Martes, 19 de marzo de 2024

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Suor Cristina canta "Like a Virgin" de Madonna. San Agustín

Suor Cristina canta "Like a Virgin" de Madonna. San Agustín

por La divina proporción

Suor Cristina es una religiosa ursulina italiana que ganó la temporada 2014  el concurso “The Voice of Italy”. No cabe duda que la presencia de una religiosa en el circo mediático es siempre desconcertante. Es desconcertante porque solemos entender que los votos religiosos conllevan un especial recogimiento y dedicación a Dios. Una religiosa en un concurso de televisión te cuestiona muchas cosas, como el sentido de los mismos votos y los objetivos que persigue. 

Es preciso, créeme, un gran aislamiento del tumulto de las cosas pasajeras para que un hombre logre no tener miedo a nada, no por dureza, o por audacia, o por codicia de la gloria vana, o por una credulidad supersticiosa. De aquí brota también aquel gozo sólido que no admite comparación por parte alguna con cualesquiera otras alegrías. (San Agustín. Carta a Nebridio, 2) 


San Agustín nos habla de la necesidad de vivir fuera de los círculos de exposición pública, si queremos desligarnos de los falsos valores que la sociedad nos ofrece: éxito, fama, reconocimiento, etc. El Cristiano, en un principio, debería de entender la exposición pública como una sacrificio y no como un bien es sí misma. 

Por otra parte, vivimos una época en la que las vocaciones y carismas no están nada claros. El modelo de hombre postmoderno nos lleva a “estar en todo” al mismo tiempo y “en nada” de forma continua. El éxito se mide en audiencia, reconocimiento de las masas, trending topics, seguidores o likes de las redes sociales. La transformación de nuestro ser por medio de la Gracia de Dios no se ajusta a este modelo. 

He dado un vuelta por los foros para ver cómo se desarrolla el diálogo entre los partidarios y detractores de que Suor Cristina cante este tema de Madonna. Sin duda a muchas personas les resulta agradable escuchar esta canción en la voz de una religiosa, ya que alaban que canta muy bien. Incluso señalan un cierto sentido pastoral en el hecho de que una religiosa tenga éxito en los medios y cante este tipo de canciones. Señalan que le hecho de ver públicamente a una religiosa divirtiéndose, mientras canta canciones pop, evidencia que ser religioso no te impide hacer estas cosas. 

Para la pastoral vocacional puede ser un acicate, ya que desmitifica el tópico de la monja aburrida y frustrada.  Algunas personas también señalan que ver a una religiosa cantado esta canción resulta evangelizador. Para ellos ser cristiano o católico no conlleva dejar de cantar, bailar o disfrutar las canciones de los ídolos del pop. Algunas personas señalan el argumento de que Jesús “hizo nuevas todas las cosas”, para justificar que lo que hace Suor Cristina es beneficioso para la Iglesia. 

No voy a señalar todas las críticas que ha recibido, ya que no han sido pocas ni tampoco han dejado de ser ácidas. Resumiendo, la letra de la canción señala a la virginidad y la fidelidad como algo negativo. La propia estética y provocación de Madonna, se terminan filtrando sutilmente en el video de Suor Cristina. El modelo de cristiano profundo y comprometido, queda totalmente marginado. 

Para analizar todo esto hay que empezar señalando una realidad: cada uno de nosotros vive su vida y su cristianismo a un nivel diferente de ¡profundidad. Para unos el cristianismo en algo superficial o aparente porque su propia vida no llega a más. Para otros es algo personal que se guarda en el interior. Para otros es algo tan profundo que impregna todo lo que hace y vive. Para unos, lo ideal es que el cristianismo impregne su vida, para otros, es la vida la que tiene que impregnar el cristianismo y para otros la vida es una cosa y el cristianismo otra. Estamos en la Torre de Babel, discutiendo porque un mismo hecho se comprende, siente y vive de formas radicalmente diferentes. 

¿Nos gusta lo que hace Suor Cristina? ¿Qué podemos hacer? Señalo tres actitudes típicas: 

  1. Luchar para que la relación entre cristianismo y vida, sea algo homogéneo a todos los creyentes. Da igual si la visión es tradicionalista o revolucionaria, ya que detrás hay una actitud fanática y a veces hasta violenta.

  2. Crear grupos que vivan su fe de forma fuerte y homogénea, dejando a los demás vivir su fe como crean más conveniente. Postura típica de la postmodernidad. Se crean comunidades fuertes, a costa de vivir la fe en constante competencia, lejanía y sospecha de las demás comunidades.

