Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

Seis nuevos santos: «La salvación comienza con la imitación de las obras de misericordia»

Radio Vaticana

Dos nuevos santos indios llenaron la Plaza de San Pedro de católicos peregrinos del país asiático.
Dos nuevos santos indios llenaron la Plaza de San Pedro de católicos peregrinos del país asiático.
El reino de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, es reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz», de «cercanía y ternura», reiteró el Papa Francisco en esta solemnidad. En su homilía, en la celebración de la Eucaristía con el rito de canonización de seis nuevos santos de la Iglesia universal, el Sucesor de Pedro hizo hincapié en que las Lecturas nos muestran cómo Jesús ha realizado su reino; cómo lo realiza en el devenir de la historia y qué cosa nos pide a nosotros hoy.

Una vez más de miles de peregrinos de muchas partes del mundo, acudieron en esta mañana romana a la Plaza de San Pedro, engalanada con las imágenes de los nuevos santos.

Ante todo, Jesús ha realizado su reino con ternura y cercanía. Es un Pastor lleno de amor para su rebaño. Lo apacienta y cuida, busca a la oveja perdida, cura a la herida y enferma, recordó el Papa y señaló que cuantos en la Iglesia están llamados a ser pastores, no se pueden alejar de este modelo, si no se quieren volver mercenarios. «En este contexto, el Pueblo de Dios tiene un olfato infalible para reconocer a los buenos pastores y distinguirlos de los mercenarios».


Sacerdotes indios, durante la ceremonia.

«Jesús no es un rey a la manera de este mundo: para Él reinar no es mandar, sino obedecer al Padre, entregarse a Él para que se cumpla su designio de amor y de salvación», destacó luego el Santo Padre, reflexionando sobre cómo después de su Resurrección, es decir de su victoria, Jesús lleva adelante su reino.

Reflexionando con el Evangelio sobre lo que Jesús nos pide hoy, el Papa subrayó que la salvación comienza con la imitación de las obras de misericordia con la cuales Él ha realizado el Reino. Haciéndonos concretamente prójimo de los hermanos que piden pan, vestido, acogida, solidaridad. Y si verdaderamente amamos a ese hermano sentiremos el impulso de compartir con él lo más precioso que tenemos, «es decir al mismo Jesús y su Evangelio».

El Papa destacó que la Iglesia presenta a los nuevos santos que canonizó en esta solemnidad de Cristo Rey como modelos, que mediante las obras de una generosa entrega a Dios y a los hermanos, han sido servidores del reino de Dios y han llegado a ser sus herederos. Con su amor a Dios y al prójimo, sirvieron a los últimos, a los necesitados, a los enfermos, a los ancianos, a los peregrinos. Sigamos sus huellas – invitó el Santo Padre - invocando la guía de la Madre de Dios, Reina de todos los Santos


Los nuevos santos.

Los santos canonizados son los italianos, Giovanni Antonio Farina, obispo de Vicenza, fundador de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones; Ludovico de Casoria, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores, fundador de la Congregación de las Religiosas Franciscanas de Santa Isabel, llamadas ´´Bigie´´; el oblato profeso de la Orden de los Mínimos, Nicola da Longobardi; y Amato Ronconi, de la Orden Tercera de San Francisco, fundador del Hospicio de los Peregrinos de Saludecio, actualmente Casa de Reposo/Opera Pia Beato Amato Ronconi.

Y, como nuevos santos de la India, el sacerdote Kuriakose Elias Chavara de la Sagrada Familia, fundador de la Congregación de los Carmelitas de María Inmaculada; y la religiosa Eufrasia Eluvathingal del Sagrado Corazón, profesa de la Congregación de las Hermanas de la Madre del Carmelo; ambos de la India.

Texto completo de la homilía del Papa en la festividad de Cristo Rey
La liturgia de hoy nos ivita a fijar la mirada en Jesús como Rey del Universo. La hermosa oración del prefacio nos recuerda que su reino es ´reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia , de amor y de paz». Las lecturas que hemos escuchado nos muestran como Jesús ha realizado su reino, como lo realiza durante la historia, y qué nos pide a nosotros.

Sobre todo, cómo Jesús ha realizado el reino: lo ha hecho con cercanía y ternura hacia nosotros. Él es el pastor del cual ha hablado el profeta Ezequiel en la Primera lectura. Todo este párrafo se encuentra entrelazado de verbos que indican la premura y el amor del pastor hacia su rebaño: buscar, controlar, reunir a los dispersos, conducir al prado, hacer reposar, buscar a la oveja perdida, reconducir la, fajar la herida, curar a la enferma, tomarse cuidado, pastorear. Todas estas actitudes se volvieron realidad en Jesucristo: Él realmente es el ´gran pastor de las ovejas y cuidador de nuestras almas´. Y todos los que en la Iglesia estamos llamados a ser pastores, no podemos apartarnos de este modelo, si no queremos volvernos mercenarios.

