto de manifiesta importancia, cual es el paso de la ascética a la mística. En este paso, el alma se transforma totalmente en su forma de contactar con Dios. Hasta ahora, ha sido el alma la que ha llevado las riendas de la situación, y ha marcado las pautas de actuación, en sus contactos con Dios, mediante su esfuerzo personal. Cuando el señor lo decide, a partir de aquí, se da un primer paso en el que la oración de meditación, que comienza siendo meditativa-discursiva, pasa a ser una oración meditativa-contemplativa, es como un paso intermedio para terminar en la pura contemplación. Cuando Dios, le da a un alma el don de la contemplación, el contacto de esta alma con Dios ha cambiado, ahora el alma no ha de esforzarse en nada, sino simplemente dejarse llevar, Dios se hace cargo de todo, El llevará de ahora en adelante las riendas de la vida espiritual de esa alma.

                Si partimos de lo ya mencionado anteriormente en otras glosas: tenemos que de un lado, son  básicamente tres las clases de oración que existen, y de otro lado, del principio de que el nivel de vida espiritual que un alma, está unido o marcado por la clase de oración que mayoritariamente esta alma practique, veremos que el grado superior es el de la oración contemplativa, que es conocida también por otros distintos nombres, como por ejemplo oración del corazón y otros  Pero antes de avanzar más, Hemos de tener presente, que una cosa es la contemplación y otra la oración contemplativa que emana de la contemplación. La contemplación es el estado en que se encuentra el alma que ora contemplativamente.

                De acuerdo con el esquema de San Francisco de Sales, la oración contemplativa, es la oración que nace infusamente de un estado del alma, del estado de contemplación, el que así ora no se esfuerza no crea nada, su actitud es totalmente pasiva, mientras que la oración mental o meditación discursiva, es distinta, es una oración creada por nosotros, no la recibimos infusamente y en ella, el que la práctica, considera minuciosamente uno a uno los objetos presentados a la consideración de su alma; por el contrario en la meditación contemplativa, el alma los mira sencillamente, atraída por el objeto amado, y la consideración así unida produce una moción más viva y fuerte.

            Los Padres griegos que eran unos grandes contemplativos, son también conocidos como Padres dioréticos de. Diorao que significa “ver dentro, ver por”. Y este ver por dentro, este encontrar a Dios dentro de nosotros mismos es contemplar, es entrar en el estado  de contemplación. Toda alma bautizada que vive habitualmente en estado de gracia divina, es siempre un templo vivo de Dios, en ella inhabita, mientras se mantenga en estado de gracia, toda la Trinidad divina, es decir, Dios trinitario

           Para San Juan de la Cruz, contemplar: Es sumergirse en la mayor profundidad de sí mismo y ahí encontrarse con Dios. El alma en contemplación es, para el santo Doctor, como el pez inmerso en las aguas del espíritu, dejándose envolver por las tinieblas para penetrar en el abismo de la fe. Se trata de reducir al silencio al hombre sensorial y racional para que  pueda realmente vivenciar la fe en Dios presente, de modo que el supremo acto de fe, de esperanza y de amor se confundiría con el supremo acto de contemplación. Es esta una definición muy bonita y sobre la que hay que meditar bastante, para lograr comprenderla.

         Hay que distinguir entre adoración, .y contemplación. Ambas cosa son muy similares, pero entiendo que son cosas distintas. En la adoración se está en presencia sacramental del Señor, practicando cualquier tipo de oración, sea esta de lectura, vocal, o mental. En la contemplación, la oración que se practica es únicamente, la oración contemplativa o del corazón y conforme a su carácter sobrenatural, no es el alma la que toma o tiene la iniciativa. Cabe también practicar esta oración del corazón, sin estar en presencia sacramental del Señor, pues esta oración va dirigida a la presencia de Dios en el corazón humano, como consecuencia de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma que está y vive constantemente en gracia de Dios. Si uno vive en gracia de Dios es templo vivo de Él y aislándose del mundo, en silencio con sosiego, cerrando los ojos corporales, puede dirigirse a Dios en cualquier momento, pues Él está ansioso de escucharte y si se persevera en esta acción y con actitud de escucha, uno está sin saberlo ganándose el regalo del estado de contemplación.

                La contemplación, es una experiencia que no se puede enseñar. Ni siquiera se puede explicar claramente. Solo puede ser indicada, sugerida, evocada o expresada con símbolos. Cuanto más se intenta analizarla objetiva y científicamente, tanto más se la vacía de su contenido real, ya que esta experiencia, está más allá del alcance de las palabras y de los razonamientos.  Por ello, es verdad que definir la contemplación, es un algo muy complicado, en atención a varias circunstancias.

                 La primera es la de considerar que quien mejor puede explicar la contemplación es aquella persona que está inmersa en ella, y esta clase de personas son muy reservadas en lo que se refiere a explicar a los demás sus experiencias con el Señor. No hay nadie tan reservado como el contemplativo acerca de su contemplación. En ocasiones siente un dolor casi físico al hablar a alguien acerca de lo que ha visto de Dios. o, al menos le resulta intolerable hablar de ello como su experiencia propia. Al mismo tiempo, desea ardientemente que todos los demás compartan su paz y su alegría. Su contemplación le da una nueva perspectiva sobre el mundo de los seres humanos. Pero también, es el caso que ha de tenerse presente, que no existe un estado de vida contemplativa siempre igual. A cada persona Dios le dona un distinto grado y forma de conocer el estado de vida contemplativa de acuerdo con lo que Él cree que es más beneficioso para el alma de la persona de que se trate.

         Por consiguiente nadie experimenta la contemplación de la misma forma que otro. Somos criaturas singulares cada uno de nosotros, hechos a imagen y semejanza de nuestro Creador y todos y cada uno de nosotros tenemos un distinto camino para llegar a Él. Cuando Dios nos hizo a cada uno de nosotros, rompió el molde y nunca más ha habido ni habrá una criatura humana igual a nosotros. Esto tiene su manifestación en nuestro lado material: no hay dos personas ni con el mismo ADN, ni con las mismas huellas dactilares, ni con el mismo iris de los ojos.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

1. Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107
2. Libro. MILAGROS EN LA EUCARISTÍA.- www.readontime.com/isbn=9788461179091
3. Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
4. Libro. SANTIDAD EN EL PONTIFICADO.- www.readontime.com/isbn=9788461266357
5. Libro. DESEAR LA SANTIDAD.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461722747
6. Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontim.com/ISBN=9788461266364

• 050m.- Contemplación           08-09-09
• 322l.-  Llegar a la contemplación     07-03-11
• 421x.-  Horas ante el sagrario            21-09-11
• 455l.-  Adoración contemplativa      28-11-11
• 517s.-  Contemplación y entrega       31-03-12
• 525l.-  Amar en el ruido del silencio            16-04-12
• 527v.-  Tirar la toalla             20-04-12
• 598d.-  Forzar la contemplación        09-09-12
• 314s.-  Hablar con nuestro silencio   19-02-11 

           La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

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