  3. Comprender que existen tantas formas de comprender y vivir el cristianismo, como cristianos existen. Se propone que hay que disfrutar de lo que nos une y soportar pacientemente lo que nos separa, sin imponernos unos a otros el carisma y la forma de vivir la fe. Lo ideal es la tolerancia  o respeto pasivo, que no nos ata ni compromete de verdad 

Podríamos pensar que la solución es la última. De hecho se ajusta a una visión de misericordia y caridad que minimiza las consecuencias malignas de la Torre de Babel. Lo cierto es que esta postura es tan peligrosa como las otras dos ¿Por qué? Porque nos lleva a una desentendernos y vivir la fe de forma personal y atomizada. Las comunidades serían puntos de referencia o encuentro circunstancial y nunca un espacio vivo de compromiso y vivencia común. 

¿Hay alguna solución que no tener que elegir entre males mayores y menores? Mi opinión es que en cualquiera de las tres opciones, quien gana es nuestra comodidad. Elegimos una opción y nos olvidamos de las demás y de quienes han elegido de forma diferente. 

¿Cómo salir de este círculo vicioso de males asumidos? Hace unas semanas desarrollé esta realidad en la entrada: “Antes que pelear o tolerar, hay que dialogar”. Cualquiera de estas opciones es una trampa que nos encarcela en una visión particular y sesgada de nuestra fe. Todas tienen elementos positivos necesarios y todas contienen posturas negativas y poco o nada cristianas: 

  1. Es bueno luchar para mostrar que son necesarios fundamentos fuertes y sólidos para vivir nuestra fe. No es nada bueno imponer por la fuerza y hasta con violencia a quien no es capaz de vivir su propia vida de forma profunda.

  2. Vivir la fe con fuerza y coherencia, dentro de una comunidad, es maravilloso. Aislarse de otras vivencias de la fe y hasta olvidarlas, es sectario y perjudicial para la Iglesia.

  3. Vivir la diversidad de la fe y su vivencia nos permite ser más universales y plenos. Pero la tolerancia acrítica termina por llevarnos al desafecto y la dejadez. 

¿Qué oportunidades y amenazas conlleva que Sour Cristina aparezca en los medios cantando “Like a Virgin”? 

La presencia de Suor Cristina aporta una oportunidad evangelizadora sencilla, asequible, que puede ser interesante para que algunas personas se acerquen a nosotros desechando los prejuicios que todos conocemos. Permite que algunas personas que contraponen vocación y alegría, pierdan argumentos. Suor Cristina realiza una acción kerigmática liviana, sencilla y superficial. Es un llamado que hace mirar a muchas personas que no se fijan en nosotros normalmente. 

¿Qué amenazas conlleva? La superficialidad, la trivialización de la fe y de la vivencia cristiana. Puede llevar a que muchos cristianos superficiales reafirmen su postura y la defiendan en base al éxito conseguido. Puede hacer que algunos alejados, reafirmen su visión de incoherencia interna en la Iglesia. Puede ser que alguna vocación incipiente se pierda por no tener el mismo carisma pop de Suor Cristina. A muchos católicos les desagrada y les duele ver el signo de la vocación religiosa, relegado a un llamado de marketing. 

Personalmente veo más amenazas que oportunidades, pero hay que buscar cómo superar estas contradicciones. Cristo nos pide unidad sin dejar de estar comprometidos con nuestros carismas. 

La Iglesia debería ser capaz de lanzar, al mismo tiempo una diversidad de mensajes kerigmáticos, adecuados a todas las sensibilidades y carismas. No nos podemos quedar contentos con lanzar estos mensajes, después hay que evangelizar a quienes se acerquen, incluirlos en una comunidad, catequizarlos y cuidarlos pastoralmente. Veo bien criticar los puntos débiles de la proyección mediática de Suor Cristina, pero sin dejar de emplear las fuerzas en desarrollar otros mensajes alternativos para quienes no se sientan cómodos con la versión pop y superficial del kerigma.
 

Tenemos que aceptar que todas las acciones humanas son limitadas, sesgadas y particulares. Lo que a unos maravilla a otros les parece insoportable. Si unimos todo tipo de acciones, sin intentar imponer homogeneidad, el Espíritu Santo podrá actuar sobre el mensaje y llevarlo hasta el corazón de quienes lo reciben. Si nos dedicamos a enfrentarnos y destrozarnos, el diablo es quien sale triunfante. Igual habría que hacer para la evangelización y para la pastoral. Todos unidos y al mismo tiempo, diversos. Criticando para mejorar, profundizando en el carisma que nos donado el Señor, pero sin dejar de ir unidos. ¡Que el Espíritu Santo nos ayude! Porque esto no es nada fácil
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