Sobre esto el pueblo de Dios posee un olfato infalible para reconocer los buenos pastores y distinguirlos de los mercenarios. Después de su victoria, o sea después de su Resurrección, ¿cómo Jesús realiza su reino? El apóstol Pablo, en la Primera carta a los Corintios dice: ´Es necesario que Él reine hasta que no haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies´. Es el Padre que poco a poco somete todo al Hijo, y al mismo tiempo el Hijo somete todo al Padre. Jesús no es un rey como los de este mundo. Para Él reinar no es mandar, pero obedecer al Padre, entregarse a Él, para que se cumpla su designio de amor y salvación. Así hay plena reciprocidad entre el Padre y el Hijo. Por lo tanto el tiempo del reino de Cristo es el largo tiempo de la sumisión de todo al Hijo y de la entrega de todo al Padre. ´El último enemigo a ser aniquilado será la muerte´. Y al final, cuando todo habrá sido puesto bajo la realeza de Jesús, y todo, también el mismo Jesús, habrá sido sometido al Padre, Dios será todo en todos.

(cfr 1 Cor 15, 28). El Evangelio nos dice lo qué nos pide el reino de Jesús: nos recuerda que la cercanía y la ternura son la regla de la vida también para nosotros, y sobre esto seremos juzgados. Este será el protocolo de nuestro juicio. Es la gran parábola del juicio final de Mateo 25. El rey dice: ´Venid benditos del Padre mio, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me dieronde comer, tuve sed y me dieron de beber, era un extranjero y me acogieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y visitado, en la cárcel y me visitaron.

Los justos preguntarán: ¿cuándo hemos hecho todo esto? Y Él responderá: ´En verdad yo les digo: todo lo que han hecho a uno solo de estos mis hermanos más pequeños lo han hecho a mi´. (Mt 25,40). La salvación no inicia por la confesión de la realeza de Cristo, sino de la imitación de las obras de misericordia mediante las cuales Él ha realizado el Reino. Quien las cumple demuestra de haber acogido la realeza de Jesús, porque ha hecho espacio en su corazón a la caridad de Dios. En el ocaso de la vida seremos juzgados sobre el amor, sobre la proximidad y la ternura hacia nuestros hermanos. De esto dependerá nuestro ingreso o menos en el reino de Dios, nuestra colocación en uno o en otro lado. Jesús con su victoria nos ha abierto su reino, pero depende de cada uno de nosotros entrar, ya iniciando en esta vida. El reino inicia ahora, haciéndonos concretamente cercanos al hermano que nos pide pan, vestido, acogida y solidaridad. Y si realmente amaremos a aquel hermano, a aquella hermana, seremos empujados a compartir con él o con ella lo que tenemos de más hermoso, o sea Jesucristo y su Evangelio.

Hoy la Iglesia nos pone a los nuevos santos como modelos, que justamente mediante las obras de una generosa dedicación a Dios y a los hermanos, han servido, cada uno en el propio ámbito, al reino de Dios y se han vuelto herederos. Cada uno de estos ha respondido con extraordinaria creatividad al mandamiento del amor de Dios y del prójimo. Se han dedicado sin ahorrar esfuerzo, al servicio de los últimos, asistiendo a los indigentes, enfermos, ancianos, peregrinos. Su predilección para los pequeños y los pobres fue el reflejo y la medida del amor incondicional a Dios. De hecho han buscado y descubierto la caridad en la relación fuerte y personal con Dios, de la cual se desprende el verdadero amor al prójimo. Por ello en la hora del juicio, han escuchado esta dulce invitación: ´Venid, bendecidos del Padre mio, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde el inicio del mundo". (Mt 25,34). Con el rito de canonización, una vez más hemos confesado el misterio del reino de Dios y horado a Cristo Rey, pastor lleno de amor por su rebaño. Que los nuevos santos con su ejemplo e intercesión, hagan crecer en nosotros la alegría de caminar en la vía del Evangelio, la decisión de tomarlo como brújula de nuestra vida. Sigamos sus huellas, imitemos su fe y su caridad, para que nuestra esperanza se revista de inmortalidad. No nos dejemos distraer por otros intereses terrenos pasajeros. Y nos guíe hacia el reino de los cielos, la Madre, María, Reina de todos los santos. Amén".

(Traducido y transcrito desde el audio por Zenit)
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